Economía

Rebelión en la patronal: Lázaro se postula para sustituir a Rosell al frente de CEOE

El 20 de diciembre de 2014, Juan Rosell le ganó las elecciones a presidir la CEOE a Antonio Garamendi por un escaso margen de 52% contra el 48%. Solamente 33 votos separaron a ambos candidatos. Tras el escándalo de Gerardo Díaz-Ferrán se buscaba una persona con perfil bajo y al que no se le pudiera echar nada en cara para dirigir una patronal que paulatinamente iba perdiendo peso específico en la esfera social española.

También hubo bien pensados que creían que quizá un presidente catalán podría ayudar a limar asperezas frente a un Artur Mas cada vez más echado al monte. El problema, dicen miembros de la CEOE, es que se olvidaron de que el propio Rosell no tenía del todo claro que el llamado Procés no fuera una cosa tan maléfica como pensaba y piensa la junta directiva.

Reprochan a Rosell su tibieza con el tema catalán y la práctica irrelevancia de una organización antaño muy poderosa

Para el triunfo de Rosell fueron claves los apoyos que venían de Cataluña, Madrid, Valencia, Navarra y Extremadura (entre las territoriales), y en lo que respecta a sectoriales; canca, cajas de ahorro, eléctricas, telefónicas, químicas, farmacéuticas, grandes almacenes y constructoras de automóviles.

Frente a esto Garamendi contó con las dos Castillas, Galicia, Andalucía, País Vasco y Canarias (territoriales), y el metal, construcción, pequeño comercio, alimentación, hostelería y organizaciones de pymes, entre las sectoriales.

Más de un año después, los críticos no solamente le reprochan a Rosell su tibieza con el tema catalán y la práctica irrelevancia de una organización antaño muy poderosa. También le acusan de haber dejado que se cierren a las patronales algunas de sus fuentes de financiación más importantes (como la formación continua) y abocar a muchas de ellas a la desaparición. En estos cuatro años del PP, a las patronales les ha ido fatal, confiesan a este diario altos dirigentes de la CEOE.

Juan Rosell y Antonio Garamendi (Foto: EFE).

Estos mismos se sorprenden de cómo organizaciones como CEIM, que fueron clave en la victoria de Rosell, hoy estén en una posición tan crítica. En cambio Garamendi, que fue el candidato opositor, hoy está disciplinadamente a las órdenes de Rosell.

Los últimos acontecimientos en torno a Cataluña y el poco tacto con el que el presidente trata a los nuevos asociados a CEOE, muchos de ellos ni le conocen, ha hecho que tenga prácticamente a toda la casa en contra.

Lázaro renovará su cargo en CEIM

En este ambiente enrarecido surge la figura de Juan Pablo Lázaro, presidente de la CEIM que renovará su cargo el próximo 24 de febrero sin oposición ninguna y que es empresario desde que tenía 16 años. Se autodefine como un hombre de polígono y ya desde joven obtuvo premios por sus éxitos empresariales.

El mundo asociativo, del que Rosell es totalmente ajeno, se postula a favor de Lázaro pues afirman que «o quitamos a Rosell o se acaba la CEOE».

Así y según ha podido saber OKDIARIO se está fraguando una rebelión a bordo contra el capitán de la Bounty que cuenta con el respaldo de Isidro Fainé y las fuertes ramificaciones empresariales en torno a la Caixa.

Juan Rosell junto a Artur Mas en una foto de archivo. (Fuente: Generalitat)

Recientes intervenciones de Juan Rosell como que a los empresarios no les da miedo Podemos (nos cuentan que están aterrados) o que a Europa no le importa que Pablo Iglesias pueda tener un papel en el Gobierno (conocen perfectamente lo que haría el primo de Syriza), encienden todavía más los ánimos de los levantiscos contra un señor que, paradojas de la vida, fue colocado al frente de la CEOE por recomendación del PP y su ministra Fátima Báñez.

Ahora que la patronal está obligada a financiarse con cuotas propias y a prescindir de la «mamandurria» estatal, muchos miembros exigen que sean ellos los que elijan a un líder que de verdad represente sus inquietudes y en esta, nos dicen, que se encuentra Juan Pablo Lázaro.

Gente de su entorno nos dice que Rosell está harto pero que sólo entregará el sable si le ofrecen algo lo suficientemente interesante como para acortar su mandato de cuatro años.