INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

Otro polémico cuestionario en prisiones revelado por OKDIARIO fue retirado por protestas de trabajadores

En mayo de 2021 se constituyó el Departamento de Igualdad, dependiente de Instituciones Penitenciarias, impulsor de estudios y encuestas carcelarias

En una de sus encuestas entre trabajadores les preguntaron si “las feministas son una amenaza”, ante lo que los funcionarios se rebelaron para exigir retirar el cuestionario

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Prisiones cuestionario
OKDIARIO tuvo acceso a la encuesta sobre feminismo distribuida en algunas prisiones.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

El cuestionario que Interior permitió que una estudiante en prácticas repartiera entre trabajadores de prisiones en una cárcel española no ha sido el único que ha suscitado polémica en la reciente actualidad carcelaria. De hecho, OKDIARIO reveló otra de esas pruebas que llaman la atención no sólo por alguno de sus contenidos sino por el presunto fin que los respalda. Se trataba de una encuesta dirigida a realizar “un perfil del trabajador penitenciario”. Pues bien, aquel cuestionario propició reuniones con los trabajadores y los responsables del departamento que acabó con el fracaso de la encuesta que preguntaba, entre otras cosas, si los funcionarios consideraban el feminismo “una amenaza”.

El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, apadrinó la creación del Departamento de Igualdad de la Secretaría General de la institución que él comanda. El espíritu de su nacimiento no puede ser más loable, ya que nació “como instrumento para la aplicación efectiva” del principio de igualdad entre hombres y mujeres en cuanto a oportunidades laborales o como herramienta para combatir acoso por razón de sexo, discriminación o cualquier desigualdad fruto de la condición sexual de trabajadores e internos de la institución penitenciaria.

Para todo lo anterior, el citado departamento fue armado con atribuciones que le permitieran a cercarse a la realidad penitenciaria. Algunas de ellas fueron “elaborar diagnósticos, propuestas e informes” o “coordinar la recopilación de información” en los centros. Entre sus atribuciones estaría, por lo tanto, dirigirse tanto a la población reclusa como a los trabajadores penitenciarios, y eso fue lo que decidieron hacer en una de las cárceles del territorio español, un cuestionario para trabajadores de prisiones.

«Imagen real del colectivo»

El formato del cuestionario era exactamente igual que el revelado en este diario a cerca de la identidad de género y el encabezamiento igual de escueto: “El objetivo de este cuestionario es obtener una imagen real de la perspectiva de igualdad y del feminismo en un colectivo como el de Instituciones Penitenciarias”. Perfecto.

Sin embargo, la elección de las preguntas disgustó y mucho a los trabajadores de la cárcel en cuestión, que no sólo lo convirtieron en un fracaso por negarse en bloque a responderlo, sino que acabaron reunidos con los representantes del Departamento de Igualdad de la cárcel para pedir explicaciones. El problema del cuestionario no era su intención, sino que estaba dedicado a la captación de opiniones de los trabajadores de la prisión sobre el movimiento feminista, pero, además, no preguntándolo de cualquier manera.

Para valorar de uno a cinco o responder ‘no sé, no contesto’: “puede que las líderes del movimiento feminista sean extremas, pero sus ideas son correctas”, “existen formas mejores que el movimiento feminista por las que las mujeres podrían luchar por la igualdad”, “el movimiento feminista es demasiado radical” o “las feministas son una amenaza para este país y para el mundo”, son algunas de las preguntas contenidas en el cuestionario que motivó las quejas de los trabajadores.

Algunos de ellos pidieron explicaciones a la coordinadora del Departamento de Igualdad en aquella prisión, en concreto, quien no sólo no entendió el malestar de los trabajadores por tener que responder a preguntas que poco o nada tenía que ver con la igualdad, sino que pedían opiniones sobre la radicalidad o necesidad del movimiento feminista. La coordinadora en cuestión no sólo dijo no entender sus quejas, sino que reconoció que lo que había preparado era “un corta y pega” de un estudio ya realizado en otras instituciones.

El revuelo fue tal en la institución que el Departamento de Igualdad se reunió para estudiar lo que se definió como “un fracaso” y averiguar qué habría que hacer para que los trabajadores fueran algo más permeables a la hora de responder a un cuestionario en sus prisiones. Tanto en aquel, donde según que respuestas podía intuirse una demonización del movimiento feminista, como en el último conocido, el de la estudiante en prácticas en otra cárcel, en el que se pedían opiniones subjetivas sobre “equivocaciones” en cuestión de identidad de género, ayudaría mucho que la respuesta, pese a ser anónima, no dejara la puerta abierta a interpretaciones tendenciosas sobre la opinión de los trabajadores de prisiones.

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