Economía

Las grandes superficies denuncian la “desproporcionada, arbitraria e inoportuna” subida del IBI de Carmena

Las grandes superficies, representadas por la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED), ven «absolutamente desproporcionada, arbitraria e inoportuna» la subida del Impuesto sobre Bienes e Imuebles (IBI) que  la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, pretende imponer al comercio en 2016.

ANGED considera desproporcionada la medida del Ayuntamiento de Madrid porque los grandes comercios de la ciudad «ya están sometidos a una fiscal altísima». Los valores catastrales son más elevados que la media nacional y el tipo impositivo diferenciado que soportan en el IBI ya roza el máximo permitido por la Ley de Haciendas Locales.

El planteamiento de Carmena es «inoportuno en el tiempo y en el fondo», denuncia ANGED, ya que «resta confianza» en el sector. Los empresarios consideran que la subida del IBI, el IAE y otros tributos y tasas locales «obstaculiza la capacidad de la economía para crear empleo», que es «la medida más eficaz para combatir la desigualdad y generar riqueza».

La asociación considera que «el Ayuntamiento debe aclarar cómo quiere articular esa subida adicional del 10% y pensar en las gravísimas consecuencias que tendrá para la viabilidad de muchos negocios».

La medida es arbitraria ya que ejerce una distorsión importante en el mercado entre empresas competidoras con formatos comerciales distintos. Con los cambios que quiere introducir Carmena, una empresa que tenga una única tienda grande sufrirá un castigo fiscal mucho más alto que el de otra compañía competidora con una superficie total de venta mayor repartida en varias tiendas medianas.

Denuncias reiteradas

No es la primera vez que ANGED pide la retirada de los impuestos específicos a las grandes empresas. Su presidente, Alfonso Merry del Val, considera que “todas las restricciones legales a los grandes formatos comerciales que siguen aprobando los responsables públicos con la finalidad de erigirse en protectores del pequeño comercio, son medidas huecas, cómodas y baratas desde el punto de vista de la gestión política, pero inútiles a la hora de alcanzar sus objetivos”.

Para el responsable de ANGED, “estas políticas se inspiran en una era analógica, de hace 30 años, cuando se pensaba que el comercio era una especie de vasos comunicantes en donde las restricciones a los grandes establecimientos ayudaban a recuperar las ventas del pequeño comerciante. Pero basta con ver nuestras calles para comprobar el profundo error de estos análisis simplistas. ¿Cómo vamos a impedir que los ciudadanos compren cualquier producto, a cualquier hora y en cualquier lugar del mundo?”.