Economía
FORMACIÓN

Funcas asegura que las universidades públicas no adaptan su oferta al mercado laboral

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

La Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) asegura que las universidades públicas españolas no adaptan su oferta de estudios a las demandas de los estudiantes ni al mercado laboral, según consta en el informe Papeles de Economía Española publicado este lunes. Así, los autores demuestran con datos sobre España que la demanda de estudios universitarios se determina en parte por las expectativas de ingresos futuros.

Por tanto, como reacción a la heterogeneidad en los ingresos esperados de los distintos grados, las notas de corte (un indicador del aumento de la demanda) aumentaron para los estudios con salarios esperados más altos.

Por el contrario, la oferta de plazas en las universidades públicas no se modificó en función de los resultados esperados de cada tipo de estudios en el mercado laboral.

Este desajuste entre oferta y demanda se ve agravado por la estrategia de las universidades de aumentar el número de carreras ofrecidas sin incrementar las plazas de los estudios con mayor demanda.

Las universidades públicas españolas

Además, Funcas constata importantes diferencias de género en la elección de los grados. Los autores han elaborado una serie de índices que son un primer paso para entender el nivel de exposición de los grados universitarios al cambio tecnológico, permiten ordenar los estudios según el grado de amenaza o complementariedad con la digitalización y la IA (inteligencia artificial) y son informativos tanto de la posibilidad de encontrar empleo como del salario de los diferentes estudios.

En general, el artículo de la funcación presenta dos grandes conclusiones. La primera, respecto a las brechas de género, que las mujeres están sobrerrepresentadas en los estudios relacionados con la salud y, en general, con todos los estudios englobados en la economía de los cuidados, mientras que están infrarrepresentadas en grados científicos, ingenierías y arquitectura.

La baja proporción de mujeres en estudios STEM preocupa a Funcas porque esta no ha variado en las últimas dos décadas y porque, dado que los estudios STEM tienen ventajas en términos de inserción laboral y salarios futuros, puede estar detrás de las brechas de género en el mercado laboral e, incluso, tender a amplificarlas.

La segunda conclusión, según la entidad, es que España debe centrarse en la calidad en lugar de en la cantidad. Funcas mantiene que España tiene una posición de relativo liderazgo en Europa respecto al número de estudiantes universitarios, por lo que los esfuerzos deben estar focalizados en elevar la calidad de los estudios superiores y mejorar la interacción con el mercado laboral.

En los últimos años, la inversión privada en las universidades españolas ha experimentado un crecimiento significativo. Por ejemplo, en 2018, en una operación sin precedentes en España, el fondo de inversión Permira adquirió la Universidad Europea de Madrid por 770 millones de euros y unos meses después, la gestora de fondos de capital riesgo CVC compró la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX) por 1.100 millones de euros.

Edificio de la Universidad Europea de Madrid (Foto: EP).

En abril de 2024, Permira vendió el 30% de la Universidad Europea por 2.200 millones de euros, y CVC está considerando la venta de la UAX por 2.000 millones de euros.

Este auge de la inversión en universidades privadas coincide con un aumento en la matriculación en estas instituciones, contrastando con la disminución de la matrícula en universidades públicas en las últimas dos décadas.

Como resultado, el porcentaje de estudiantes en instituciones privadas se ha duplicado, pasando del 10% en el curso 2006-2007 a más del 20% en el curso 2022-2023 en el nivel de grado.

En el nivel de máster, las instituciones privadas representan casi el 50% de los alumnos del sistema. Aunque tradicionalmente se consideran superiores, las universidades públicas ahora luchan por competir en este nuevo contexto, limitadas por restricciones regulatorias, falta de flexibilidad y financiación insuficiente.

«Todas las revoluciones tecnológicas que las universidades han enfrentado desde la introducción de la imprenta han tenido aspectos positivos y negativos, pero muchas de ellas no han alterado significativamente la forma en que el conocimiento se transmite en las universidades», defiende Funcas.

Sin embargo, «la inteligencia artificial sí puede tener un gran efecto transformador en los procesos de aprendizaje y enseñanza y en su arquitectura organizativa, en la medida en que puede aportar la capacidad de personalizar la enseñanza y además hacerlo de una forma interactiva», afirma.

«Las plataformas digitales, que ofrecen acceso a recursos educativos a una escala sin precedentes, rompiendo barreras geográficas y económicas, y que podrían democratizar el conocimiento, y la búsqueda por parte de los estudiantes de experiencias educativas que los preparen para un mercado laboral internacional, donde la diversidad cultural y la competencia son la norma, son solo algunos de los condicionantes que cambiarán la universidad tal como la conocemos hoy», sentencia.