Scholz espera que los problemas de suministro de gas en Alemania se solucionen para finales de 2023
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha manifestado la expectativa de que las dificultades de abastecimiento de gas por las que está pasando Alemania tras la reducción del suministro de gas ruso terminen a finales de 2023. A inicios del año próximo empezarán a funcionar las primeras terminales de gas natural licuado (GNL) en las costas alemanas, afirmó durante un encuentro con los ciudadanos con motivo del día de puertas abiertas de la Cancillería, en Berlín, y el resto se sumará a lo largo del año.
«Si logramos esto, nuestro problema de seguridad energética estará solucionado hasta finales de año. Seguirá costándonos caro, pero ya no se planteará la pregunta de cómo lo conseguiremos,» dijo. Junto a la construcción de terminales para importar GNL por barco, la otra medida emprendida por el Gobierno de Scholz ha sido el almacenamiento de gas, recordó el canciller, puesto que los depósitos existentes en Alemania, algunos de ellos propiedad de la empresa estatal rusa Gazprom, en ocasiones no se llenaban.
Ahora, los operadores están obligados por ley a que en ciertas fechas los depósitos estén llenos a un determinado porcentaje de su capacidad y lleguen al 95% antes de comenzar el invierno. Preguntado por la posibilidad de alargar la vida de los tres reactores nucleares que siguen en activo en Alemania y que está previsto desconectar el próximo 31 de diciembre, Scholz instó a esperar los resultados de los «stress test» del sistema eléctrico.
El estudio, que tendrá en cuenta también «los peores escenarios posibles» estará listo a finales de este mes o principios de septiembre y entonces será posible tomar una decisión al respecto, afirmó. «Incluso si decidimos que hay que mantenerlos en funcionamiento para no tener problemas en invierno, será solo una pequeña contribución», continuó Scholz, y explicó que ello se debe a que los reactores sólo producen electricidad y para unos nichos de mercado muy específicos.
«Pero a veces incluso una contribución minúscula es importante,» señaló. Apuntó además que el hecho de que la energía nuclear «no es una buena idea en general» lo demuestra el caso de Francia, ya que allí, según dijo, muchos reactores ya no funcionan por problemas técnicos.
Agregó que en otros lugares del mundo se construyen centrales nuevas, que no obstante tienen costes de más de 10.000 millones de euros, con lo que la electricidad generada tiene precios mayores que la que se produce a partir de energías renovables. Por ello, el canciller apostó por otras tecnologías, como la del biogás, para producir electricidad barata y sostenible y afirmó que «éste es el camino que ha emprendido Alemania».
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