España
EDUARDO INDA ENTREVISTA AL PRESIDENTE DEL PARTIDO POPULAR

Alberto Núñez Feijóo: «Voy a derogar todas las leyes del sanchismo al 1.000%»

Hace ya tiempo, apenas cuatro meses después del 23-J, Alberto Núñez Feijóo (Orense, 1961) me comentó que había hecho de la obligada necesidad de tener que esperar, virtud. Sin embargo, el ganador de las últimas generales no va a practicar el proverbio árabe que aconseja sentarte a la puerta de tu casa a la espera de ver pasar el cadáver de tu enemigo. Lo comprobamos en esta entrevista en la que demuestra que está en forma, seguramente más que nunca, y en primera posición de combate. El presidente del Partido Popular no era lo suficientemente veterano en la Transición para haber ocupado responsabilidades de gobierno pero sí razonablemente adulto para percartarse de la importancia del momento histórico y del nivel intelectual, ético y hasta estético de quienes se encargaron de afianzar con éxito nuestra primera democracia de verdad (el intento anterior, la Segunda República, saltó por los aires a los tres años). Tal vez por eso, tiene meridianamente claro que su primera asignatura en Moncloa no será otra que reconstruir el edificio institucional que Pedro Sánchez ha demolido con la entusiasta colaboración de etarras, independentistas y comunistas bolivarianos. Su (bendita) obsesión es volver a ese espíritu del ucedismo y el primer felipismo, a esa España en la que los consensos y el respeto a las reglas de juego y la legalidad no se cuestionaban gobernase quien gobernase.

PREGUNTA.- ¿Se cargarán las salvajadas legislativas de este gobierno?

RESPUESTA.- Por supuesto. Todas aquellas con las que no estamos de acuerdo y ya lo hemos dicho.

P.- ¿Prácticamente el 100%?

R.- Mire, yo he ido a Ermua, por cierto, con el señor Aznar al poco de aprobarse la llamada Ley de Memoria Democrática y me comprometí a derogar la Ley de Memoria Democrática. Bildu y la memoria democrática son incompatibles. Incompatibles desde el punto de vista de recordar cuál es el papel de Bildu, cuál es el papel de Herri Batasuna, cuál es el papel de ETA en nuestra historia. Eso no puede enorgullecernos en ningún caso. Nosotros no tenemos nada que aprender de un brazo político de ETA. Nosotros lo que le tenemos que pedir a Bildu primero es que colabore con los 300 asesinatos que están todavía sin clarificar. Y segundo, prohibir por ley que lleve a personas condenadas por delitos de sangre en sus listas electorales. Por tanto, la Ley de Memoria Democrática hay que derogarla, porque además afecta directamente a la dignidad de un partido como es el Partido Socialista, que junto con el Partido Popular sufrimos las mayores bajas de políticos en todas estas décadas de sangre y plomo de ETA. Por tanto, claro que vamos a derogar el sanchismo y lo tenemos que derogar porque es un compromiso.

P.- ¿Al 100%?

R.- Al 1.000%. Y es que no podemos aceptar aquello que se ha hecho contra la independencia de los poderes del Estado, las interpretaciones que está haciendo el Congreso de los Diputados en contra del parlamentarismo clásico tradicional, en el que el Congreso se vota lo que se vota. Las leyes del Senado se van al Congreso y se tramitan las ponencias, se activan para que pasen las leyes a comisión y después a pleno. Es que en nuestro país el Gobierno ha cercenado las competencias del Parlamento, ya que hay más de 15 leyes aprobadas en el Senado que no se están tramitando en la Cámara. Hay otras leyes que ha propuesto el Partido Popular y que no se están calificando en la Mesa y cuando se califican se paran en ponencia.

P.- ¿Está usted hablando de un golpe de Estado?

R.- Estoy hablando de una realidad que es incuestionable: el Congreso de los Diputados está bloqueando sistemáticamente las iniciativas legislativas de la oposición. Se nos está impidiendo gestionar, tramitar y votar nuestras propuestas. Y cuando no queda más remedio, como ocurre con mociones o proposiciones no de ley, el Gobierno simplemente ignora el resultado de las votaciones del Congreso y no las hace vinculantes. Esto, lamentablemente, no es una situación aislada. Es algo que se está repitiendo de forma constante.

El ejemplo más reciente es una ley que debía someterse hoy a votación [Se refiere a dos enmiendas del proyecto de ley de desperdicio alimentario que fueron aprobadas por el Senado y que se retiraron del texto antes de que el Congreso se pudiera pronunciar sobre ellas]. Desde el Congreso se ha convocado de urgencia una Junta de Portavoces y una Mesa para eliminar tres puntos del orden del día que no querían que se votasen, sencillamente porque los íbamos a ganar. Todo ello, a pesar de contar con un informe en contra del secretario general del Congreso. Y conviene recordar que dicho secretario proviene de un alto cargo del Gobierno, lo que agrava aún más la falta de neutralidad con la que se está arbitrando la actividad parlamentaria. Nada de esto tiene precedentes en el Congreso de los Diputados. Lo que estamos viviendo actualmente en España, tanto desde el punto de vista del Poder Legislativo como del Judicial, no se había visto nunca. Desde la tribuna del Congreso hemos escuchado a portavoces del Partido Socialista llamar «fachas con toga» a los jueces. Hemos visto a ministros hablar de lawfare, acusando implícitamente a los jueces de dictar sentencias injustas de manera deliberada, es decir, de cometer prevaricación. Y todo esto con la complicidad de un Tribunal Constitucional que ha dejado sin efecto sentencias firmes del Tribunal Supremo. Insisto: esta es la realidad del sanchismo, un modelo que está deteriorando gravemente la separación de poderes y la calidad democrática de nuestras instituciones.

Los españoles tenemos la responsabilidad de garantizar ese cambio. Y si el Partido Popular, si yo, no cumplo con mis compromisos —si no los traduzco en leyes, decretos o presupuestos—, lo lógico es que los ciudadanos no vuelvan a votarme. Pero debemos darnos la oportunidad de mejorar nuestro país. Si no lo hacemos, todos seremos responsables. Y yo el primero, como candidato de la alternativa. Por eso trabajo cada día con ese objetivo: para explicar a los españoles, sin gritar, sin insultos, pero con convicción, que España atraviesa una decadencia política sin precedentes. Pero también quiero dejar algo claro: España no es Pedro Sánchez. Eso es lo que repito siempre a mis colegas europeos. España no es Sánchez. España es mucho más que eso. Y confío en que, cuando se nos permita votar, podamos demostrarlo en las urnas.

La relación con Vox

P.- Si usted es el próximo ganador de las elecciones generales, como dicen todas las encuestas, necesitará los votos de Vox. ¿Los metería en el Gobierno si se lo exigen a cambio de su apoyo?

R.- Yo ya sé que ganar las elecciones no es suficiente para gobernar en España. Nosotros hemos ganado todas las elecciones desde 2022: municipales, autonómicas, nacionales, europeas. Tenemos mayoría absoluta en el Senado y 16 escaños de diferencia en el Congreso. La decadencia que vive la política española tiene que dar paso a una etapa de honestidad y de limpieza. La única esperanza que tiene España es un gran cambio político que sólo vendrá de la mano de una gran victoria del PP y eso es por lo que trabajo cada día.

P.- Le insisto: ¿metería a Vox en el Gobierno?

R.- Vox desde hace algún tiempo y cada vez con mayor intensidad, hace una crítica y una descalificación intensa del Partido Popular y concretamente de mi persona. Y no lo entiendo. Primero, porque deberíamos de estar orientados a cambiar el gobierno. Primer objetivo. Y segundo, porque yo no lo he hecho nunca. Yo no he hecho una crítica al líder de Vox ni al partido. Es evidente que tengo opinión sobre ese partido y a veces la traslado desde el respeto. Ahora bien, Vox, digamos que ha ido con tanta ilusión a los mítines de Trump que le está costando volver otra vez y todavía no ha llegado a España. Yo creo que se han perdido en el camino. No es capaz de entender que el primer objetivo de un político español es defender los intereses de los españoles.

Yo quiero gobernar en solitario, porque creo que es lo mejor para mi país. Viendo cómo ha actuado Vox en comunidades autónomas donde han roto gobiernos de forma abrupta, creo que es razonable pedir a los españoles que cojan la papeleta del Partido Popular. Si lo hacen, habrá cambio. Si no, puede volver a ocurrir lo de julio. Mi compromiso es gobernar en solitario con una gran victoria del Partido Popular. Esa es la oferta política que le haré a los españoles.

Por eso insisto: el cambio político en España sólo será posible si el Partido Popular obtiene una gran victoria o no vendrá. Lo aprendimos en las elecciones de julio de 2023. Si el PP no logra una mayoría contundente, el PSOE volverá a perder en las urnas pero conseguirá mantenerse en el poder gracias al apoyo de los partidos independentistas, bloqueando así cualquier posibilidad real de alternancia.

La juerga de Ábalos en el Parador

P.- ¿Usted cree que el señor Sánchez conocía los manejos del señor Ábalos, el cobro de comisiones, la frecuencia con la que se rodeaba de prostitutas, que enchufase en el Ministerio a una de esas escorts? ¿Usted cree que lo sabía?

R.- Yo no puedo acreditar que lo supiera. Lo que sí está claro es que se acreditan los hechos. Y fue llamado a Moncloa un día y le dijeron: te tienes que ir. Y por lo que ustedes han publicado, parece ser que la frase fue: «Te tienes que ir y tú sabes por qué».

P.- Efectivamente, no le preguntó por qué.

R.- Es evidente que no sé sí lo sabía todo, pero sí que sabía mucho, ¿no? Claro, si un ministro del Gobierno de España monta unas juergas con desperfectos de mobiliario en la red de Paradores Nacionales, comprenderá usted que el presidente de Paradores y el director del parador… «Oiga, ¿pero qué ha pasado en esta habitación o habitaciones?» Eso automáticamente sube a la cadena de mando del presidente de Paradores. Lo tiene que saber el presidente de Paradores. Posteriormente es el jefe de gabinete del presidente del Gobierno y ministro en la actualidad.

P.- ¿Ustedes van a pedir explicaciones a Paradores acerca de quién pagó esos desperfectos?

R.- Hay una comisión de investigación en el Senado y desde luego vamos a seguir investigando con absoluta intensidad. Hemos llamado a la señora Jésica para que vuelva otra vez a la Comisión. Ha acreditado que, bueno, en fin, que tiene un problema de salud con depresión, etcétera, etcétera. Pero en la carta que remite a la Comisión dice, creo, más o menos: «Yo no voy a cambiar de opinión». Oiga, un alegato directamente al presidente del Gobierno, que ya se sabe que no miente, sólo cambia de opinión, y dice: «Y me reitero en las declaraciones que he hecho ante el Tribunal Supremo». Es decir, que yo no he ido a trabajar. Por tanto, viene a desmentir lo que han dicho los ministros y altos cargos del Gobierno de España que dijeron que sí, que trabajaba y que reportaba a su departamento.

P.- Dice que no ha ido a trabajar. Será que no ha ido a trabajar, digo yo. No es tirarse piedras sobre su propio tejado. Pero insisto, en el Parador de Teruel hubo desperfectos serios en varias habitaciones, no sólo en una. Según la versión que nosotros tenemos, ¿ustedes van a pedir cuentas? Porque, en fin, ¿eso quién lo ha abonado? No sé, si yo voy a un hotel y me comporto como si fuera un Rolling Stone o un punky y destrozo la habitación, pues luego tendré que pagar los desperfectos.

R.- Las cuentas las debería, de oficio, trasladar la red de Paradores. Es una empresa pública, está pagada con nuestros impuestos. Esos desperfectos los hemos pagado todos. Pero por supuesto, como de esto nos hemos enterado por la UCO, por la Guardia Civil, de lo que pasaba en los Paradores —y por lo tanto con omisión de información del Ministro de Transformación Digital— es evidente que pediremos explicaciones a Paradores.

Prostitutas con dinero público

P.- En el caso de los ERE, había prostitutas que se pagaban con dinero público, también cocaína. En el caso Tito Berni, había prostitutas que se pagaban con dinero público y también cocaína. Y en el caso Ábalos, hay prostitutas por todas partes. ¿Por qué le gustan tanto las prostitutas a los socialistas, o a algunos socialistas? ¿Tiene alguna explicación a este fenómeno paranormal

R.- Yo creo que una de las cosas que tenemos que desterrar de la política es la hipocresía. Entonces, claro, hemos visto que el Gobierno —el portavoz del Gobierno en la moción de censura, el señor Ábalos, siguiendo las instrucciones lógicamente de su partido, de Ferraz y del secretario general del Partido Socialista y candidato en aquella moción de censura a la Presidencia del Gobierno, el señor Sánchez— es la hipocresía personificada. Cuando se intenta dar lecciones a nuestro partido sobre violencia de género, sobre igualdad real y efectiva entre sexos masculino, femenino, etcétera… Oiga, y después usted es el autor de la ley del sólo sí es sí. Usted es el responsable político de que centenares de personas condenadas por abusos sexuales hubiesen visto rebajadas las penas, y decenas de personas que han cometido violaciones y también abusos sexuales hubiesen incluso salido de la cárcel por rebaja de las penas por esa ley disparatada. Usted es el responsable de gobernar con los partidos del señor Errejón y del señor Monedero. Y usted todavía habla de igualdad y le da lecciones a los demás sobre igualdad. Esa hipocresía es corrosiva. Y yo no he visto prácticamente a ningún responsable del Partido Socialista haciendo un planteamiento, al menos, de una reflexión política, si no quiere personal, pero al menos política.

Pero detrás del Partido Socialista están los colaboradores necesarios, que son los socios. Y es que los socios del Partido Socialista están amparando todo este tipo de prácticas presuntamente corruptas y continuadas del Gobierno socialista y están mirando para otro lado. Y nadie repara ni nadie dice: «Oiga, esto se acabó. Esto no puede seguir así». Por tanto, al final, todos los socios de Gobierno, pero también los socios parlamentarios, son cómplices de la situación que está viviendo nuestro país. Por eso creo —y vuelvo a reiterar— que en este momento un presidente decente debería de irse y de convocar a los ciudadanos a las urnas. Esto es lo normal. Pero si el presidente no lo hace, los socios que tienen la llave de la legislatura deberían de salir en rueda de prensa y decir: se acabó el apoyo al Gobierno. Entendemos que estamos en un supuesto claro de pérdida de confianza del Gobierno y, por lo tanto, procede dar la palabra a los españoles.

Apoyo de PNV y Junts a una moción

P.- ¿Está invitando usted a Junts a que le ayuden a presentar una moción de censura?

R.- Mire, yo no estoy invitando a Junts. Estoy invitando a Junts, estoy invitando al PNV…

P.- El PNV, yo creo que está perdido para la causa de la normalidad democrática y de la ética.

R.- Los votos del PNV fueron los que sacaron al señor Rajoy del Gobierno.

P.- Por eso se lo digo.

R.- En esta casa no lo olvidamos. Y comparado con esto, comprenderá usted que aquí había tema para hacer una moción de censura cada semana.

P.- Y hace año y medio le podían haber dado la Presidencia del Gobierno a usted y no se la dieron.

P.- Pero digo, estamos hablando de todo. Estamos hablando de Compromís, del Bloque Nacionalista Galego, de Esquerra Republicana de Cataluña, de Izquierda Unida, de toda la coalición de partidos que conforman lo que se llama Sumar. Estamos hablando de Podemos. Estamos hablando de todos. Todos tienen una relación de complicidad con la situación de corrupción política que está viviendo España. Y yo espero que los electores tomen buena nota y que no se olviden en el momento en el que seamos llamados a las urnas.

P.- Si usted tiene en sus manos plantear una moción de censura, ¿qué haría al día siguiente? ¿Conformar gobierno o convocar elecciones generales?

R.- Pues mire, lo que me comprometí en el discurso de esa moción de censura. Si yo tengo apoyos para una moción de censura —y lo he dicho—, si los tuviese la presentaría. No los tengo. Y no los tengo porque los socios están consiguiendo del Estado lo que ni soñaban poder obtener. Y no los tengo porque viven mucho mejor con una España sin gobierno que con una España con un gobierno sólido. Pero si yo me comprometí a convocar elecciones, lo haría. Sánchez también se comprometió a convocarlas en 2018 y no lo hizo hasta mucho después. Yo no soy Sánchez. Mantengo la coherencia de lo que digo. En este momento hay causa para unas elecciones. Si fuésemos alemanes, franceses, italianos… ya se habrían convocado. Eso es lo normal. Lo que haría un presidente decente: presentar su dimisión.