España

Iglesias exigió al Rey que condene la violencia tras reventar sus escoltas a pedradas el mitin de Vox

«¿Cómo es posible que con amenazas de muerte reales y verificadas por el Ministerio del Interior no se haya producido todavía una sola palabra de la Casa Real condenando la violencia fascista?», clamó Pablo Iglesias el pasado 27 de abril, durante un acto de campaña celebrado en Getafe.

Con estas palabras, el candidato de Podemos intentó implicar al Rey Felipe VI en su estrategia de criminalizar a Vox y vincular al partido de Abascal con el envío de tres cartas amenazadoras, que contenían balas, dirigidas al propio Pablo Iglesias, al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y a la directora de la Guardia Civil, María Gámez.

Pero la pregunta retórica de Iglesias estaba cargada de cinismo, pues el único acto de «violencia fascista» registrado en la campaña había sido organizado por Podemos: la agresión a agentes de Policía, votantes y dirigentes de Vox en el mitin de Santiago Abascal celebrado el 7 de abril en Vallecas. Los disturbios alentados y organizados por Podemos se saldaron con 35 heridos, entre ellos 21 agentes de Policía Nacional.

Cuando Pablo Iglesias realizó las declaraciones de Getafe, ya sabía que entre los detenidos se encontraban dos miembros del equipo de seguridad de Podemos, entre ellos un sujeto vinculado a los ultras violentos del Rayo Vallecano, los bukaneros, que a menudo ha realizado tareas de vigilancia del casoplón de Galapagar (Madrid). Los detenidos se enfrentan ahora a penas de hasta tres años de cárcel como autores de un delito de atentado a agente de la autoridad.

«Me deshumanizan llamándome ‘coletas rata’ y ‘rata chepuda’ para que luego venga un loco y me pegue un tiro», se lamentó Pablo Iglesias el pasado 24 de abril en una entrevista concedida a La Sexta, «recibimos cuatro balas y la culpa es nuestra. Eso es culpabilizar a la víctima. No puede ser que el PP abra las puertas de las instituciones al fascismo».

«Culpabilizar a la víctima». En realidad, esa es la estrategia que ha seguido Pablo Iglesias durante toda la campaña electoral para presentar a la víctima de la violencia de Podemos, Vox, como verdugo. Necesitaba dar forma así a la peligrosa «amenaza fascista» que le llevó a abandonar el cargo de vicepresidente del Gobierno para encabezar la candidatura de Podemos a la  la Comunidad de Madrid.

Aunque aquella decisión respondía más bien a un movimiento táctico, una huida hacia adelante ante el callejón sin salida en el que se encuentra Podemos: el rescate de 140.000 millones de la Unión Europea (UE) va a exigir durísimos recortes y reformas (como la de las pensiones y el mercado laboral), que Iglesias difícilmente podría apoyar en el Consejo de Ministros sin pagar un elevadísimo coste electoral. Optó por intentar el asalto al Gobierno de la Comunidad de Madrid, para desde allí marcar sus discrepancias con las políticas de Pedro Sánchez.

Juan Carlos Monedero, Pablo Echenique y otros dirigentes de Podemos se encargaron de caldear el ambiente en vísperas del acto de precampaña convocado por Vox para el 7 de abril en Vallecas. «Vallekas no tiene que regalarle la foto que están buscando hoy los fascistas», escribió Monedero en Twitter, «que repiquen las campanas, que en las ventanas suenen canciones antifascistas, que no haya nadie escuchando el discurso de odio. Y mañana vamos todos a desinfectar el suelo con lejía».

Monedero llamó a «desinfectar con lejía» el suelo que pisaran los votantes y dirigentes de Vox.

Mientras Monedero lanzaba este mensaje, que aparentemente llamaba a ignorar la presencia de Abascal en Vallecas, Podemos recurría a los bukaneros, los ultras vientos del Rayo Vallecano, grupo al que está  vinculado uno de los miembros del equipo de seguridad del partido, como fuerza de choque para organizar las agresiones contra los simpatizantes de Vox.

Tan sólo unas horas después de que se produjeran los altercados, se puso en marcha la estrategia de Pablo Iglesias para «culpabilizar a la víctima». El propio líder de Podemos publicó un largo hilo en Twitter en el que responsabilizaba a Santiago Abascal de lo ocurrido por acudir a Vallecas a «provocar» y por «romper el cordón policial» durante el acto.

Y de paso acusaba a Vox de hacer «apología del terrorismo reivindicando el franquismo y promocionando la violencia». El partido que había sufrido las agresiones en Vallecas, en el que militan buena parte de las víctimas del terrorismo, se convertía así en la formación «fascista» que apoya el «terrorismo» y que constituye una amenaza para la democracia. Ese es el hilo argumental que ha desgranado Pablo Iglesias durante toda la campaña.

Pablo Iglesias culpó de las agresiones a Abascal por ir a «provocar» a Vallecas y saltarse el «cordón policial».

También la ministra Irene Montero y la nueva ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, repitieron el mismo argumentario para aplaudir a los agresores y culpar a los agredidos: «Estaba claro que lo que buscaba VOX hoy en Vallecas era ganar votos en el barrio de Salamanca extendiendo su odio y su violencia. Abascal ha llegado incluso a saltar el cordón policial, provocando una carga. Gracias a los/as vecinos/as de Vallecas que han dicho no al fascismo», escribió esta última.

La ministra Ione Belarra aplaudió a los autores de las agresiones por haber «dicho no al fascismo».

Apenas 24 horas después de los altercados, simpatizantes de Podemos y miembros de los bukaneros regresaron a Vallecas para «desinfectar con lejía» el suelo que habían pisado Abascal y el resto de dirigentes de Vox, tal como había pedido Monedero. Tras «culpabilizar a la víctima», tocaba «deshumanizarla», utilizando las mismas expresiones que Iglesias pronunció en la entrevista de La Sexta.

El 15 de abril, trascendió que la Policía había detenido a más de una docena de personas, entre ellas varios miembros de los bukaneros, por las agresiones del mitin de Vallecas. Pablo Iglesias criticó estas detenciones asegurando que «cada vez hay más gente que tiene la sensación de que la justicia no es igual para todos. Cualquier persona de izquierdas que haga una cosa ilegal, va a caer sobre ella el peso de la ley. Cuando son los nazis los que agreden, cuando son los fascistas los que agreden, ¿dónde están las detenciones?»

Pero tanto Iglesias como el ministro Fernando Grande-Marlaska ocultaron durante dos semanas que entre los detenidos se encontraban dos miembros del servicio de seguridad de Podemos, que se encargaron de organizar y alentar los altercados.

Este silencio permitió a Pablo Iglesias seguir adelante con su estrategia para criminalizar a Vox, vinculándole con el envío de cartas con balas, a pesar de que la Policía no ha encontrado ni un solo indicio que relacione al partido de Abascal con estas amenazas.