Economía
FERROCARRIL

Renfe empleará en Francia el mismo modelo de tren de alta velocidad que en la línea Madrid-Sevilla

Entrará en 2024 en el negocio del servicio público con enlaces 'Avant' de San Sebastián a Bayonne y de Barcelona a Perpiñán

Renfe devuelve el guante a Ouigo con billetes de alta velocidad en Francia a nueve euros

Renfe inicia la creación de una sucursal en Francia, con sede en Lyon, para competir en alta velocidad

Después de muchos años de trabajo, y de mucha negociación política del más alto nivel con el Elíseo, Renfe pone este miércoles a la venta los primeros billetes que enlazarán Barcelona y Lyon en alta velocidad. El primer viaje se realizará el próximo 13 de julio y, quince días después, se abrirá el enlace Barcelona-Marsella. La entrada del AVE español en territorio galo se realizará con unos trenes que son bien conocidos por los usuarios, la denominada serie 100F fabricado por la compañía francesa Alstom (uno de los principales proveedores de la operadora española), que es la misma que actualmente utiliza la compañía en sus líneas Madrid-Sevilla y Madrid-Alicante. En paralelo, el presidente de la empresa, Raül Blanco, anunció la apertura, en 2024, en el negocio del servicio público francés (regionales, Cercanías) con nuevas líneas, como el Avant español, entre San Sebastián y Bayona y Barcelona-Perpiñán

A la serie 100 pertenecen los primeros trenes de la Alta Velocidad Española (AVE) que circularon en este país y que aún se utilizan -después de una profunda modernización técnica y estética- para el enlace de la Meseta con Andalucía y Levante.

El tren es una evolución del TGV (Train à Grande Vitesse) francés. El modelo español cuenta con particularidades técnicas que lo adaptan a las condiciones comerciales y geográficas, como el sistema que reduce los efectos de las ondas de presión en los túneles, la mayor potencia de los equipos de climatización o equipos de control y señalización específicos. Por no hablar de su morro característico encargado a Alstom especialmente para Renfe y que es propio (y exclusivo) del AVE.

Se trata de trenes de algo más de 200 metros de longitud formados por ocho coches de viajeros y dos cabezas tractoras, una en cada extremo para simplificar las maniobras de cambio de sentido. Su capacidad de transporte -hasta un máximo de 300 kilómetros por hora- es de 332 pasajeros.

Los responsables de Renfe no han seleccionado este modelo de forma gratuita, ya que sus características permiten adaptar la oferta a puntuales aumentos de demanda. El tren puede acoplarse a otro de la misma serie para circular en lo que se conoce como ‘doble composición’ (dos trenes unidos). De entrada, las dos líneas que pondrá en operación el próximo mes permitirán a Renfe enlazar 17 destinos a ambos lados de la frontera y conectar Lyon (donde la compañía española ha domiciliado la sucursal que le permite operar en Francia sin dificultades) con Barcelona y Marsella con Barcelona y Madrid.

La compañía que preside Raül Blanco destinará, en una primera fase, cuatro unidades de su serie 100F (una por sentido en cada línea) con la idea de ampliar la dotación de la flota a medida en que la marca AVE cale en el viajero francés tal como lo han hecho en España, la gala Ouigo (participada por SNCF) y la italiana Iryo.

Los trenes no han viajado desde España, sino que se aprovechan los que la operadora española ya tenía destinados allí y que, hasta diciembre pasado, pertenecían a Elipsos, la filial conjunta creada por Renfe y la SNCF que gestionaba los trenes internacionales entre los dos países. La compañía acumuló fuertes pérdidas de hasta 10.000 millones de euros durante el Covid pese a haber sido siempre una compañía en beneficios. En diciembre pasado, SNCF comunicaba a su socio que abandonaba la compañía, por lo que fue disuelta. Meses después, SNCF, a través de Ouigo, iniciaba sus operaciones en el mercado ferroviario liberalizado español.​

Durante la presentación de las nuevas rutas España-Francia, el presidente de la compañía, Raül Blanco, señaló la importancia histórica del hecho de que «un maquinista español opere en territorio francés».

Regionales franceses

La llegada a Lyon y Marsella es solo el primer paso de una estrategia que llevará a Renfe «hasta París, a partir del año que viene», anticipó Blanco. Para Renfe, Francia se ha convertido en un mercado estratégico, donde, según su presidente «entramos con vocación de permanencia y con vocación de ser operador de referencia».

En esa línea, la operadora española anunció ayer la apertura de dos nuevas líneas desde Cataluña y el País Vasco con el sur de Francia a partir del año próximo. Los dos proyectos se materializarán en la creación de «nuevas relaciones de transporte de servicios transfronterizos entre ciudades muy próximas a ambos lados de la frontera».

Según la compañía, eso creará «una red de movilidad más sostenible y dando un paso más en el posicionamiento de Renfe como prestador de servicios de transporte en Francia», según un comunicado difundido ayer.

El objetivo es entrar en el mercado del servicio público francés como ya hace en otros países con la gestión de servicios de Cercanías y Regionales en el punto de mira.

El primer paso es posicionarse como operador de servicios públicos (OSP) en Francia como ya hace en la República Checa y como pretende hacer en Alemania y Centroeuropa como anticipó OKDIARIO; para lo que la empresa española desarrollará todos los trámites administrativos necesarios.

Por el lado occidental de la frontera hispano-francesa, Renfe pondrá en marcha el enlace entre el País Vasco y la región francesa de Nueva Aquitania; mediante una línea que enlazará San Sebastián con Hendaya y Bayonne.

Por el lado oriental de la frontera, Cataluña quedará conectada con la región gala de Occitania a través de la futura línea Barcelona-Perpiñán-Toulouse.

Al tratarse de recorridos más cortos, Renfe exportará a Francia su producto Avant, su alta velocidad de media distancia, equivalente al que ahora ofrece en enlaces como Madrid-Ciudad Real, Albacete-Cuenca, Madrid-Toledo, Madrid-Segovia-Valladolid, Málaga-Córdoba-Sevilla, Ourense-Santiago o Calatayud-Zaragoza entre otros. Un servicio que, en España, se considera de servicio público (el AVE no cuenta con esa calificación).