Economía
Economía

Las hortalizas serán aún más caras: la hectárea de cultivo sube un 6% y supera los 260.000 euros

El precio del suelo para cultivo no ha sido ajeno a la inflación y en algunos casos se ha llegado a disparar hasta un 6% Los precios de la tierra para usos agrícolas dependen de lo que se vaya a cultivar y del lugar en el que estén, y oscilan entre los 216.085 euros para una hectárea de invernadero dedicada al cultivo en regadío de hortalizas y los 7.128 euros para sembrar herbáceos y barbechos en secano.

Las perspectivas para la siguiente campaña de siembra son pesimistas. Con una inflación disparada, la economía en retroceso, la grave crisis energética que amenaza con racionamiento, un endurecimiento de las condiciones financieras y nuevos incrementos de los factores de producción (incluidos los salariales con una nueva subida del SMI) que no se pueden trasladar a las producciones que salen al mercado, los agricultores dudan seriamente si podrán acometer una nueva campaña de siembra que les traerá más gastos extraordinarios.

Tal y como recoge la última Encuesta de Precios de la Tierra que, con datos de 2021, acaba de publicar el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), las mayores alzas porcentuales del precio de la tierra en 2021 respecto a 2020 corresponden a terrenos para hortalizas de regadío en invernadero, que alcanzan los 216.085 euros tras encarecerse más de un 6%); frutales de secano de clima subtropical (8.155 euros, +5,2 %); uva para mesa y pasas en secano (13.762 euros, +5,2 %) y aceituna de mesa en regadío (28.389 euros, +3,9 %).

La elevación de los costes energéticos ha impactado de tres formas. Del lado de la producción, los sistemas de cultivo en invernadero y los costes de insumos como los abonos se han visto fuertemente afectados. Si a ello se añade la canícula registrada este año, el volumen de producción de algunos productos, como los tomates, ha caído un 20%. En estos momentos, con la campaña de cosecha de los 12 millones de toneladas de manzanas y los 2 millones de toneladas de la UE en pleno auge, los productores se enfrentan a otro obstáculo: el almacenamiento de las frutas.

Después de meses difíciles, los productores se han enfrentado a decisiones delicadas. «La semana próxima tendremos que decidir entre seguir cosechando a pérdidas o dejar que todo se pudra, manzanas, peras y el resto», escribió un agricultor en redes sociales. En el momento actual, al menos un tercio de los alimentos producidos para consumo humano se pierde o desperdicia en el mundo, en gran parte a causa de problemas de almacenamiento y de cadenas de aprovisionamiento ineficaces. Esta advertencia llega en un contexto de preocupaciones crecientes por la seguridad alimentaria a causa de las perturbaciones del abastecimiento provocadas por la guerra en Ucrania.

El desbocado aumento de los costes de producción, unos precios en origen que no permiten alcanzar una mínima rentabilidad, unas mermas de producción generalizadas como consecuencia de la sequía y un otoño plagado de incertidumbres y malos augurios, hacen que situación sea «inviable» para agricultores y ganaderos. Por este motivo, la patronal agraria ha advertido de un «otoño caliente», con nuevas movilizaciones en España por parte de agricultores y ganaderos ante la situación «insostenible» que vive el sector agrario y la «clamorosa falta de respuesta» del Gobierno de Pedro Sánchez.