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La libra esterlina también está a la espera

Volvió a niveles mínimos un año después del Brexit y desde entonces ahí continúa moviéndose entre los 0,86 y los 0,91

Si bien es cierto que el Brexit se acordó por referéndum en Gran Bretaña en junio de 2016, la cotización de la libra esterlina frente a la moneda común europea venía devaluándose desde un año antes cuando en julio de 2015 se llegó a colocar ligeramente por debajo de las 0,70 unidades por euro. Desde entonces y hasta unos cuatro meses después del Brexit, la libra se devaluó en un movimiento en varios impulsos hasta las 0,93 unidades por euro, es decir, casi un 33 por ciento, un tercio de su valor, y sin que ello se haya corregido en demasía desde entonces puesto que lo máximo que hemos visto desde entonces son las 0,83 unidades por moneda europea y eso apenas es una recuperación del 11 por ciento y además ya ha pasado mucho tiempo de ello.

De hecho, volvió a niveles mínimos un año después del Brexit y desde entonces ahí continúa moviéndose entre los 0,86 y los 0,91 esperando a que este follón del Brexit se aclare.

El martes tuvimos un claro rechazo por parte de la Cámara al acuerdo del Brexit presentado por Teresa May. De hecho, los mercados ya habían descontado que no pasarían en trámite y la única pregunta es si cosecharía más de 200 votos en contra o no. Finalmente fueron 432 en contra, un resultado histórico debido al tema tratado que no se había visto en dicha Cámara desde 1924. Eso desembocó en una moción de censura que ha salvado este miércoles lo que abre la puerta a la presentación por parte de Teresa May de su segundo plan. Un plan B que llevará otro nombre pero que realmente tendrá pocas diferencias porque sus líneas rojas no las va a cambiar.

Dicho plan será presentado el lunes y mucho tiene que cambiar en su fondo para que salga adelante para poder llegar a tiempo de la cita del divorcio señalada para el 29 de marzo. Así que a partir de la próxima semana se abren nuevos escenarios donde cabe de todo, inclusive elecciones o un referéndum para anular el referéndum. Ni si quiera los mismos políticos británicos saben lo que quieren.

Así que lo que la libra esterlina ha comenzado a descontar es una petición por parte de Gran Bretaña para retrasar la salida de la Unión Europea, que es lo único seguro que debería ocurrir puesto que cerrarse en banda a ambas partes no le interesa a nadie, ya que el coste económico para las partes sería muy elevado. Bruselas acepta el retraso y Gran Bretaña redacta unas condiciones consensuadas en la Cámara y volvemos al inicio.

El problema entonces será lo que decida Bruselas puesto que las intenciones de Gran Bretaña son muy claras: quedarse con lo bueno de la Unión Monetaria y eliminar lo malo. Solo falta saber si nos meterán ese gol, o lo que es peor si estamos obligados a tragar debido a la importancia económica del país; o por el contrario, si continuaremos firmes en que salir de la Unión Europea es salirse con todas las consecuencias.