Economía
La Bolsa no es solo cosa de hombres

Antes de Lehman Brothers los bancos preferían hombres “con pelotas” para mover el dinero

Según datos de EFPA España, el 43% de los asesores financieros de nuestro país son mujeres y, además, y también según este último estudio, la mujer es mucho más conservadora a la hora de hacer inversiones. De hecho, el 69% de los profesionales de las finanzas cree que las mujeres tienen mayor aversión al riesgo que los hombres, mientras que apenas el 5% considera que las mujeres son más arriesgadas. Es más, antes de la caída de Lehman Brothers, en Wall Street nadie quería contratar a mujeres para mover el dinero, los bancos «preferían varones con pelotas», según Terri Duhon, ex trader de JP Morgan.

Muriel Siebert fue la primera mujer que accedió a un puesto en el New York Stock Exchange (NYSE) en 1967. Antes de que su solicitud fuera considerada por Wall Street, preguntó a diez hombres si apoyaban su candidatura, nueve de ellos le dijeron que no. Y ésta negativa a Siebert no sería la única para una mujer en el mundo de las finanzas, a pesar de que haya pasado casi un siglo.

Persistente en su objetivo, Siebert demandó su plaza y el NYSE le pidió un aval bancario de 300.000 dólares, la entidad se lo denegó. Incluso más tarde fue nombrada Superintendente de Bancos del Estado de Nueva York, mandato durante el cual no quebró ni una sola entidad. Pero no sería la primera fémina que pediría un puesto en las plazas estadounidenses, ya que a finales del S.XIX, Victoria Woodhull, la primera broker de bolsa de la historia, también pediría formar parte del NYSE, este lugar de hombres, pero no lograría entrar a pesar del forcejeo continuo con la sociedad de su época.

Mujeres y finanzas en España

En España, la incorporación de la mujer a las transacciones bursátiles no se dio hasta 1971, cuando se convocaron oposiciones para conseguir plaza como Agente de Cambio y Bolsa. Una de las razones por las cuales no había mujeres comprando valores es porque estas pruebas estaban solo abiertas a varones y, además, tener una carrera universitaria de Económicas o Derecho era requisito indispensable.

La primera mujer que accedió a los corrillos del parqué fue María de los Ángels Vallvé, actual presidenta de GVC Gaesco que junto a una mujer más aprobó el concurso y comenzó a dar órdenes de compra venta de acciones “a viva voz, que era como se hacía” cuenta Vallvé “no tuve ningún problema porque tenía un timbre de voz muy fuerte”.

Mari Àngels Vallvé, presidenta de GVC Gaesco (Foto. GVC Gaesco)

«¡Cómo vamos a operar en corro con las mujeres!» era lo que más se oía entre los hombres que operaban con acciones, recuerda José Ignacio Gutiérrez Laso, presidente de MG Valores. “Date cuenta”, me relata, “que se operaba en corros casi cuerpo con cuerpo, muy juntos y que las mujeres pudieran entrar ahí fue un poco polémico, pero accedieron y ya ves, no pasó nada”, recuerda divertido.

No ha pasado tanto tiempo desde que las mujeres comenzaron a ser brokers en nuestro país, aunque la presencia del género femenino en el espacio de la Bolsa era habitual, eso sí, todas eran empleadas de los despachos que tenían su lugar fuera de la balaustrada bursátil.

Años 60 en el parqué madrileño

Durante los años 60, curiosamente, sí que hubo un par de mujeres que iban a las sesiones como público, una de ellas fue Eva Jardiel, la hija de Enrique Jardiel Poncela, el dramaturgo madrileño. La dama acudía a las jornadas con una amiga llamada Atlántida y operaban dando órdenes de compra a sus agentes. Al parecer, según comentan los testigos de la época, la presencia de estas dos mujeres causó sensación entre los presentes y “todos querían invitarlas a desayunar o al aperitivo”, cuenta Gutiérrez Laso.

Dejando atrás décadas pasadas, actualmente todas las asesoras financieras, brokers y gestoras de fondos españolas están de acuerdo en una cosa: cuando comenzaron tenían muy pocas compañeras de trabajo, todos eran hombres. Poco a poco los datos van cambiando y las mujeres aumentan cada día más su presencia en el mundo de las finanzas. Según datos de EFPA España, el 43% de los asesores financieros son mujeres, se han incrementado un 24% desde el año 2000.

Pero a pesar de las cifras, hoy el mundo de la Bolsa sigue siendo “un mundo de hombres, donde las mujeres no lo tienen fácil porque tienen que demostrar más que ellos. «En el mundo de las finanzas el machismo se multiplica por diez” asegura Javier Flores, responsable del Servicio de Estudios y Análisis de ASINVER.

Buscando respuestas a la baja presencia de mujeres en Bolsa, Francisca Serrano, autora de «Escuela de Bolsa. Manual de Trading” y trader Independiente comenta que “en España no había una formación bursátil como tal, había que salir fuera, a Londres o París para aprender sobre mercados”, comenta.

Viñeta sobre la mujer y Wall Street a finales del S.XIX en el New York Telegraph

También tiene una opinión al respecto, Sara Carbonell, analista de CMC Markets, cree que en el caso español hay menos mujeres por un “tema educacional: la generación anterior a la nuestra estaba más ‘orientada’ a estar en casa y se estudiaban más carreras de letras”. Desde el punto de vista biológico, algunos estudios afirman que la ausencia de mujeres en las plazas mundiales se debe a la poca testosterona con la que cuentan, un aspecto más masculino ligado a grandes mentones y pómulos fuertes, según estudios de la Universidad de Harvard.

Un mundo financiero en el que pasan cosas (cada vez menos) que resultan poco agradables, como que lleguen a la oficina y “pregunten dónde está el jefe” como cuenta Victoria Torre, responsable de producto de Self Bank. O que te digan “la próxima vez que venga tu jefe a atenderme” comenta Raquel Blázquez, gestora de fondos de Ibercaja Gestión “no sé si por mujer o por joven”, justifica. En el foro “Mujeres y Finanzas” organizado por Unience, una red social dedicada a las finanzas, se comentaron algunas de estas aventuras financieras.

“Lo de las mujeres y el dinero no lo veo muy bien”

Andrea Carreras-Candi, directora de EFPA España comentaba que en sus comienzos como asesora financiera, uno de sus primeros clientes le espetó literalmente: “Lo de las mujeres y el dinero no lo veo muy bien”. Por su parte, Gadea de la Viuda, directora general de Abante relata que se ha sentido “ninguneada, menos escuchada que lo que se atienden entre ellos” pero concluye con una sonrisa diciendo que “no hay que empeñarse en tener razón, sino en tener éxito”.

Ana Rafels, asesora de Inversiones de Ana Rafels EAFI asegura que nunca ha tenido una experiencia así, pero que cuando empezó, su compañero era más mayor y los clientes “daban por hecho que era una secretaria o una ayudante”.

La mujer tiene más aversión al riesgo

El 69% de los profesionales de las finanzas cree que las mujeres tienen mayor aversión al riesgo que los hombres, mientras que apenas el 5% considera que las mujeres son más arriesgadas, según datos de la última encuesta de EFTA España.

Susana Felpeto, subdirectora de renta variable de ATL Capital, lleva más de diez años en el sector financiero y reconoce que haber vivido lo “mejor y lo peor de los mercados en estos años ha hecho que mi actitud sea de prudencia”. Y es que la reflexión y la capacidad de análisis es uno de los atributos que tienen las mujeres que se dedican a invertir.

Uno de los fotogramas de «El lobo de Wall Street» de Martin Scorsese.

Tal como indica Begoña Puente, coach y profesora de ESADE, las mujeres “tienen una visión radial, los hombres una en el horizonte”, las mujeres “son capaces de ser más empáticas y de hacer un análisis con cierta distancia”, comenta Flores desde Asinver. Si hablamos de cifras, desde Self Bank señalan que el 40% de la mujeres que invierten se toman mucho más tiempo que un hombre a la hora de decidir, cree Torre que esto se debe a que “llevamos mucho menos tiempo dentro de las finanzas”. Blázquez cree que tienen un perfil más “analítico, por eso somos mejores gestionando y formando carteras”.

«Antes de Lehman Brothers los bancos preferían varones ‘con pelotas’»

Vallvé asegura que las mujeres a la hora de invertir “son más conservadoras, no se dejan impresionar por cantos de sirena”. Algo en lo que están de acuerdo casi de manera unánime. Alejandro Martín, subdirector de Hanseatic BrokerHouse manifiesta que “las mujeres prefieren hacer inversiones con las que ganen menos, pero asegurando pocas pérdidas”.

Curiosamente, hasta la caída de Lehman Brothers, en Wall Street nadie quería contratar agentes de bolsa que no tuvieran gran interés por el riesgo. “Los bancos preferían varones ‘con pelotas que arriesgaran grandes sumas de dinero, así serían capaces de ganar un montón más” según ha declarado en alguna ocasión Terri Duhon, ex trader de JP Morgan.

Terri Duhon, ex agente de Bolsa de JP Morgan (Foto. LinkedIn)

Torre admite que no conoce muchas brokers de bolsa o gestoras de fondos en España, pero sí comenta que “hay un alto porcentaje de mujeres gestoras en los mercados emergentes”. De hecho, debemos atender a las traders que están tomando mucha fuerza en Japón: son las conocidas como Forex Wife, amas de casa que hacen transacciones en su día a día y que ganan, en algunas ocasiones, más dinero que sus maridos. Tienen un perfil calmado, con gran capacidad analítica y a menudo, sin formación universitaria.

Un ingrediente que tiene el sector financiero es la capacidad de tolerancia que se tiene ante el riesgo, “delante de la pantalla sale lo mejor y lo peor de las personas, para operar en los mercados hay que tener mucho control sobre ti mismo”, según Serrano. Felpeto, ante estas reacciones humanas, asegura que los gestores tienen que controlar no solamente sus emociones, sino también las de sus clientes. “Amortiguamos los sentimientos porque la bolsa son emociones, tenemos que frenarles” concluye la analista de ATL Capital.

En definitiva, la generación de profesionales españolas que está en activo en el mundo de las finanzas está formada y tiene la trayectoria suficiente como para alcanzar el éxito, a pesar de los condicionantes que se escapan a su control.

Están en una carrera de fondo, con complicadas jornadas de 8 AM a 20 PM, donde no hace falta llegar a la meta masculinizando sus aptitudes y su gestión. No hay que pedir perdón por aportar valores femeninos a un mundo de hombres.