El recibo de la luz apenas bajará en 2021 por culpa de los derechos del gas y los impuestos
A pesar del boom de las renovables, que producen energía mucho más barata, y de la caída del petróleo
La UE está decidida a penalizar el consumo de gas para ciclos combinados
La pandemia ha traído rebajas de muchos bienes y servicios por la caída de la demanda. Pero no ha ocurrido lo mismo con el recibo de la luz, a pesar de que se ha consumido menos -las viviendas gastan menos que las fábricas y las oficinas-, de que tenemos un boom renovable que produce energía muy barata y se beneficiará de los fondos europeos, y de que el precio del petróleo y del gas han caído mucho. Y lo peor es que tampoco va a bajar de forma apreciable en 2021, según los expertos.
¿Por qué vamos a seguir pagando lo mismo por la electricidad si todos esos factores deberían presionar a la baja? De hecho, harán que baje notablemente el precio en el mercado mayorista. La respuesta es una mezcla de factores: las diferentes formas de producir electricidad en España, la penalización de la UE al gas natural y, por supuestos, los enormes costes que nos incluyen en la factura que no tienen nada que ver con el consumo de luz: el término fijo, el alquiler del contador, las primas a las renovables de Zapatero y Rajoy que seguimos pagando, el déficit de tarifa acumulado durante años (porque costaba más producir la electricidad de lo que se pagaba por ella) y la insularidad (que los habitantes de las islas paguen el mismo precio que los de la península). Y, por encima de todo, los enormes impuestos que abona el consumidor final por la luz.
El precio mayorista de la luz en el mercado liberalizado se fija en España en unas subastas y se está abaratando mucho porque cada vez hay más producción renovable -a pesar del atasco de Beatriz Corredor en Red Eléctrica-, que es menos costosa de producir y por eso hay horas en que el precio es cero o incluso negativo. Ahora bien, la renovable instalada a día de hoy no basta para generar toda la electricidad que se consume en España, ni tampoco puede funcionar a todas horas: por la noche no hay sol, hay días sin viento, etc. Y cuando eso sucede, deben entrar otras formas de generación; en España, tras el cierre de las centrales de carbón, son las de ciclo combinado que funcionan con gas natural. Y ese es el llamado «precio marginal» que marca el precio definitivo de la electricidad.
Los derechos de emisión compensan la bajada del gas
Bueno, pero como el gas (cuya cotización va a ligada a la del petróleo) también ha bajado mucho, eso no debería ser un problema. Pues sí lo es porque hay que introducir otro elemento en la ecuación: los derechos de emisión de CO2. Para emitir este gas contaminante que se genera (si bien en poca cantidad) con el gas natural de estas centrales o de las calderas domésticas, la UE obliga a comprar unos «derechos de emisión». La idea de Bruselas es penalizar el uso del gas y fomentar la energía renovable, pero, de momento, esta no basta. Y en España la nuclear tampoco produce lo suficiente para sustituir al gas (aparte de que el Gobierno ha decidido cerrar las centrales).
La dinámica introducida por Bruselas hace que, cuando el precio del gas baja, sube el de los derechos de emisión para desincentivar que mucha gente se lance a producir de forma contaminante (tienen que comprar muchos derechos, por lo que su precio sube en el mercado). Por tanto, da lo mismo que el gas esté bajo, como sucede ahora, porque la subida de los derechos la compensa.
Alberto Martín Rivals, socio responsable de energía y recursos naturales de KPMG, sostiene que «los bajos precios que se prevén en las subastas renovables no se van a traducir de manera inmediata al cliente final por dos razones: primero, porque el volumen de energía subastado será pequeño respecto a la producción total; y segundo porque en la mayor parte de las horas las renovables no cubren la totalidad de la demanda y hay que recurrir a los ciclos combinados de gas que son los que fijan el precio marginal».
La luz irá bajando en el futuro, pero muy poco a poco
Eso no significa que no vaya a bajar la luz en el futuro, pero lo hará de forma muy progresiva. Así, Martín Rivals considera que no hará falta mucho tiempo para que el precio del Kilovatio hora para el consumidor doméstico baje un euro, pero sí para que baje 20.
De hecho, los expertos explican que el actual boom de las renovables tiene detrás la diferencia con el precio de la electricidad generada por los ciclos combinados: con eólica o fotovoltaica se genera una energía a un coste muy bajo que se vende muy cara por el precio fijado por las centrales de gas natural, con lo que la ganancia es muy alta (capturan la diferencia). En el futuro, esa diferencia se irá reduciendo, porque cada vez habrá un mayor número de horas con precio barato. Pero falta mucho para eso y por eso estos nuevos proyectos confían en obtener una rentabilidad muy elevada durante muchos años.
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