Rull narra sus «espeluznantes» 32 días en prisión a sus amigos de Catalunya Ràdio
El ex conseller de Territorio y Sostenibilidad Josep Rull ha aceptado que habrá que hacer «autocrítica desde un punto de vista político», pero ha defendido su inocencia «penal» y ha subrayado que la prioridad ahora es «sacar a la gente de la prisión y restablecer la Generalitat».
«Desde el punto de vista operativo algunas cosas las podríamos matizar, pero insisto en que mi voluntad ha sido dar recorrido al mandato democrático de la gente y hacerlo democrática y pacíficamente», ha subrayado en un entrevista en Catalunya Ràdio.
El ex conseller y número 6 de la candidatura de Junts per Catalunya, que encabeza Carles Puigdemont de cara al 21 de diciembre, fue puesto en libertad este lunes tras 32 días de prisión provisional por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos a raíz de la declaración unilateral de independencia del pasado 27 de octubre.
Rull ha avisado de que el Estado quiere «humillar» a la institución de la Generalitat y a aquellos que la representan, por lo que ha recalcado que la prioridad de los partidos que concurren en las elecciones catalanas tiene que ser restituir el Govern con Puigdemont al frente.
Fitness, francés y encuadernación
En este sentido, ha esquivado la pregunta sobre si «harían presidente o presidenta a un republicano» en caso de que el próximo 21 de diciembre ERC sea la lista más votada: «La mayoría de los ciudadanos quieren que Puigdemont vuelva».
El ex conseller ha relatado su experiencia «espeluznante» en la prisión madrileña de Estremera, donde compartía celda con su compañero de partido y también candidato de Junts per Catalunya, Jordi Turull.
Rull ha asegurado que la prisión «es muy dura» y ha explicado anécdotas sobre cómo hizo que su estancia en ella fuera más fácil: jugaba dos horas diarias a ping-pong con un recluso de Vietnam, y él y Turull se apuntaron a cursos de fitness, francés y encuadernación.
«Ahora ya sé como hacer libros y libretas», ha bromeado Rull, que también ha contado vivencias más ásperas, como que durante su traslado a prisión se encontró con un funcionario que le dijo que se iba a «pudrir» en la cárcel, que le quitaron las gafas sin las que no ve nada y que le hicieron desprenderse incluso de su anillo de casado.
«Nos han querido humillar, pero salimos con nuestra dignidad y nuestros ideales más fuertes que nunca», ha resuelto.
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