El Gobierno dejará a los musulmanes «finalizar el rezo en la vía pública» para «evitar alteraciones del orden»
Todo el rigor observado con los ritos católicos se ha convertido en comprensión y permisividad con los ritos del Islam y el Ramadán. Y ahora ya por orden directa del Ministerio del Interior: los documentos que hoy muestra OKDIARIO desvelan que las escenas vividas estos días no responden a la pasividad de agentes aislados. En absoluto. Un documento policial indica a los agentes cómo actuar frente a los rezos musulmanes y recoge la siguiente indicación: “Los actuantes valorarán la conveniencia de que finalice el rezo en aras a evitar posibles desórdenes”.
El documento en cuestión es una orden de servicio sobre el “Servicio especial en lugares de práctica de culto con motivo de la celebración del Ramadán”. Y el emisor de la orden es el Ministerio del Interior y la Dirección General de la Policía. Y en ella se indica a los agentes cómo actuar ante los distintos escenarios posibles.
El primero de esos escenarios se refiere a los rezos en las “mezquitas o locales de culto oficiales: se comprobará lo expuesto en la orden interna del Ministerio de Interior y posteriormente se entrevistarán con el imán del lugar, al que identificarán, para advertirle de la obligación de cumplir con tales medidas, en caso de que no fuera así, identificar a los asistentes advirtiéndoles de la irregularidad observada, datos que reflejarán, así como cualquier otro que estime necesario, en el parte de intervención que realicen posteriormente efectos de posible acta de sanción”.
En el escenario “B” la cosa es ya visiblemente más comprensible: “Establecimientos o locales de culto no reconocidos por el Consejo Islámico: los actuantes valorarán la conveniencia de que finalice el rezo en aras a evitar posibles desórdenes” y sólo después se procederá “a identificar tanto al imán como a los asistentes, levantando las correspondientes propuestas de sanción”. Pero eso sí, permitiendo proseguir con el rezo.
Una permisividad que vuelve a aparecer en el escenario “C”: “Práctica religiosa en vía pública con participación de un número indeterminado de personas: se advertirá por megafonía el incumplimiento del Real Decreto de Estado De Alarma, conminando a cesar la actividad. Caso de no cesar el rezo, se valorará dejar finalizar el mismo al objeto de evitar alteraciones del orden; finalizando aquel se identificará al promotor así como a otros participantes de interés a los que se propondrá para sanción”. Aquí ya, ni siquiera se indica que todos los participantes tengan que ser propuestos para sanción.
La orden de Interior explica lo vivido estos último días y que se había interpretado como un acto aislado de algunos agentes. Ahora se descubre que se trata de una orden generalizada. Por ello, el rezo musulmán en la calle de un imán con los altavoces a todo volumen a pesar del confinamiento y con varios fieles en la vía pública ha podido ser observado en plena pasividad de la Policía Local, como ocurría en El Vendrell (Tarragona).
En el otro extremo, eso sí, han quedado imágenes de una misa católica oficiada por un sacerdote en la propiedad de su parroquia con dos altavoces que era clausurada por dos agentes que le pedían su documentación. Dos actitudes radicalmente opuestas que se han vivido estos días.