¿Por qué el crédito no llega a las empresas?
Hay determinadas inversiones que no pueden hacerse solamente con recursos propios, sino que es necesario que una parte del capital provenga de fuera. Del mismo modo, hay compañías perfectamente viables que, en determinados momentos, precisan de liquidez para seguir la actividad del día a día.
No significa que su negocio no sea viable, sino solamente que precisan de esta disponibilidad por distintas razones, como la estacionalidad de la actividad o el plazo de cobro de los clientes, entre otras.
Por parte de las autoridades, especialmente el Banco Central Europeo, se ha intentado estimular la actividad mediante la rebaja constante e imparable de los tipos de interés. Aun así, el resultado no está siendo el esperado y el crédito no llega a las empresas. ¿Por qué? A continuación intentaremos mostrar algunos de los motivos principales.
Alta tasa de morosidad de las entidades
Durante los años de crisis, consecuencia de la burbuja inmobiliaria, la tasa de morosidad de las entidades financieras se disparó hasta valores superiores, en muchos casos, al 10%. Se trata de una cifra muy alta que representa una parte muy importante del volumen de negocio de estos bancos. Este hecho dificulta que puedan conceder nuevos créditos, por la inseguridad que un impago pueda disparar aún más esta cifra.
Medidas de seguridad impuestas a la banca
Para evitar que los contribuyentes tuviéramos que hacer frente mediante nuestros impuestos agujeros en la contabilidad de los bancos, se estableció la necesidad de incrementar la dotación a un fondo para cubrir posibles impagos futuros. Esta medida, que tiene como finalidad proteger a las familias y empresas, por otro lado dificulta que los bancos tengan más líquido para poder financiar. Igualmente, dada la situación que hemos vivido, se trata de una medida necesaria para evitar repetir nefastas situaciones como las que hemos vivido.
Contexto económico estancado
Las perspectivas económicas de las principales economías mundiales no son las que se esperaba. Estados Unidos y Europa no crecen al ritmo esperado y, además, hay dudas sobre el mantenimiento y la realidad del crecimiento chino. Todo ello provoca que las entidades no estén seguras de prestar porque no tienen la certeza que la actividad remonte.
Miedo al impago
Después de una época en que, seguramente, fueron muy laxos en la concesión de financiación, ahora se ha pasado al otro extremo: el miedo a que no se devuelva el dinero prestado provoca que se preste a personas o empresas que, probablemente, sí son solventes.
Altos tipos de la financiación
Aunque los bancos ahora pueden financiarse a unos tipos muy bajos, no se ha traducido en la economía real en una rebaja de los tipos a pagar por préstamos o créditos. Se trata de una dificultad muy importante y que, obviamente, ha levantado gran cantidad de críticas.
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