España
'OPERACIÓN SILENCIA'

Interior mantiene sin sueldo a dos funcionarios por la denuncia de la subdirectora que apoya Marlaska

  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

La denuncia de la subdirectora de Seguridad de la cárcel de Villena trajo malas consecuencias para sus propios compañeros en la cárcel alicantina. Interior, a través de Instituciones Penitenciarias, decidió creer sin tener ninguna prueba a la trabajadora después de que ella contara que unos desconocidos la habían asaltado en la puerta de su casa, donde la golpearon y la amenazaron. A la dirección de una de las cárceles más conflictivas de España no le tembló el pulso y decidió suspender de empleo y sueldo a dos funcionarios hasta que se esclarecieran los hechos. Aquella suspensión permanece todavía pese a que la Guardia Civil ha detenido a la subdirectora que denunció aquellos hechos y la investiga por simulación de delito. Por cierto, nadie sabe por qué de los tres trabajadores presuntamente afectados por esta historia sólo hay dos expedientados. Fuentes penitenciarias apuntan a que en la cárcel se dejaron llevar por la descripción somera que la subdirectora hizo de sus presuntos atacantes.

OKDIARIO ha tenido acceso al parte disciplinario que motiva la suspensión de los dos trabajadores carcelarios, que dice textualmente: “La gravedad de los hechos denunciados por la subdirectora de Seguridad es incuestionable. Las amenazas y agresiones sobre una directiva del establecimiento penitenciario en su propio domicilio, por varias personas, de manera sorpresiva y agresiva, con la finalidad de intimidarla y evitar su declaración en una investigación abierta por el centro directivo sobre el incidente con el interno, hace que sea imprescindible la suspensión cautelar hasta que se produzca la identificación de los autores y la eventual relación, o no, de los mismos con el inculpado”.

Estos son los argumentos por los que dos trabajadores llevan desde octubre sin empleo ni sueldo, porque la dirección de la cárcel de Villena los vinculó sin ningún tipo de prueba a unos hechos que ahora penden de un hilo y cuya mitad, los mensajes amenazantes a la subdirectora, la Guardia Civil cree que es un invento y que fue ella misma la que se escribió al móvil para luego mostrar esas amenazas. Pero lo más escandaloso del asunto es que esa suspensión sigue vigente después de la detención de la denunciante.

El parte médico también es sospechoso

La versión de la subdirectora es que fue amenazada para no declarar sobre la reducción de un peligroso preso durante el pasado verano en la prisión de Villena. Lo que nadie ha aclarado todavía es por qué la dirección de la cárcel abrió una investigación sobre aquellos hechos días después de haber felicitado a los funcionarios que redujeron al preso en una actuación que, pese a lo aparatoso de las imágenes, no ocasionó ningún daño al recluso tal y como constan en los partes médicos de las tres visitas facultativas que recibió el recluso tras la intervención.

Y hablando de partes médicos. La funcionaria asegura no haber dicho ‘esta boca es mía’ durante su último interrogatorio como detenida, sin embargo, fuentes de la Benemérita aseguran a OKDIARIO que “ha derrotado con lo de las amenazas y el robo del móvil”, vamos, que la ahora denunciada no ha podido replicar la acusación de los guardias sobre que se inventó que le habían robado el teléfono y por eso sólo podía mostrar una copia de las amenazas y no los originales. Y aquí es donde el parte médico de la funcionaria, que también está en poder de OKDIARIO, cobra importancia.

La presunta agresión se sigue investigando precisamente por ese parte. Una página fechada el 6 de septiembre en la que se describe una herida en el labio y una inflamación en la cara. Lo que ese parte no dice es lo que los investigadores acabarán averiguando cuando interroguen a los servicios médicos de la cárcel. La denunciante tuvo que recurrir a servicios médicos externos porque en la prisión le dijeron que ellos no podían emitir partes sobre lesiones sufridas fuera de la cárcel. Aun así, sí vieron sus heridas y el diagnóstico en voz alta fue “esto que tienes no es reciente”. La funcionaria se fue con quien llegó, personal cercano a la dirección de la prisión, que la acabó acompañando a una clínica privada de Villena y luego a la Guardia Civil.

Otro dato que los investigadores no pasan por alto es precisamente eso, que la subdirectora de Seguridad fuera agredida a las 7 de la mañana, llegara a su puesto de trabajado a las 8, después de conducir 100 kilómetros, y que no apareciera por sus dependencias para poner la denuncia hasta la una de esa tarde. La funcionaria no denunció una “sorpresiva y agresiva” amenaza, según la propia cárcel, hasta seis horas después de que se produjera. Eso sí, sus compañeros fueron suspendidos pese a que absolutamente nada los relaciona con los hechos.