Economía
También rechazan el tope a los precios

Hasta los Verdes alemanes rechazan la reforma energética de Ribera: fragmentará el mercado

El plan de la ministra española Teresa Ribera para reformar el mercado eléctrico europeo no sólo ha concitado las críticas de la Comisión Europea sino que ha que provocado el rechazo de los principales grupos políticos que debaten esta semana con el Ejecutivo de Bruselas el proyecto definitivo para afrontar el futuro del sector. Hasta el partido de los Verdes de Alemania, que gobierna en coalición con el canciller socialista Scholz, ha mostrado una intensa oposición. El ponente de la formación política ecologista ha declarado a lo largo de la discusión que la crisis que se ha producido desde hace más de un año con motivo de la guerra de Ucrania no proviene de un mal funcionamiento del mercado de la electricidad sino del precio de gas.
La formación verde también ha coincidido con casi todos los que se han pronunciado sobre el plan de Ribera en el sentido de que atenta contra el mercado, y que su consecuencia más importante sería la fragmentación del actual modelo, con consecuencias negativas para los consumidores. Los Verdes alemanes también apoyaron en su momento blanquear la combustión nuclear y el gas como energías limpias, una propuesta que apoyaron todos los países de la Unión con la oposición de España.
La vicepresidente de Transición Ecológica del Gobierno de Sánchez aspira a seguir topando los precios de la energía y quiere conservar la soberanía del país para fijar sus propias normas, pero ambas cuestiones chocan frontalmente con el deseo de la Comisión de mantener un mercado único y relativamente eficiente «como es el caso», una tesis que defiende con vehemencia la presidenta Ursula von der Layen.
El ponente principal del programa defendido por Ribera, y que apoya el Grupo Socialista Europeo es el español Nicolás González Casares, y la ponente del Grupo Popular que está con contra la portugesa María Graça Carvalho. El español ha tenido que escuchar de los miembros de la Comisión que su postura «crea un riesgo de fragmentación del mercado, incertidumbre entre los gestores que operan en él, así como el freno correspondiente a la inversión en renovables».  «La introducción del tope de 180 €/MWh en caso de crisis de precios energéticos nos parece problemático. Expresamos nuestras reservas al respecto. No podemos predecir una futura crisis, que podría ser muy diferente de la actual», indicaron los intervinientes.

Bruselas también señala que prefiere que sea el propio mercado el que muestre si existe «apetito o interés por una plataforma de inversión, a fin de ver si surge esa demanda, antes de oponerse a la misma con una reglamentación»Christian Ehler, diputado alemán del Grupo europeo popular, aseguró que los caps (topes a las renovables) que propone el ponente español «son una línea roja para nosotros. Queremos buenas propuestas para la inversión y esta propuesta la va a matar. Estoy en contra”. Pese a lo que ha dicho la Comisión sobre la fragmentación del mercado, los socialistas han difundido una nota en la que afirman que cuando pretenden que cada país decida sus normas no desean ni mucho menos la fragmentación del mercado interior.

«Prohibir el corte de energía a los más vulnerables y limitar los beneficios caídos del cielo de las eléctricas son las claves sociales de la Reforma del Mercado Eléctrico presentada por González Casares, según el comunicado impulsado por los socialistas europeos, pero no parece que el resto de los Grupos, ni siquiera el alemán de los Verdes, que lleva décadas al frente del ecologismo en Europa, opinen de la misma manera. La retahíla de críticas a la propuesta de la ministra Ribera no han dejado de cesar desde que se conocieron todos sus detalles. «Los planes de Ribera podrían eliminar la libre competencia, ir en contra de las reglas básicas del mercado y daría lugar a un sector más intervenido con grave perjuicio para los consumidores y para los generadores de energía», según un informe elaborado por la consultora PwC.

Según estos expertos, Ribera ha diseñado un mercado intervenido y centralizado en el que se concede un protagonismo extra a la figura de un regulador como comprador único de la energía». Como consecuencia de los planes que maneja la ministra Ribera, y que se apartan de manera considerable de los del resto de los países, el mix de generación futuro no resultaría de la competencia entre agentes por invertir en tecnologías innovadoras y eficientes en costes sino de decisiones de Estado, lo cual podría derivar en un sobrecoste para los consumidores o en déficit de inversión, lo que pondría en riesgo la seguridad del suministro.

La opinión de la consultora EY es similar: las ideas de la ministra de Sánchez pasan  por una intervención de los precios y acarician el fin del mercado marginalista, que es el que funciona actualmente y en el que los precios son el resultado final de casar la oferta y la demanda después de un proceso complejo pero que finalmente ha reportado grandes beneficios a los consumidores, de acuerdo con la opinión mayoritaria en la Comisión Europea.