CUP, ANC y Òmnium se preparan para agitar la calle la semana previa al 21-D

Anna Gabriel
Anna Gabriel. (Foto: EFE)
Carlos Cuesta

CUP, la Asamblea Nacional Catalana y Òminum Cultural no se resignan a permitir unas votaciones sin presión en la calle. Miembros clásicos de la antigua Convergencia han trasladado la alerta al Gobierno de que los movimientos de agitación callejera del bloque separatista se preparan ya para activar el voto más radical y evitar que las elecciones del próximo 21 de diciembre se conviertan en una rampa para la entrada de opciones constitucionalistas en la Generalitat.

Para ello, las tres formaciones pretenden activar los tumultos y actos callejeros con el propósito de favorecer la imagen de que Cataluña está bajo ocupación e intentar provocar incidentes con la Policía Nacional, la Guardia Civil o los propios Mossos ahora que se encuentran ya intervenidos por el Ministerio del Interior. La estrategia pasa por conseguir un clima similar al que se vivió en el pasado 1-O, cuando los separatistas basaron su actuación en un doble mensaje: el primero, la movilización lograda y el voto generalizado de la población pese a la prohibición.

Y, el segundo, en las imágenes manipuladas de los supuestos y falsos abusos policiales de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
La activación por medio del tumulto que preparan supondría, además, un factor de miedo sobre el voto constitucionalista. Una presión extra que puede detraer votantes favorables a Ciudadanos, PP o PSC especialmente en los entornos con mayor control social: los rurales o de pequeñas poblaciones.

La Policía está ya el corriente de esta estrategia. Y cuenta con haberse hecho con el mando efectivo de los Mossos para evitar que triunfe el plan. Además, las investigaciones abiertas hasta el momento sobre las cuentas de ANC y Òmnium, así como la labor de intervención de las cuentas públicas por parte del Gobierno deberían permitir minorar su capacidad de actuación de cara a esa semana decisiva: la previa a las elecciones.

La CUP quiere favorecer con este plan que en las futuras autonómicas la situación de control de los partidos separatistas se perpetúe. Una estrategia que no parece haber sido desarticula en absoluto con la entrada en prisión preventiva de los máximos responsables de ANC, Jordi Sánchez, y de Òmnium, Jordi Cuixart. Y es que el entramado de estas agrupaciones, tras años de recibir pagos públicos, les está permitiendo mantener plenamente su actividad pese a tener a miembros en prisión.

Hay que recordar que sólo Òmnium ha recibido doce millones de euros en los últimos años de manos del presupuesto catalán con el único propósito de alimentar el proceso separatista, tal y como adelantó OKDIARIO.

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