POLÉMICA POLICIAL

Asociaciones contra la violencia de género se enfrentan a Interior por destituir al policía del ariete

Policía ariete
Varias asociaciones contra la violencia de género han escrito quejas contra la destitución del policía que fue destituido tras atender a una víctima.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

A la Policía le incomodaron y mucho algunas actuaciones llevadas a cabo por sus agentes durante los momentos más duros de las restricciones de la pandemia, pero si hay un episodio que no han conseguido superar es el de los policías que intervinieron en la celebración de una fiesta en un piso de la calle Lagasca de Madrid al que los agentes acabaron accediendo a golpe de ariete. Ahora el policía que comandó aquel dispositivo ha sido destituido por entrar a otra casa, pero esta vez a la de un presunto maltratador que había sacado a golpes a una mujer a la calle. Con órdenes por whatssap y una nota redactada cuatro días después de su destitución, son ahora asociaciones contra la violencia de género las que se enfrentan al Ministerio del Interior por la rocambolesca destitución del policía del ariete.

Desde hace varias semanas el Grupo de Atención al Ciudadano de Madrid del Cuerpo Nacional de Policía sabe que su jefe no quiere que entren a domicilios bajo ningún concepto y que lo que tienen que hacer es esperar los refuerzos de unidades especializadas para poder acceder a las casas pese a que haya en curso un delito flagrante. De hecho, la única objeción a esa norma es que haya una víctima que esté en peligro y que sólo la acción inmediata de los policías la puedan salvaguardar de dicho riesgo. Hasta aquí impecable. Lo que ocurre es que hasta hace unos días esa norma sólo estaba contemplada en conversaciones de whatssap.

Al parecer lo que hizo un subinspector de dicha unidad el pasado día 27 de enero contravenía las órdenes de su jefe en esos mensajes. Aquel día, cerca de las 6 de mañana, este policía encontró en la calle a una mujer que entre sollozos le contó que minutos antes un hombre la había sacado a palos de la casa donde estaban manteniendo relaciones sexuales. Dentro del piso el tipo se había quedado con todas las pertenencias de la mujer. El subinspector, con 18 años de experiencia policial, valoró la situación y decidió entrar en la casa. El tipo se había escapado, pero el policía logró recuperar las pertenencias de la mujer. La puso a salvo, solicitó vigilancia discreta en la calle y su actuación acabó con la detención del individuo cuando regresó al domicilio.

«No ha gustado»

Aquella actuación del policía del ariete le costó a este subinspector la salida de la unidad en la que llevaba 10 años trabajando y tal y como consta en la documentación a la que ha tenido acceso este periódico se debió a que lo que hizo “no ha gustado”, le dijo su jefe, el mismo que mandó los whatssaps diciendo que a las casas no se entraba sin las unidades especializadas presentes. Sin embargo, pese a los mensajes, la Policía no debió tener muy claro la validez de las órdenes por mensajes ya que cuatro días más tarde se firmó una orden interna redactada para que respondiera específicamente a todos los aspectos del caso que le valió la salida de su unidad a este policía.

Pero la última vuelta de tuerca de este asunto es vergonzosa por retorcida. En su presunto afán por hacer cumplir la Ley, la Policía, y por su responsabilidad máxima sobre ellos, el Ministerio del Interior, ha logrado soliviantar a varias asociaciones de lucha contra la violencia de género. Si ya son más de un centenar los agentes que han redactado minutas en contra de la destitución de este subinspector, ahora es el sector civil el que se suma a estas críticas. Asociaciones como Mujeres moviendo el Mundo, Alma o Somos Más, todas ellas organizaciones contra la violencia de género, han enviado cartas mostrando su sorpresa y su indignación por esta destitución que, no olvidemos, se produce por una intervención policial durante un episodio de malos tratos a una mujer.

Todas las asociaciones han acordado un texto que resumen a la perfección qué opinan de este caso que afecta al policía cuya imagen de la entrada en el piso de Lagasca con el ariete le hizo famoso muy a su pesar en el Cuerpo: “No entendemos cómo se puede sancionar a un profesional por realizar las actuaciones que corresponden ante una situación de violencia de género con un alto grado de riesgo para la mujer y más cuando el agresor ya tiene antecedentes por otras detenciones por violencia de género a otras mujeres. Lo único que D. D. G. ha realizado es su labor, para ayudar y proteger a una mujer víctima de violencia de género, la cual se encontraba en evidente riesgo y peligro. ¿Cómo se permiten el lujo de cesar en su puesto a un profesional que desempeña su labor con toda la profesionalidad posible y sobradamente concienciado? ¿Para eso insisten tanto en que denunciemos, para que cuando conseguimos reunir las fuerzas necesarias para hacerlo nos atienda personal que no nos entiende y no sabe ayudarnos? Debería tomar ejemplo de la labor de D. D. G., y ponerlo como referente ante todo el Cuerpo Nacional de Policía, para que sepan actuar ante una situación igual o parecida, y no condenarlo por hacer su labor. Ante esta injusticia no cabe otra cosa que hacernos muchas preguntas ¿De verdad quieren ayudar a las mujeres víctimas de violencia de género? ¿De verdad quieren formar a sus policías para que nos ayuden? Permítannos que lo dudemos, ya que condenar a los que lo hacen bien es lo que nos lleva a pensarlo”.

Estas durísimas palabras tienen una conclusión tan lógica como desesperanzadora y estas organizaciones lo advierten. Si tratar de ayudar a una mujer contra su maltratador ha acabado en castigo, se preguntan: “¿Qué policía se atreverá ahora a ayudar a una mujer víctima de violencia de género ante una situación parecida si la recompensa es cesarlo de su puesto?”.

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