Economía
Venezuela

Maduro: ¡caerás!

«Cuando me desespero, recuerdo que a lo largo de la historia, los caminos de la verdad y el amor siempre han ganado. Ha habido tiranos y asesinos, y durante un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen. ¡Siempre!», Mahatma Gandhi.

Es indudable que la polarización social se está extremando, y la desafección que la mayoría de ciudadanos tenemos por la política no es de extrañar. El caos empoderado y apoderándose de las calles de mi amada Inglaterra como consecuencia de hechos criminales y atrocidades que nos llevan a cuestionar si estas políticas de inmigración llevadas a cabo son lo que Europa necesita ante la flagrante falta de natalidad, me quita el sueño. Un hecho que a priori podría ser desconcertante, me explico, ¿quién puede defender los hechos criminales que estamos observando a diario? Se ha convertido en un debate entre la moralidad de los que defienden el derecho de la inmigración como un derecho natural del ser humano y los que lejos de apartarnos de esta bonita afirmación entendemos que el caos siempre es fruto de un mal liderazgo y no negamos la evidencia de que en cuanto a políticas migratorias este laissez faire a cualquier precio nos costará muy caro, y exponer esto no nos convierte en peores personas, más bien en más sensatas.

Y sí sí, esto lo digo yo, ¡argentina e inmigrante! Por ende, conozco los procedimientos, la regulación y las consecuencias en primera persona. Y es que el desorden migratorio es también un agravio brutal para aquellos que hemos venido aquí a aportar con vocación de plena integración, llevando a cabo con mucho esfuerzo nuestros procedimientos migratorios y la regulación de los mismos cada X años, que desde aquí les adelanto que son muy tediosos y carentes de estructura alguna.

Pues bien, ¡lo cortés, no quita lo valiente! Este hecho es dantesco y preocupante, como lo es el hecho de que estamos ante un debate originado por este malcreado mundo ‘woke’ que se preocupa más de si la final femenina de boxeo está librada por dos hombres transgénero o simplemente es un bulo más de la “extrema derecha” que de las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos que no llegan a final de mes, o de aquellos que mueren del otro lado del charco. Sea como fuere, el mero hecho de discutirlo es un reflejo más de que el camino elegido por Europa no es el adecuado. Con el paso de las generaciones, sino ya, muchos miraremos avergonzados estos juegos olímpicos de París 2.024.

La actualidad nos lleva a puntos de desconcentración peligrosos si caemos en banalismos, yo le pido a Dios que jamás nos cierren los ojos ante la maldad, que jamás nos rindamos ante la tiranía, que nunca dejemos de luchar por la eterna libertad y que siempre tengamos la fuerza para encontrar la luz y batir a la oscuridad. Una oscuridad que hoy tiene nombre y apellidos: Nicolás Maduro Moros, un hombre que con sus actos le destapa la careta a la imparable voracidad del Estado. Siempre he defendido que la propiedad privada es el aspecto más civilizador que existe en las relaciones humanas, la capacidad de resolver conflictos en defensa de la propiedad privada mediante modelos de cooperación social es sin duda lo que civiliza al ser humano.

Prueba de ello existe en Andorra y Liechtenstein, pequeños Estados que han sido modelados alrededor de la defensa de la propiedad privada, dirigidos para proteger lo que en justicia es de cada uno y pensados para el bien del individuo y no tanto para beneficio de la casta política que tantos problemas están causando al mundo actual. Desde el conflicto armado en Rusia, pasando por la guerra que Israel ha librado al terrorismo Islámico de Hezbollah y Hamás, y terminando por tiranías africanas o las dictaduras de Corea de Norte y Venezuela, todos gozan de un mismo patrón; el rasgo de un líder al que el pueblo le ha otorgado el Poder y éste ha aprovechado para perpetuarse en él, mediante la manipulación y el engaño, llegando a dictar las leyes e incluso aplicándolas, ¿les suena?

Y es que la voracidad del Poder es tan perversa amigos míos, que la concepción del Estado es meramente un medio que permite al ser humano corromperse en la búsqueda de un fin, que no es más que perpetuarse en el maldito poder. Por este motivo soy libertaria, principalmente por la firme creencia de que el ser humano es corruptible por naturaleza y que los acuerdos espontáneos de cooperación social a través de la defensa de la propiedad privada son la única forma de justicia social, al amparo por supuesto de las Leyes naturales o del derecho más consuetudinario.

Dicho de otro modo: ética moral, propiedad privada y capitalismo, ¡no hay más! Con ello, lo que pretendo explicarles hoy es que la ética de la libertad se defiende con la licitud de la creación de riqueza a través de la propiedad privada mediante el trabajo; la libertad para intercambiar bienes y servicios bajo el principio de no agresión; el deber de indemnizar a otros por los daños que se les haya causado y la propia ilicitud de la redistribución de los títulos en propiedad de otros y por lo tanto, la necesidad del anarcocapitalismo para preservar estos principios que definen la ética de la libertad.

Carles Puigdemont, líder de Junts. (Foto: EP)

Lo estamos viendo en nuestro gran país con la aplicación de un programa político diametralmente opuesto al programa electoral explicado en la campaña previa a las elecciones y las promesas incumplidas de un gobierno más centrado en salvar su sueldo, sus bienes y su libertad, que en servir a los demás. Y, ¡ojo! que para eso sí que creen en la propiedad privada eh… Ay ay ay, si es que el problema del estatismo es que tiene una mala concepción de lo que es privado, entendiendo que el derecho del Estado es el de agredir a sus ciudadanos mediante el amparo de una regulación que infringe los principios de moral y de ética de la libertad, redistribuyendo los títulos en propiedad de otros como si fueran propios, y esto señores se mire por donde se mire, ¡es injusto e inmoral!

Así las cosas, ahora nos quieren vender que el federalismo es bueno, (que lo es) y que el pilar que creó la democracia española, es decir, las autonomías están obsoletas, pero, con el Sanchismo todo tiene truco, y este señor ya está más doblado en sus principios que un pobre conejito de mago. ¡Atentos! Si lo piensan bien, no podemos estar en contra de un Estado Federal, puesto que el federalismo acerca más el principio de propiedad privada y la defensa territorial federal a la defensa de la propiedad privada que un gobierno central. Pero la realidad que nos presenta este paupérrimo gobierno pseudocomunista desafortunadamente es una tentación que exige una nueva manera de agresión fiscal, ¡que no les engañen! La única realidad es que hablar ahora de federalización de España se debe a la necesidad de mantener contento a Carles Puigdemont ahora que ERC y el PSC han acercado a Salvador Illa a la Generalitat de Catalunya dejando claro al Sr. Puigdemont que si alguien puede gobernar en minoría es Sánchez, y que sus diputados en el congreso son más importantes que los que JxCat tiene en la Generalitat.

¿Tendrá el coraje Puigdemont de decirle a Sánchez mediante una moción de censura lo contrario? Permítanme sutilmente que lo dude de un político cobarde y victimista, que poco más que hablar lleva haciendo desde octubre de 2.017. Y es que un negro futuro nos espera en un Estado Federal que en caso de consumarse no servirá para reducir el tamaño del Estado simplificando su estructura, más bien lo contrario. Servirá para regar de fondos a sus tentáculos a través de expoliar todavía más a sus ciudadanos. Paso a paso, España está cada día más cerca del comunismo.

Dicho todo lo cual, hoy tenemos la clara evidencia de que el comunismo genera miseria, muertes, y desolación. Todos los días al despertar y al irme a dormir abrazo desde lo más profundo de mi corazón al pueblo venezolano, y rezo por su libertad. Un pueblo oprimido por un satírico dictador, chapucero y ridículo que demuestra lo que les vengo advirtiendo desde que tuve la posibilidad de expresarme, y es que dejar nuestras libertades en manos de un líder corruptible es el principal fracaso de la democracia y es tentar demasiado a la suerte.

Nicolás Maduro, dictador venezolano.

El resultado electoral estaba ya pactado con el séquito de corruptos del tirano; 51,20% Maduro, 44,30% Edmundo y los otros 4,60%. Tan transparentes son en su maldad e ignorancia, que asustan. Matemáticamente es imposible que en una muestra de más de 10.000.000 de datos en los tres resultados haya un reparto perfecto de un decimal. Pero lo más ridículo, y que deja claro el megapucherazo, parte de que los otros eran un 4,60% entre todos, no para cada uno de los otros, algo que al redactor de noticias y al contador de votos ‘fake’ se le pasó por alto, dando un conteo muy superior al 100%, dejando transparente que la única democracia que entiende un tirano es ¡SU LEY!

Nicolás Maduro debe caer, y la libertad se tiene que imponer. Como mundo civilizado no podemos permitir que este malnacido siga un día más sometiendo a una nación hermana que ha elegido y que está a punto de ejercer una autoridad, que como decía Platón, suele ser más cruel cuando explota que los propios tiranos.

Ante este desolador panorama siempre existe un rayo de luz, ese rayo nace un segundo después del momento más oscuro de la noche. Hoy, les pido fe y un favor, cuando se desesperen pensando en el mundo que unos pocos están construyendo para sí mismos, recuerden que a lo largo de la historia los caminos de la verdad y el amor siempre han ganado. Siempre ha habido tiranos y asesinos que durante un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen. ¡Siempre!

Gisela Turazzini, Blackbird Bank Founder CEO.