Economía
Inversión

¿Y a partir de ahora qué?

El gran inversor André Kostolany señaló en una ocasión que,»nunca hay que correr tras un tranvía y una acción. Que había que actuar con paciencia».

Recientemente escuchaba a un veterano gestor de fondos señalar que a veces hay que tener mucho cuidado con lo que uno desea en la vida. Y esto es muy cierto hasta incluso en el mundo financiero.

Si en 2017 muchos analistas y gestores se quejaban de la poca volatilidad que había en los mercados de capitales y que había que acabar de una vez por todas con la represión financiera, el pasado año hemos vuelto a un entorno de miedos, sufrimientos, “despertares” de un mundo de ensoñación (¡ah!..¿qué no le habían contado a Vd. que se podía perder invirtiendo en renta fija?) y a una volatilidad para dar y tomar.

Muchos inversores, movidos por miedos a lo conocido o a lo imaginado, terminaron por malvender parte o todas sus posiciones en diferentes activos financieros. Sin embargo, y tras el buen arranque de 2019, muy posiblemente  éstos mismos se estarán preguntando por qué no actuaron con algo más de racionalidad y supieron esperar antes de apretar la tecla de vender. E incluso, hasta se hayan llegado a plantear si no será ya momento de subirse a ese tranvía o, en cambio, vuelven de nuevo a llegar tarde.

Ahora bien, si observamos la rapidez y verticalidad con la que han rebotado algunos valores y mercados de acciones, y al hecho de hacerlo con un volumen no muy elevado, uno podría llegar a pensar que los mercados sí han rebotado desde los mínimos vistos en 2018 pero quien no lo ha hecho, en la misma intensidad, ha sido la confianza de los inversores.

Por todo ello, y tras este arranque brillante para los activos de riesgo, uno comienza a detectar cierto desconcierto entre la comunidad inversora: ¿será momento de comprar, o es mejor vender y consolidar lo ganado?.  Si estoy en liquidez, ¿quizás la mejor opción sea mantenerme fuera de los mercados de bolsa hasta ver si caen y entro a un precio más bajo?

Ya ven, preguntas todas ellas lógicas y que yo resumiría en una sola: ¿y a partir de ahora qué?

Si partimos de la base que no creo que ya nadie dude que la economía mundial se está desacelerando, aunque sin un consenso claro en torno a si esta desaceleración será más o menos acentuada, esto no debería sentar mal a determinados mercados de capitales.

Me explico, en un entorno de menor crecimiento económico, y con una inflación controlada, los tipos de interés dejarían de ser un problema puesto que en esa situación es muy complicado que puedan subir. De hecho, recientemente la que fuera presidenta de la Reserva Federal en Estados Unidos, Janet Yellen, apuntaba que; “si el crecimiento global realmente se debilita y esto se extiende a Estados Unidos, es posible que el próximo movimiento de la Fed sea una bajada de tipos».

Ya ven, el que fuera uno de los temores que más daño hiciera el pasado ejercicio parece que comienza a disiparse y, por lo tanto, un crecimiento económico mundial algo más lento (y no hablo de recesión económica) no tiene por qué ser malo para las bolsas… aunque, bien es cierto, que sí nos obliga a ser muy selectivos (empresas de calidad) y cautelosos. Esto sucede ya que determinados riesgos aún se mantienen ahí y, sería bastante lógico, que tras las subidas tan rápidas de estas últimas semanas, tuviéramos un cierto movimiento de consolidación.

En consecuencia, y de cara a las próximas semanas, mi consejo es triple:

Y, en estos instantes, ¿quiénes podrían formar parte de ese gran equipo, de esa cartera ganadora?

Ahora bien, recuerde que cada tipo y clase de fondo de inversión formará parte o no de su cartera en función de cuál sea su perfil. Y, por supuesto, siempre en una correcta diversificación, en una combinación que tenga todo el sentido común pues, como señala el famoso chef francés Alain Ducasse, «es importante no confundir la cocina-fusión con la cocina-confusión, que es lo que han hecho muchos cocineros que se han limitado a mezclar sin sentido…»