Economía
PODER ADQUISITIVO

Los españoles necesitan ahorrar 10 meses todo su sueldo para poder comprar un coche usado

España ocupa el décimo lugar entre los 23 países analizados

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

Los españoles necesitan ahorrar 10 meses todo su sueldo para poder comprarse un coche usado, según un estudio sobre asequibilidad del automóvil publicado este miércoles por carVertical. Así, España se sitúa por encima de la media europea y lejos de los finlandeses que son los que menos tendrían que trabajar para adquirir un coche con tan sólo 2,7 meses, seguidos de los alemanes (6 meses) y los suizos (6,1 meses).

Así, España ocupa el décimo lugar entre los 23 países analizados en cuanto al tiempo necesario para adquirir un coche usado, con un promedio de 9,6 meses de trabajo.

Francia se encuentra en una posición algo más favorable, con 8,5 meses de trabajo requeridos. Sin embargo, el estudio advierte que estas cifras son optimistas, ya que suponen que una persona puede ahorrar la totalidad de sus ingresos mensuales, lo cual no es realista.

En Portugal, los conductores necesitarían trabajar 22,4 meses para comprar un coche usado, el tiempo más prolongado entre los países analizados. Les siguen los rumanos, con 15,4 meses, y los serbios, con 14,7 meses.

Meses de sueldo para un coche usado

En España, el sueldo medio se sitúa en 1.921 euros, mientras que el gasto medio en un coche usado es de 19.995 euros, según datos de Ganvam. En contraste, Suiza registra el valor medio más alto de un coche usado, con casi 39.000 euros, pero también tiene el salario medio más elevado, alcanzando los 6.377 euros.

Austria y Portugal, aunque tienen presupuestos similares para la compra de coches usados (28.500 euros en Austria y 24.200 euros en Portugal), muestran una gran diferencia en los salarios.

Un coche en una gasolinera. (Foto EP).

En Austria, el salario medio es de 2.600 euros, mientras que en Portugal es considerablemente más bajo, rondando los 1.100 euros. Esto resalta la disparidad en el esfuerzo necesario para adquirir un vehículo en distintos países.

«Somos testigos de los signos de estabilización del mercado de coches usados en todo el continente. Los precios de los coches usados muestran continuamente un ligero descenso y la oferta de coches usados de segunda mano coincide con la demanda de estos vehículos», ha advertido el experto en automoción de carVertical, Matas Buzelis.

Altos niveles de inflación

Así, el poder adquisitivo de los españoles se sitúa en unos niveles preocupantes. Tanto es así que los usuarios están teniendo cada vez más problemas para adquirir vehículos de segunda mano. Los efectos de los altos porcentajes de inflación en España durante los últimos años hacen mella en las cuentas y presupuestos de los hogares.

Es más, la subida de precios parece que va a ser persistente, especialmente en aquellos productos de consumo más necesarios para las familias. En concreto, este mismo martes, el Banco de España presentó sus perspectivas macroeconómicas de septiembre y, entre ellas, se encuentra la preocupante evolución de la inflación de los alimentos durante los próximos años.

De media, el organismo prevé que el Índice de Precios de Consumo (IPC) de estos productos se sitúe, de media, cerca del 4% en 2024, pero que se estanque en el 2,7% durante los años 2025 y 2026. Esto significaría que los precios de los alimentos aumentarían 0,7 décimas más que el porcentaje necesario para hablar de estabilidad.

El estancamiento de la inflación de los alimentos en niveles altos perjudica al IPC general, dado que, como mantiene la institución, los alimentos y la energía son dos de los principales factores que influyen sobre el indicativo.

Además, el descenso del ritmo de crecimiento del coste alimentario no se ha visto igual en todos los productos: «Hemos visto una desaceleración en los precios de los alimentos que ha sido especialmente acusada en el caso de los bienes menos elaborados, no de los alimentos frescos».