Economía
Pensiones

El Pacto de Toledo no contenta a los pensionistas: el IPC de su cesta de la compra ronda el 3%

Los productos que consumen los pensionistas hacen que sufran mayor inflación

La revalorización prometida en el Pacto de Toledo para las pensiones es del 1,6%

Vivienda y alimentos básicos son protagonista en la cesta de la compra de los pensionistas

La inflación no compensada merma la capacidad de compra y es el peor impuesto que soportan los pensionistas. A la espera de la redacción final de la norma, la Comisión del Pacto de Toledo ha decido garantizar, ante el año electoral que se avecina, que los pensionistas mantengan su poder adquisitivo “en base al IPC real”. Detrás de la decisión, hay 8,5 millones de personas con un potencial de casi 14 millones de votos incluyendo las personas que dependen de la prestación.

Pero, el IPC general que se pretende contemplar no se corresponde con los precios reales que soportan los jubilados. Se trata de una de las reivindicaciones de las movilizaciones que los pensionistas mantienen, ya que piden que se elabore un índice de precios que contemple la ponderación de los precios de los productos que consume este colectivo. Es decir, si en 2012 el PP ideó un IPC sin impuestos, para tantear la posibilidad de que no se tuviera en cuenta el subidón impositivos en el IPC general, convendría ahora realizar un indicador con la cesta de la compra de los productos básicos que consumen los pensionistas ya que su gasto real no tiene que ver con el que figura en el IPC general ni con las ponderaciones de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF)  con que se elabora este indicador.

En términos generales, los pensionistas sufren una mayor inflación ya que, por ejemplo, los productos que consumen están más relacionados con la vivienda (alquileres, luz, agua, gas y otros combustibles) y los alimentos básicos. Se trata en su mayor parte de productos y servicios que no tienen precios competitivos y que aparecen ligados a situaciones en evidente oligopolio e intervencionismo, que generan colusiones de mercado en la formación de los precios.

El IPC de las pensiones

En el sentido contrario, los jubilados no pueden beneficiarse de los buenos precios, incluso en decrecimiento, de productos en permanente competencia porque no los compran o porque no los pueden adquirir por su elevado coste. Se trata, por ejemplo, de productos relacionados con las tecnologías, telefonía, equipos de música o de televisión. Además, en algún momento dejan de utilizar el coche y no se benefician, por ejemplo, de la volatilidad a la baja, cuando se produce, de los carburantes o de los precios de la educación. Según las estimaciones de varios expertos consultados, en la actualidad, el IPC real de los jubilados supera en más de medio puntos (entre 0,5% y 0,7%) al IPC general. Lo que significa, que la inflación real de este colectivo superaría el 2,7% y se encontraría cercana al 3% frente al 2,2% actual de tasa anual. Lo que significa una merma seria real de su poder adquisitivo.

Los pensionistas sufren una mayor inflación ya que su consumo está más relacionado con la vivienda y los alimentos básicos

Según las últimas series completas de agosto, el 27% (59 productos) de las 220 subclases clasificadas por el INE del IPC general supera con creces el 1,6% de la revalorización realizada para los pensionistas en este año. Por grupos, el 83% de los productos computados en el epígrafe de hoteles, cafés y restaurantes superan ese 1,6% de subida de las pensiones. Lo mismo ocurre con el 42% de los relacionados con la vivienda y los recibos que suponen los costes fijos mensuales de los hogares. Además, un tercio de los productos relacionados con las bebidas, los alimentos, el ocio, las comunicaciones, los seguros o las tasas administrativas también están por encima de esa revalorización. Y algo similar sucede con el vestido y calzado, medicina, transporte, donde entre el 15% y 20% superan esa 1,6% de actualización. Sólo los productos de enseñanza y de menaje del hogar, que curiosamente no emplean ni reponen los jubilados, registran una cifra inferior.

El Gobierno debería revisar las ponderaciones con que elabora el IPC general y tener en cuenta la que también se recogen en esta Encuesta para los pensionistas. El gasto de los mayores de 65 años sufre sustanciales variaciones.

Los mayores de 65 años destinan casi cuatro de cada diez euros de su gasto al alquiler de la vivienda, luz, gas y agua

Por ejemplo, mientras el peso de los productos y servicios relacionados con la vivienda es en el IPC general del 13,30% del total de los gastos familiares, la ponderación del gasto para los pensionistas es tres veces más (38,25%). Es decir, los mayores de 65 años destinan casi cuatro de cada diez euros de su gasto al alquiler de la vivienda así como a los recibos de la luz, gas, agua y otros combustibles para el hogar frente a poco más de uno de cada 10 euros el resto de ciudadanos.

Este gasto, el más importante de la cesta de la compra de los pensionistas, es el más volátil y el que menos competencia tiene. Es, por tanto, el que tiene precios más elevados. Por su parte, al gasto alimentario los hogares de los jubilados dedican tres puntos menos que el índice general (16,48% frente al 19,77%). El resto de grupos del índice general tiene una ponderación levemente menor al de los mayores, salvo en la medicina y la sanidad a la que los jubilados dedican un 4,2% de su gasto frente al 3,96% del índice general y al de otros bienes y servicios (8,31% frente al 6,75%) donde figuran los consumos de paquetes relacionados con la salud o los seguros.

El gasto medio de cada hogar de los pensionistas, según el INE y la situación del sustentador principal, es de 26.400 euros anuales, un 25% menos de los 33.000 euros que gastan las familias ocupadas y un 10% menos (29.188 euros) respecto a la media nacional.