Día 19, investidura; día 20, Gobierno del Frente Popular y sediciosos
No hay nada que hacer. Los máximos dirigentes del PP lo tienen muy claro: los días 16, 17 y 19 se celebrará la investidura de Pedro Sánchez y el 20 éste presentará su Gobierno. O sea, Navidades con la coalición socialista-comunista-separatista en La Moncloa. No hay más cera que la que arde. En el principal partido de la oposición aseguran textualmente que «el acuerdo con ERC estaba pactado desde el mismo día de abrazo entre Sánchez e Iglesias». Se está escenificando un paripé destinado no al público en general, sino a los dos partidos en cuestión, a sus militantes que, al fin no son otra cosa que una cuadrilla de monigotes que siguen como corderos descerebrados al macho-jefe. Desde la cárcel, según informaciones muy solventes, la única orden que está impartiendo Oriol Junqueras es que todo parezca un accidente inevitable, en el que los dos coches en colisión han llegado al acuerdo de que es mejor para ambos aparecer ante el Seguro como chicos buenos que huyen del enfrentamiento.
Es verdad que el PSOE no ha puesto inconveniente alguno es definir Cataluña ni como nación, ni como sujeto de conflicto político. Al fin, ¿qué saben de eso los indigentes intelectuales Ábalos y Lastra? Con eso se conforman los de ERC que interpretan que en unas terceras elecciones el centroderecha les mandaría a galeras. O sea, nadie se engañe: hay pacto, y salvo milagro divino que no sea atisba, la semana que viene se cumplirán episodios que lo retratarán. Por ejemplo, el martes con la elección de la Mesa del Congreso. El PSOE y Podemos se quedarán con dos puestos cada uno y encima depositarán en la señora Meritxell Batet (nunca ha habido en el Parlamento una exhibición de sectarismo como el suyo) la encomienda de la Presidencia. Habrá que ver qué hace por fin el Partido Popular al que el PSOE, de forma torticera y grosera, ha querido engañar ofreciéndole un reparto de sinecuras. Esta vez, el PP no ha caído en la trampa por lo que es lo más probable que se quede con dos puestos en la Dirección y regale uno a Vox y otro a Ciudadanos. Y es que, como dice una parlamentaria que de esto sabe más que nadie: «Es un problema de estrategia, de adelantar cuáles van a ser nuestros socios para el futuro político próximo».
Todo está listo para sentencia. El Gobierno del Frente Popular está en marcha. Y ante eso, ¿qué ocurre en el país? Pues, cuatro ejemplos: el comisario de Exteriores en la Unión Europea, Josep Borrell, acólito de Sánchez durante todo este tiempo, ya se ha marchado diciendo, como quien no quiere la cosa, que «una situación política que dependa de ERC es anómala». Claro, pero es la que su partido y su jefe, Pedro Sánchez, han acordado. En Ciudadanos, un verso suelto como Luis Garicano, que ahora pulula a ver dónde se encuentra en mejor tesitura, apuesta por un entendimiento con el PP y el propio PSOE pero sin Sánchez, es decir, un brindis al sol sin vocación alguna de éxito. En los aledaños del PP, el ex presidente José María Aznar se ha cansado ya de denunciar el desastre que se viene encima, y otro, Mariano Rajoy, presenta el miércoles su libro ‘Una España mejor’ y con seguridad -eso se puede adelantar- afirmará que la situación que estamos a punto de sufrir es un auténtico desastre. Rajoy apoya sin fisuras a Pablo Casado pero quizá no encuentra la oportunidad de hacer otra cosa que delatar la inmensa responsabilidad de un país que se aviene, estultamente, a suicidarse.
Y que no hace nada para evitarlo. ERC llevará otra vez a la Moncloa al felón Sánchez en la certeza de que éste le engañará en cuanto le sea posible. Sánchez miente a todo el mundo, incluso a los que le apoyan. Eso lo tiene claro Junqueras y por ello no está haciendo fuerza para conseguir grandes logros. Se conforma con la bicoca del «conflicto político» y con la miserable cesión del alevoso: la nación catalana. ¡Ah! Y con la presión para que a él y a todos los sediciosos aún en la cárcel (en un par de meses estarán fuera) no les coloque el Tribunal de Cuentas en el oneroso trance de devolver todo el dinero público que robaron en el fantasmal referéndum de 2017. Con eso, a firmar. Y España, indolente como de costumbre, haciéndose a la idea inevitable de que el día 19 habrá un gobierno socialista-comunista-independentista. Jacinto Miquelarena, un escritor esplendoroso y un periodista decepcionado, se tiró al Metro de París no sin antes dejar en el bolsillo de su chaqueta un papelín con esta denuncia: «¡Qué país, Miquelarena!» Pues eso.