España

El Grande de España Javier Godó se pone al servicio del independentismo

El Conde de Godó -al que el Rey Juan Carlos otorgó en julio de 2008 el título de Grande de España- rindió el viernes un nuevo servicio a la causa del independentismo poniendo su televisión al servicio de Artur Mas.

De este modo, el candidato de Junts pel Sí cerró la campaña electoral con una entrevista complaciente, en la que no pudo ser interpelado por el resto de candidatos y en la que no hubo ni una sola pregunta sobre su gestión al frente de la Generalitat ni sobre la corrupción de la familia de Jordi Pujol, fundador de su partido.

El presentador, Josep Cuní, siguió al pie de la letra la consigna del nacionalismo catalán, decidido a eludir durante la campaña cualquier cuestión referida a la familia Pujol, diez de cuyos miembros ya están imputados por corrupción: el propio expresidente de la Generalitat, su esposa Marta Ferrusola, seis de sus siete hijos (Oriol, Jordi, Oleguer, Marta, Mireia y Pere) y las esposas de los dos primeros.

Lo cierto es que la candidatura Junts pel Sí es en buena medida una criatura del Grupo Godó, cuyos medios (la Vanguardia, RAC1 y TV8) han respaldado las tesis independentistas de Mas. Con especial entusiasmo por parte de algunos columnistas del rotativo como Quim Monzó, Xavier Antich o Pilar Rahola, miembro del Consell de Transició Nacional de la Generalitat (suspendido por el Tribunal Constitucional desde el pasado mes de julio) y biógrafa del “Rey Arturo”.

«Aquí no mandan Obama ni Merkel»

Durante la entrevista del viernes, el president exhibió como una muestra de orgullo que el presidente Obama, la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro británico David Cameron hayan mostrado su repulsa a sus planes secesionistas: “Eso demuestra que estas no son unas elecciones normales, sino que son un plebiscito”, alegó.

Pero a continuación proclamó que “aquí no deciden ni Obama, ni Merkel, ni Cameron, ni los mercados, ni Felipe González, que nos amenaza y nos hace comparaciones peyorativas. Son los catalanes los que van a decidir su futuro”.

Ya en su papel de estadista mundial, Artur Mas se mostró convencido de que en Cataluña no se va a producir un “corralito” a causa del pánico de los inversores porque “supondría el colapso total de la economía española y europea. Los mercados y fondos de inversión, que son los propietarios de la deuda pública española, no van a permitirlo”.

«Tendremos doble nacionalidad»

El presentador Josep Cuní planteó preguntas tan incisivas como: “¿Se siente épico en los mítines? ¿Siente que se está sacrificando por Cataluña?”.

Artur Mas mostró sus cartas cuando (al igual que había hecho Oriol Junqueras en su debate frente al ministro García-Margallo) aseguró que, en una Cataluña independiente, los catalanes seguirán gozando de todos los derechos de la nacionalidad española, pero sin tener ninguno de sus deberes.

“Tras la independencia podremos tener la doble nacionalidad”, señaló, “no pueden quitarnos la nacionalidad española porque la Constitución lo prohíbe”. Del mismo modo, añadió que los ancianos catalanes que hayan cotizado hasta ahora a la Seguridad Social podrán seguir cobrando la pensión, porque “es un derecho de los pensionistas y una obligación del Estado español seguir pagándola”.

Josep Cuní advirtió que el Gobierno central podría cerrar la financiación a la Generalitat si tras las elecciones del 27S se pone en marcha el proceso de independencia: “La Generalitat no podría pagar la nómina a sus funcionarios”, apuntó.

«Quieren meterme en la cárcel»

De nuevo, Artur Mas recurrió al amparo de la misma legalidad española que quiere romper. “Parte de esa financiación está protegida por la ley”, argumentó, “pero es cierto, pueden crearnos algunas dificultades a final de mes, al menos hasta que logremos recaudar todos los impuestos”.

La entrevista de cierre de campaña se celebró en el Palacio de la Generalitat, en el mismo escenario en el que Artur Mas firmó el decreto por el que convocaba la celebración del referéndum de independencia del 9M.

Una consulta ilegal por la que “me han puesto varias querellas, en las que piden mi inhabilitación e incluso penas de prisión, pero lo doy por bueno”, explicó el president presentándose como un mártir de la causa nacionalista.

No obstante, aclaró que no quiere ser recordado como un nuevo Lluís Companys (“quien no fue fusilado por ser de izquierdas, sino por haber sido el presidente de Cataluña elegido democráticamente”, explicó), sino que se identifica más con Francesc Macià, quien proclamó la República catalana tras las elecciones municipales de 1931.