Mañueco negociará con Vox sin «líneas rojas a un pacto» y dispuesto a evitar la repetición electoral

Mañueco
Alfonso Fernández Mañueco.
Carlos Cuesta

El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, afronta esta semana entrante las negociaciones clave para lograr el apoyo en la investidura tras las elecciones del 13-F: el popular se verá este miércoles con Vox. Y a ese encuentro, Mañueco acude con dos ideas claras. La primera, que “no hay líneas rojas” en el posible pacto. La segunda, que “no se quiere un Gobierno de coalición pero, bajo ningún concepto, se debe llegar a repetición de elecciones”. Y eso implica que un pacto con Vox vuelve a la mesa de negociación.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha marcado una gran distancia con Vox. En su intervención ante el Comité Ejecutivo Nacional, Casado advirtió de que «el PP es la alternativa a los populismos y a los radicalismos de izquierda y de derecha». «No hay otra», afirmó.

El PP afronta un momento decisivo en su relación con Vox. En toda España y, en especial, en una determinada región. La negociación para formar Gobierno en Castilla y León supondrá un paso en la política de alianzas de los populares. Y Génova ya ha dejado claro que quiere una gobernabilidad en solitario.

Alfonso Fernández Mañueco tiene plena autonomía para negociar con Vox pero, en cualquier caso, el resultado final deberá ser negociado con la dirección nacional, que rechaza incluir a los de Abascal en el Gobierno.

Pero la guerra civil en el PP abierta por las acusaciones de corrupción de Génova contra Isabel Díaz Ayuso tiene un obvio impacto electoral. Y de repetirse los comicios, es obvio que ese impacto debería pasar su prueba, en primer lugar en Castilla y León. Y eso hace que el miedo a una repetición de elecciones haya crecido. Y, consecuentemente, la posibilidad de un pacto con Vox ha aumentado.

Y eso lo sabe el equipo negociador de Fernández Mañueco. Por eso, los barones piden ya libertad de negociación plena de sus alianzas frente a Génova. Porque dan por hecho que los últimos choques internos han supuesto un coste electoral que ha trasladado votos, con toda seguridad, a la formación de Santiago Abascal.

Por eso, las palabras de Casado del martes y su definición de líneas rojas, en un discurso muy crítico, pueden quedar al margen de seguir así los acontecimientos. «Tenemos límites para pactar y para acordar. Nuestros principios son nuestras condiciones y no vamos a renunciar a ellos. Nunca», avisaba con dureza Casado. Pero el temor a una repetición de elecciones puede hacer que se opte por caminos diferentes.

Casado en ningún momento mencionó a Vox. Pero los mensajes fueron evidentes. «La semilla del populismo y del radicalismo puede tardar más o puede tardar menos en dejar ver su fruto, pero siempre es un fruto amargo para las sociedades que lo cultivan», dijo el líder del PP ante la plana mayor del partido, incluido Mañueco.

Pero Mañueco ha reivindicado siempre su libertad para negociar. El PP de Castilla y León prefiere un Gobierno en solitario. Pero también sabe que puede ser mucho peor que un pacto, una repetición de elecciones.

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