España

Artur Mas equipara orgulloso la «consulta del 9N» con el «golpe de Estado del 23F»

Artur Mas parece empeñado en no perder la estela del liderazgo más independentista. Pese a haber pasado formalmente a la reserva tras su salida del Govern por el veto de la CUP, decidió impulsar la refundación de Convergència. Con el partido sumido en deudas, sus sedes embargadas por la corrupción y el nombre de la formación vinculado a las comisiones ilegales del clan Pujol, su posición ha quedado en un muy segundo plano, por detrás de Carles Puigdemont, el actual presidente de la Generalitat. Así de que cuando en cuando, saca a pasear su verborrea secesionista. Pero esta vez ha dado un paso más allá, equiparando su propio desafío a España con el golpe de Estado de Antonio Tejero.

El ex presidente catalán y dirigente de CDC, Artur Mas, ha afirmado este sábado que en los últimos 40 años de democracia, el Estado «sólo ha estado contra las cuerdas en dos ocasiones», el 23 de febrero de 1981 con «metralletas» y el 9 de noviembre de 2014, con lo que él ha llamado «una consulta pacífica y democrática».

«Hubo una gran diferencia, el 23F fue metralleta en mano protagonizado por militares y guardias civiles, y el 9N fue la ciudadanía, las familias y la gente a golpe de voto y a golpe de urna, que democráticamente hicieron una apuesta a favor del futuro del país y su dignidad», ha subrayado Mas.

Así lo ha defendido en un acto por Convergència en el faro de Calella (Barcelona) convocado en apoyo a los imputados por la consulta. En el mitin también han participado la ex consellera Irene Rigau y el candidato al Congreso Francesc Homs, que ha leído una carta de la ex vicepresidenta catalana, Joana Ortega.

Mas se ha mostrado orgulloso de su ‘golpe de Estado’ asegurando que el 9N fue uno de los momentos que nunca olvidará de su mandato en la Generalitat, tratando de mostrarlo como un acto cívico y democrático, basado en una «alianza entre la ciudadanía, 40.000 voluntarios y las instituciones».

Ha manifestado, sin empacho, que el 9N «no sólo fue protagonizado por un presidente y un país, fue un reto democrático».

Así, ha señalado responsabilizándose de ello –pese a que jurídicamente ha hecho todo lo posible por quedar limpio–, que la fecha quedará en la historia como «uno de los dos momentos en que el Estado español ha estado entre las cuerdas: el primero fue el 23F, que acabo bien y rápido pero fue un momento delicado; y segundo el 9N, pero con la diferencia que allí usaron metralletas en mano y aquí hicimos un golpe con el voto y las urnas».

«La alianza mágica fue la gente y las instituciones catalanas. Y de ahí debemos sacar una lección, cuando gente e instituciones se dan la mano el resultado es un éxito sin precedentes», ha añadido.

Los imputados Homs y Ortega

Por su parte, el imputado en la causa Francesc Homs ha coincidido con Artur Mas en que «lo que nos permitió mirar al futuro el 9N fue la gente, sin preguntar a nadie de qué partido era ni de dónde venía».

El ahora candidato de CDC al Congreso para las elecciones del 26J, que volverá a contar con aforamiento en cuanto se abran las urnas, aunque de un modo implícito, sí ha puesto a Mas como responsable de los hechos. «Quien estuvo a la altura de las circunstancias fue la gente que se apuntó a la llamada de su Gobierno, un Gobierno que gestionó la peor crisis además con decisiones controvertidas», ha añadido.

Homs ha subrayado que el 9N no se llevó a cabo «con vocación de ser héroes ni mártires, simplemente estamos comprometidos con vocación de servicio», ha afirmado. «Combatiremos las querellas, que en realidad son un método de imposición, hasta sus últimas consecuencias», ha agregado Homs en alusión a los procesos judiciales abiertos por el 9N.

Homs ha leído también un escrito de Joana Ortega, que no ha podido asistir al acto de este mediodía y que también está imputada por el 9N. Ortega ha querido reflejar las consecuencias «personales» de las querellas interpuestas por la organización de la consulta, unas querellas que son «contra la voluntad de un pueblo».

La ex consellera Irene Rigau también ha presumido de su acto de sedición destacando que «lo que ha pasado estos últimos años nos ha llevado hasta aquí, a esta gran aventura, en la que se verá que un pueblo sin Estado puede hacer muchas cosas. El 9N fue algo muy bien hecho gracias a mucha gente»

En su delirio victimista, Rigau ha pintado un escenario fuera de toda realidad: «A nadie se le debe escapar que se nos iban a retirar competencias y se nos discutía que nuestra lengua fuera el catalán. Se nos quiso usurpar cómo teníamos que enseñar nuestra lengua. Esto sólo demostraba una gran voluntad de ningunearnos y dejarnos sin uno de nuestros pilares de fortaleza», ha concluido.