Economía
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El otoño de los CEO: Grisi arranca en Santander y Genç se resiste en BBVA

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La vuelta de las vacaciones va a traer marejada tirando a fuerte marejada en los dos principales bancos españoles. En el Santander, una vez despejada la incógnita del sustituto de José Antonio Álvarez como consejero delegado, el mexicano Héctor Grisi arrancará su actividad, aunque no será nombrado hasta el 1 de enero. Pero lo divertido estará en el BBVA, donde ha comenzado el proceso para sustituir al turco Onur Genç, en el que Carlos Torres perderá sus poderes ejecutivos, como adelantó OKDIARIO.

Empecemos por el segundo, que tiene más miga. El BCE lleva años dando la tabarra a los bancos españoles para que abandonen el modelo tradicional de un presidente plenipotenciario, lo que en Frankfurt llaman el «Spanish issue» y lo sustituyan por el anglosajón de un presidente sin poderes y un CEO ejecutivo Lo habían conseguido en todas las entidades que supervisan menos en las dos grandes, y ahora le ha llegado la hora al BBVA.

Onur Genç y Carlos Torres.

Ahora bien, dejar a su presidente, Torres, sin poderes supondría entregar la gestión del banco a Genç, miembro del círculo del dictador turco Erdogan. Algo inaceptable para las instituciones comunitarias. Por tanto, el movimiento debe conllevar el relevo del consejero delegado por alguien que no provenga de un país tan conflictivo ni con esas amistades peligrosas.

El relevo en BBVA no es tan fácil

La cuestión se complica por cuanto Torres y Genç llevan bastante tiempo enfrentados -«no se hablan», según fuentes no oficiales del banco- y el peso de la gestión del día a día lo lleva el CEO. Y lo hace bastante bien, según reconoce el conjunto del mercado. Pero no parece factible una solución alternativa, que pasaría porque el que saliera fuera Torres. Algo que podría ocurrir si acaba imputado en la Audiencia Nacional por el caso Villarejo, circunstancia que cada vez se antoja menos probable: «Si hubiera algo que le salpicara, ya lo habrían encontrado», en especial Antonio Béjar, el chivo expiatorio de las trapacerías del BBVA con el excomisario metido a Anacleto, agente secreto.

Lógicamente, el turco se aferra al sillón y hace valer esa buena gestión, favorecida por el viento de cola de la subida del Euribor. Y cuenta también con el temor de los inversores a la incertidumbre que se abriría con su relevo por un nuevo gestor poco conocido. Pero el BCE se niega a que Genç concentre todo el poder en el BBVA en cualquier escenario. Punto.

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía.

Así que todo apunta a que la única solución factible es la salida de Onur, cuyo destino más probable es volver a Turquía para hacerse cargo del Garanti ahora que el BBVA tiene el control absoluto tras la opa. Una opa que ha sido precisamente un empeño del consejero delegado, a pesar del rechazo del BCE a aumentar la exposición de un banco sistémico a un país con una economía hecha trizas (más allá de la cuestión política): inflación superior al 30% y divisa en caída libre.

Rodríguez Soler, el mejor colocado

Para sustituirle, en la pole position figura el exresponsable del banco en Estados Unidos, Javier Rodríguez Soler, como adelantó OKDIARIO. De momento, le han aparcado en un cargo irrelevante (jefe de sostenibilidad), pero está llamado a más altas responsabilidades, algo que es bien sabido en el edificio de La Vela. Tiene como principal activo precisamente la venta e la filial norteamericana, la operación más rentable de la historia del BBVA, por oposición al desastre de Turquía.

Ahora bien, Rodríguez Soler debe contar con el visto bueno del BCE -sí, Lagarde domina todos los movimientos de los bancos- a su idoneidad para ocupar el cargo. Y en Frankfurt no gusta que se nombre a alguien de la casa, sino que prefiere a personas ajenas que no estén «contaminadas» por el presidente que era ejecutivo hasta ese momento. «Cuando quieres retener el poder y no te dejan, tienes que poner a un amigo de CEO», opina una de las fuentes sobre la elección de Torres.

Ana Botín ‘torea’ al BCE

Pero aquí el BBVA tiene a su favor el precedente del Santander, y ahora vamos en esto. Si hay alguien capaz de ‘torear’ al BCE, ésa es Ana Botín, que ha conseguido que le permita colocar como CEO a un hombre de la casa y de su confianza: el citado Grisi, que sustituirá al ‘soldado’ Álvarez, que vino para tapar el agujero dejado por la renuncia al fichaje de Orcel a principios de 2019 y ahí seguía casi cuatro años después. La jugada de Botín ha sido maestra: propone al supervisor un hombre de la casa demasiado contaminado por su proximidad a la presidenta, Antonio Simoes, para que lo tumbe y acepte otro con mejor «cartel» y más pátina de independencia, ya que proviene de Credit Suisse.

Ana Botín y Héctor Grisi.

Porque lo que doña Ana no quiere ni en pintura es tener que fichar a un CEO externo tras la desastrosa experiencia de Andrea Orcel, que ha acabado con la condena del banco en los tribunales, como es sabido, aunque éste ha conseguido rebajar la indemnización de 68 a 51 millones y ha recurrido la sentencia. Y ha conseguido que el BCE permita que pase de ella ese cáliz.

Grisi no va a repetir el ‘error Orcel’

Y si se lo ha permitido al Santander, no tiene argumentos para negárselo al BBVA. Por su parte, Grisi empezará este septiembre a prepararse para su responsabilidad, aunque ojo, en este caso Botín también ha arrancado al BCE no tener que renunciar a todos sus poderes ejecutivos. Seguramente en el futuro no le quedará más remedio que hacerlo, pero de momento ha ganado tiempo. En todo caso, en la Ciudad Financiera de Boadilla están convencidos de que Grisi hará una reforma del banco, progresiva y «de buen rollo», pero intensa. Y en ella, España y los directivos españoles perderán peso, lo que ha sembrado la inquietud en el comité de dirección.

Andrea Orcel en el juicio contra el Santander.

En todo caso, no se espera que entre como un elefante en cacharrería como hizo Orcel, cuando se reunió con todos los departamentos del Santander y sembró el pánico con sus planes, como vender el negocio en EEUU (antes de que lo hiciera el BBVA). Es decir, pretendía mandar, y esa fue la principal causa -junto a la cuestión de su bonus- de que Botín diera marcha atrás en su fichaje. Grisi knows better, después de esa experiencia; no se va a enfrentar a quien le ha nombrado.

En resumen, nos espera una vuelta al cole de lo más caliente en los dos gigantes bancarios españoles, con guerras de poder que van a afectar a todos los niveles directivos. Eso sí, ahora que los márgenes por fin crecen en España después de años de miseria, las cosas siempre serán más fáciles. Las penas con pan son menos.