España
Invasión rusa de Ucrania

Los cohetes ‘made in Spain’ enviados a Ucrania pueden reventar los potentes carros rusos a 600 metros

Entre el armamento y material bélico que España está enviando a Ucrania para que el país pueda hacer frente a la invasión rusa hay más de 1.300 lanzacohetes. Los dos primeros aviones A400M han partido este viernes de la base de Los Llanos (Albacete). El Ejército de Tierra lleva una semana analizando la disponibilidad de lanzacohetes en sus polvorines y esas primeras partidas de armas incluirán lanzacohetes C-90 y C-100 ‘Alcotán’, diseñados y fabricados en España por la firma Instalaza. El segundo de estos modelos fue adquirido en 2021 por Pakistán. Entre las pruebas a las que fue sometido para medir sus capacidades se encontraba la de impactar sobre un carro T-90 de fabricación rusa, el que ahora utilizan las fuerzas de Vladimir Putin en Ucrania, a más de un kilómetro de distancia. El primero de los cohetes lanzados, capaz de penetrar 70 centímetros de blindaje, alcanzó seriamente al blindado.

El poder militar desplegado por las fuerzas armadas rusas sobre el territorio ucraniano ha sido frenado en buena medida por la efectividad de las armas contracarro que los países occidentales han ido enviando al escenario en los últimos días. Misiles con guía de alta tecnología con como los Javelin estadounidenses o los británicos NLAW están complicando el avance de los carros de combate y blindados rusos. Según datos ofrecidos por el Ministerio de Defensa de Ucrania, en una semana de resistencia se han destruido 217 carros rusos y cerca de 400 vehículos de combate.

Según aseguran fuentes del Ejército de Tierra a OKDIARIO -principal operador de este tipo de armas-, en la última semana se han analizado pormenorizadamente las existencias de este tipo de armas en los polvorines y armeros de todo el territorio nacional. La propuesta que el Estado Mayor de la Defensa ha presentado al Gobierno ha seleccionado los modelos de lanzacohetes C-90 y C-100 ‘Alcotán’ como los más idóneos para las necesidades ucranianas del momento. Y fuentes del sector explican por qué los rusos deberían estar preocupados con el envío de estos cohetes.

Volar un T-90 ruso

Los C-90 y los C-100 son, en esencia, dos tubos lanzadores de cohetes -el primero desechable, de un sólo uso- ampliamente conocidos por las fuerzas militares españolas. Se fabrican en la factoría que la española Instalaza tiene en Zaragoza, y según explican desde la compañía, «poco tienen que envidiar» a otros sistemas de armas. Así quedó demostrado en Pakistán el pasado año.

Las fuerzas armadas pakistaníes adquirieron un paquete de 158 unidades del C-100 ‘Alcotán’ tras superar con éxito todas las pruebas a las que sometieron en 2019 y 2020 al lanzacohetes, que rivalizaba en el concurso con otros sistemas. Uno de los test, según admiten fuentes de Instalaza, consistió en alcanzar un objetivo blindado fijo a una distancia superior al medio kilómetro de distancia. El señuelo era un carro de combate T-90 de fabricación rusa, columna vertebral de la potencia de fuego blindada desplegada por el Kremlin estos días en Ucrania.

Tanque T-90 Rusia

El resultado fue más que satisfactorio: impacto en el primer disparo, penetración del blindaje y daños muy significativos en el objetivo. Es capaz de penetrar hasta 70 centímetros de blindaje. «Quedaron impresionados tanto con la munición como con la dirección del tiro (el ‘tubo’) y el visor», explican estas voces. De hecho, la prensa especializada pakistaní dedicó extensos reportajes a las capacidades del lanzacohetes made in Spain, del que el Ejército español dispone de algo más de medio millar de unidades y para el que en 2018 se adquirieron disparadores remotos: se pueden montar en un trípode y su operador puede activarlos a distancia.

Los versátiles C-90

Otro de los lanzacohetes que irá a Ucrania a bordo de los 4 aviones de transporte A400M que parten hacia Polonia de forma inminente es el C-90.  Un modelo mucho más básico -y económico-, desechable, con menor capacidad de ataque y puntería pero con una enorme versatilidad.

Según explican fuentes del sector, su funcionamiento es muy simple y permite utilizarlo a operadores con escasa preparación y conocimientos en el manejo de este tipo de armas. Es decir, encaja entre las necesidades de unas fuerzas de defensa civil como las que se han organizado en Ucrania. Entre los detalles destacables, explican, cabe reseñar que no produce retroceso al ser disparado, por lo que puede emplearse desde una ventana en el interior de un edificio.

En 2021, el Ejército de Tierra y la Armada adquirieron una nueva partida de C-90 por un valor superior a los 22 millones de euros, por lo que es un arma con muchas existencias en los polvorines militares españoles.