Economía

La sanidad privada toma la delantera en la inversión en tecnología para luchar contra el cáncer

Este domingo 4 de febrero se ha celebrado el Día Mundial contra el Cáncer y conviene recordar el papel decisivo de la tecnología sanitaria en la mejora de la supervivencia de los pacientes, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento –mediante radiocirugía o radioterapia­–, ya que su precisión y su seguridad han avanzado de forma espectacular en la última década.

Durante estos mismos diez años, sin embargo, la sanidad pública española ha frenado su inversión en innovación tecnológica para el abordaje del cáncer, principalmente a causa de la crisis económica, mientras la sanidad privada ha redoblado su apuesta y los principales grupos hospitalarios han incorporado los últimos avances de forma rápida y eficiente.

Según cálculos de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), al menos la tercera parte de los equipos más avanzados que existen en España han sido adquiridos por proveedores asistenciales privados en la última década.

Además, los datos de este organismo revelan que en torno al 42% de los equipos de radioterapia del conjunto de la sanidad pública española son viejos, están obsoletos, o ambas cosas. Estos indicadores se dieron a conocer en la primavera de 2017, cuando la Fundación Amancio Ortega (FAO) anunció que donaría 320 millones de euros en equipos tecnológicos de diagnóstico y tratamiento del cáncer, a repartir entre todas las comunidades autónomas.

Sin embargo todavía no se han concretado los acuerdos con todas las autonomías, por lo que SEOR se reserva su análisis definitivo sobre lo que esta donación puede hacer para paliar la obsolescencia de los equipos en la sanidad pública, pero considera que urge un compromiso a largo plazo con la innovación por parte del sistema sanitario público.

Todo indica que será necesaria más inversión para que alcance el número de equipos per cápita recomendado a nivel europeo, siete por millón de habitantes, frente a los poco más de cuatro que había antes de la entrada en escena de la FAO. Mientras, la dotación de la sanidad privada supera esta ratio por millón de usuarios.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer 2018 es interesante recordar las recientes declaraciones de Carlos Ferrer, presidente de la Sociedad Española de Tecnología Radioterápica (SEOR), respecto a que la radioterapia es capaz de curar el 40% de los tumores, frente al 50% de la cirugía y el 10% de la farmacoterapia (quimioterapia y tratamientos dirigidos).

Sin embargo, la radioterapia solo supone un 2,5% del gasto sanitario público del conjunto de España y los fármacos oncológicos el 3%. Por tanto, SEOR considera que tres de cada diez pacientes oncológicos de la sanidad pública que requieren radioterapia no la obtienen, por lo que no reciben el mejor de los tratamientos posibles.

El tratamiento del cáncer también se ha beneficiado del importante desarrollo de la cirugía mínimamente invasiva, guiada por el empuje innovador de la tecnología sanitaria y, en concreto, por la irrupción hace aproximadamente una década de la cirugía robótica.

Por ejemplo, el robot Da Vinci consigue espectaculares resultados en el abordaje quirúrgico de tumores urológicos, gástricos, torácicos, ginecológicos y de cabeza y cuello, entre otros. No solo aumenta la curación o, en su caso, la supervivencia de los pacientes gracias a su precisión, sino que incrementa su seguridad y minimiza las molestias postoperatorias, reduciendo significativamente los días de ingreso hospitalario y acelerando la recuperación funcional.

Según datos de 2017, España cuenta con 33 robots Da Vinci, 13 en hospitales públicos y 20 en hospitales privados.