Iglesias reconoce que veía más series como vicepresidente: «Ahora tengo menos tiempo para mis hobbies»
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Pablo Iglesias confiesa. Reconoce que en sus días de vicepresidente segundo del Gobierno se hinchaba a ver series de televisión. Sin embargo, metido a periodista y tertuliano, tiene menos tiempo para disfrutar de producciones audiovisuales de ficción. En una entrevista en la plataforma Magistral.com, el ex líder de Podemos asegura que ha tenido tiempo de «consumo compulsivo de series y libros».
«Paradójicamente, y esto es una confesión, ahora me apasiona tanto mi trabajo, que saco casi menos tiempo que antes para dedicarlo a mis hobbies. Antes era tan duro lo que hacía, que necesitaba como recuperar tiempo para ver una serie o para estar leyendo. Ahora me apasiona tanto lo que hago que a veces me cuesta encontrar tiempo para ver series y para leer», relata.
Por otra parte, subraya que ver estas series televisivas «además del placer que conlleva, es enormemente útil porque es asomarte a conflictos y a relatos e historias humanas. Eso es muy importante para poder trabajar». El político madrileño, recién reprobado por partida doble en el Ayuntamiento de Madrid, recibió muchas críticas por, desde el despacho ministerial, dedicarse a recomendar títulos audiovisuales en sus redes sociales. Una práctica que, en efecto, ha reducido en los últimos meses.
«Los seres humanos funcionamos a partir de relatos, incluso los necesitamos explicarnos a nosotros mismos. Las series que hablan de periodos históricos nos enseñan a interpretarlos», agrega.
Preguntado sobre si ahora este Pablo Iglesias se encuentra con más facilidades para conseguir sus objetivos o está más estigmatizado por su paso por la política, el ex dirigente político admite: «Estigmatizado estoy, eso es innegable, pero al mismo tiempo tengo mucha suerte. La prueba de ello es que me puedo dedicar a lo que me gusta y ganar más dinero del que ganaba como vicepresidente. Además, de poder plantearme muchísimos proyectos». Precisamente admitió que le gustaría ser productor de series de televisión y tiene varios proyectos sobre la mesa.
Aunque los madrileños colocándole como última fuerza de la Asamblea de Madrid le enseñaron la puerta de salida de la política, Iglesias considera que fue él quien decidió cómo dejar los trastos. Dice que frente a otros políticos que les echan «con un puntapié», él decidió dejar el Ministerio de Derechos Sociales porque pensaba que sería más útil como candidato y así facilitar una transición a nuevos liderazgos femeninos en Podemos.
«Todo lo que he aprendido en política, además, me ha servido para poder ejercer las profesiones que yo ya tenía. Mejor que antes incluso. He tenido la suerte de que para mí la política no ha sido algo que me haya inhabilitado para hacer otro tipo de cosas. Le ocurre a muchos políticos profesionales, no tener dónde caerte muerto fuera de la política. Por suerte, en mi caso ha sido lo contrario, a pesar de que hay estigmas que siempre me van a acompañar. Tengo la suerte de haber podido volver a hacer más o menos lo que hacía antes y que me vaya bien. No me quejo», expone.
«Más feliz»
Confirma que estar en el Gobierno no le satisfacía personalmente por completo. «Ahora fuera de la política soy mucho más feliz. Mucho más y se me nota», destaca Pablo Iglesias en un ambiente distendido.
Sobre su corte de coleta desvela: «Ojalá lo hubiera hecho antes. Es verdad que era un símbolo. Cuando me lo corté fue: ‘Estoy más guapo y más cómodo. ¿Por qué no hice esto antes?’. Llevaba tiempo queriéndome cortar el pelo, pero los compañeros me decían: ‘Tío, tu coleta es un símbolo político. Si te lo cortas va a tener una interpretación política y siendo tú quien eres, no va a ser una buena. Va a ser como que has perdido la fuerza, como Sansón, o como que ya no eres revolucionario’. Y tenían razón».
«Más guapo»
«Les decía: ‘Le damos demasiadas vueltas a una tontería como cortarse el pelo’. Y me decían: ‘Sí, sí, tú córtatelo, que vas a ser portada en todos los medios de comunicación, van a hablar a todas las teles del tema y lo van a interpretar’. En todo caso tenía tan claro que me lo quería cortar. El primer día libre que tuve después tras dejar la política lo hice. Ahora voy prácticamente cada mes a la peluquería. Me gusta llevarlo muy corto y digo: ‘¡Qué feliz hubiera sido yo si me hubiera cortado el pelo mucho antes!’», concluye.