Las firmas de moda que catapultó Lady Di siguen en auge 20 años después de su muerte
Nadie ha olvidado la alocada escena de Lady Di bailando con John Travolta en una fiesta en la Casa Blanca en 1985 vestida con un diseño en seda y terciopelo de Víctor Eldestein. Ese mismo vestido se subastó en 2010 y alcanzó casi 279.000 euros. En ese momento, la Princesa de Gales aún estaba casada con Carlos de Inglaterra, la transformación rebelde de mujer engañada y lanzada a las firmas internacionales como Versace o Christian Lacroix todavía estaba por llegar. Todo aquello que vestía la nuera de la Reina Isabel se convertía automáticamente en un éxito, no tenía ‘Royal Warrant’ como su marido o sus suegros y ni falta que le hacía.
Lady Diana no necesitaba colgar ningún escudo real en aquellas marcas que usaba, solo el disparo de un ‘flash’ catapultaba las ventas de las compañías de moda que elegía. La popularidad de las botas de agua Hunter, los zapatos Jimmy Choo, los vestidos de Versace o el bolso creado en su honor en Dior son síntomas suficientes para afirmar que Diana Spencer era una apuesta publicitaria segura y duradera en el tiempo. Veinte años no son nada.
De hecho, este mismo martes la estadounidense Michael Kors ha comprado la británica Jimmy Choo por más de 1.300 millones de dólares. La empresa fundada en los años 90, que era usualmente usada por la fallecida Diana tras comenzar a pisar fuerte, sin timidez, no ha perdido su valor sino todo lo contrario.
Es conveniente, para entender la relación de la Princesa de Gales con la moda, seguir cronológicamente los acontecimientos personales de una mujer que, aunque ligada a la realeza, sufrió las infidelidades de su marido como cualquier plebeya.
En su momento, a principios de los 80, explica Inmaculada Urrea, experta en branding de moda, Lady Di fue el sueño de la princesa reencarnada, pero tras el engaño de su marido todo cambió, incluso su relación con la moda. “Hubo dos Dianas, hubo un antes y un después”, recalca.
“Si nos remontamos al comienzo de su relación con el Príncipe Carlos”, señala la experta en ‘branding’ de moda, “la recordamos súper tímida, vestía siempre con marcas inglesas, pero cuando se enteró de la infidelidad se desmelenó con autores internacionales como Versace”. De hecho, el diseñador italiano ofreció a Diana protagonizar una de las campañas publicitarias de la compañía por la nada despreciable cifra de un millón de libras. La oferta fue rechazada.
Desde Sofoco Media exponen que en la época era “la celebrity por excelencia, ni su nuera Catalina Middleton tiene tanto foco mediático”. Y concluyen: “A finales de los 90 no había tanto focos en las redes sociales y Lady Di era una celebridad nos guste o no”.
En 1981, aniñada y vergonzosa, apareció con unas botas Hunter que se agotaron en todas las tiendas. Un momento en el que la compañía aprovechó para salir al mundo e internacionalizarse. En pocas ocasiones más se vio a la Princesa de Gales con el mismo calzado.
“Pasó de la timidez a la ruptura”, señala Urrea, “para ella debió ser un trauma que todo el mundo supiera del engaño y se liberó también a través de la moda”. Roberto Devorik, amigo y asesor de imagen de Diana, ha explicado en una entrevista a Vanity Fair que “no tenía sentido del estilo, como todas las niñas bien inglesas de la época preferían marcas locales como Laura Ashley o Susan Small en lugar de diseñadores internacionales”. Afirma, además, que tardó años en convencerla para que incluyera en su armario a Versace o Christian Lacroix.
Por su parte, la editora de moda Suzy Menkes ha afirmado que, al principio, en todas sus fotos aparecía una joven preciosa ataviada con prendas correctas y propias de un miembro de la realeza. Más tarde, prosigue, con vestidos cortos y llenos de encaje en el periodo en el que su marido desveló su relación extramatrimonial con Camila Parker Bowles; y finalmente, tras divorciarse, con potentes y sensuales vestidos de Versace. Eran dos nombres casi indisolubles en la época.
Todo lo que hacía Diana era noticia, salía continuamente en toda la prensa rosa, “de la Reina de España no se hablaba porque no era ningún icono de estilo”, comenta.
Dior también se puso a sus pies. La ‘maison’ reinventó en piel uno de sus míticos modelos de mano acolchados por petición de Bernadette Chirac, esposa del entonces primer ministro de la república Jacques Chirac, que pidió un regalo único para la Princesa de Gales en 1995.
Hoy, todas y cada una de las marcas de moda que utilizó Diana para sus apariciones públicas siguen en primera línea en el mundo del lujo. Y, curiosamente, Gianni Versace, uno de los diseñadores que ayudó a Lady Di a sublevarse contra la rigidez monárquica, quedaron unidos por la muerte en el mismo año con apenas un mes de diferencia.
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