El nuevo escenario de Vodafone en España: entre la venta de su filial y la apuesta por el low cost
Ríos de tinta han corrido en los últimos meses sobre el papel de Vodafone en la tan necesaria consolidación a la que se dirige el sector tanto en Europa como en España. A principios de año, los rumores sobre una posible integración de MásMóvil y la operadora británica se intensificaron, en parte también azuzados por las declaraciones del consejero delegado de Vodafone, Nick Read, de que su grupo estaba trabajando activamente en operaciones en el país y mantenía conversaciones con varias compañías. Finalmente, se ha quedado como convidado de piedra en este baile ante el anuncio el martes de las negociaciones de fusión de Orange y MásMóvil, y se abre un futuro incierto, que podría pasar por varios escenarios, incluida la salida de este mercado ante la clara superioridad de sus dos rivales directos: Telefónica y la nueva joint venture.
Quizá esta era la última oportunidad que tenía Vodafone para reengancharse en un mercado que genera el 6% de su Ebitda y en el que ha ido perdiendo fuelle paulatinamente. Bank of America señaló el miércoles en un informe que su rentabilidad sobre el capital actualmente es negativa en España y apenas prevé una escasa recuperación, mientras que Morgan Stanley destacó que, con el acuerdo entre Orange y MásMóvil, «se queda fuera de la posibilidad de obtener sinergias». La entidad calculaba que la potencial combinación de Vodafone con MásMóvil habría propiciado unas sinergias de entre 3.200 millones y 4.700 millones, mientras que con Orange habrían sido de entre 4.400 millones y 6.500 millones.
El resultado es que, si las negociaciones de fusión anunciadas el martes fructifican, Vodafone estará en una gran desventaja respecto a sus principales competidores. A partir de ahí, los analistas plantean diferentes opciones para su negocio en España. Juan Peña, analista de GVC Gaesco Valores, cree que ante esta posición de inferioridad, Vodafone podría adoptar «una postura rabiosa», por la que podría seguir apostando por el low cost para dar la batalla.
Sin embargo, también podría acoger positivamente la fusión porque eso significa una reducción del número de operadores en el mercado y aceptar su menor tamaño, agrega este experto. Se convertiría así «en una vaca lechera», ya que generaría caja para la matriz, aumentaría sus márgenes y reduciría sus inversiones, señala.
Pero el escenario con el que quizá más se especula es la posible venta de la filial española a un tercero, «ya sea un operador industrial o una firma de capital riesgo», subraya Peña. Ese desenlace ha estado a punto de materializarse para su negocio italiano después de que la francesa Iliad y el fondo de inversión Apax Partners presentaran una oferta por él, que fue rechazada por Vodafone al considerar que no respondía al mejor interés de los accionistas.
En España, Vodafone cuenta con activos atractivos que podrían seducir al capital riesgo. Este ha mostrado un apetito voraz por este tipo de infraestructuras y se prevé que siga generando «ruido» de cara a posibles operaciones, según fuentes del mercado. El grupo británico posee 10 millones de hogares de cable en España que adquirió con la compra de Ono, tres millones de red de fibra y la red móvil. Incluso podría vender estos activos y alquilárselos al comprador para permanecer en España, añade Peña.
«A nivel de imagen de marca, tienen el objetivo de ser operador relevante en los países de donde esté y si no puedes tener ese tamaño, a lo mejor prefieren no estar en ese mercado», comenta Iván San Félix, analista de Renta 4.
Este experto no descarta un cuarto escenario, que pasaría por que la operadora británica se hiciera con los activos que posiblemente se pongan a la venta por las condiciones impuestas por el regulador de la competencia para que salga adelante la fusión de Orange y MásMóvil con el fin de impedir una posición dominante de mercado del grupo combinado. O incluso podría adquirir operadoras más pequeñas. El objetivo sería reforzar su posición como tercer actor del mercado en España.
Un portavoz de Vodafone España señaló que todavía es demasiado pronto para valorar cuáles serán las implicaciones para la compañía de la operación entre Orange y MásMóvil y los siguientes pasos que dé.
Debilitamiento
La pérdida de competitividad de Vodafone en los últimos años en España ha sido producto de «errores estratégicos de calado», según Peña. Destaca, por ejemplo, la mala gestión en la integración del operador de telecomunicaciones Ono, comprado en 2014 por 7.200 millones de euros, en la que «se ha destruido mucho valor».
«Ono era una marca muy potente, echaron a gente supervaliosa, se impuso la mentalidad Vodafone (…), que es una compañía tradicionalmente de telefonía móvil y no entendieron que el mercado se estaba yendo hacia la banda ancha y no supieron gestionar esa red», explica Peña.
Otra decisión controvertida fue la de su renuncia a emitir el fútbol en 2018. Este analista opina que pudo tener sentido estratégico en aquel momento por motivos de rentabilidad, pero se ejecutó mal. «Los datos lo dejan claro: pese a ese ahorro de costes, no ha dejado de perder Ebitda en los últimos años, en concreto, un 25% del Ebitda respecto a hace cuatro o cinco años, por tanto, no le ha servido para nada», afirma.
En ese tiempo, en un contexto de guerra de precios entre las operadoras que han acabado reduciendo márgenes, Vodafone ha llevado a cabo varios Expedientes de Regulación de Empleo en España. El último, concluido en octubre del año pasado, afectó a 442 trabajadores.