Las blusas indígenas que esconden tradiciones mayas

Cincuenta tejedoras de zonas rurales de Guatemala trabajan en este proyecto con sello español

Sus productos, fabricados 100% en Guatemala, han llegado a países como Australia, Japón o España

indigena - mayas
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En la cultura maya, los nahuales son elementos o espíritus que ‘acompañan’ a las personas: en función de la fecha de nacimiento, cada uno nace vinculado a un animal, un ángel guardián o un álter ego protector. Esta tradición se ha plasmado en los tejidos durante siglos: las guatemaltecas bordaban mano a mano sus tótems para que quedasen perennes. Para que no se perdiese la magia, la española Patricia Vázquez quiso ‘resucitar’ esta técnica textil artesanal y fundó My Nawal, un proyecto donde, a día de hoy, trabajan cincuenta tejedoras de Guatemala que esconden en la ropa las tradiciones mayas.

Ahora, estas cincuenta mujeres indígenas bordan a mano cordones de gafas, blusas, cinturones, correas para cámaras fotográficas o sandalia. En cada uno de sus diseños, dejan su huella. «Los bordados utilizados en cada producto dependen de la inspiración de la tejedora, de cómo se sienta ese día y de la historia que quiera reflejar en sus bordados a través de símbolos y figuras mayas que poseen su propio significado. La sensación de llevarlos es pura magia», cuenta la fundadora a OKDIARIO.

El objetivo: conservar su cultura y tradiciones en cada producto. «Ellas han nacido rodeadas de hilos, conocen muy bien sus trajes y los símbolos que representan a su pueblo. Nosotros les orientamos en cuanto a los gustos de mercado, que demanda más el público pero nada más. Por ejemplo, nuestro producto estrella son las correas bordadas a mano, que sirven tanto para cámaras como para bolsas: transformamos lo que en realidad son las fajas con las que ellas sujetan su falda en un producto adaptado al mercado actual, pero siempre respetando el origen de su trabajo».

Fiel a la tradición

Las mujeres indígenas fueron su inspiración y por eso decidió empoderarlas. «En ellas vi una capacidad de sacrificio digna de ser reconocida. Día a día cuidan de su hogar y, al mismo tiempo, buscan generar nuevos ingresos para la familia. A pesar de todas las dificultades económicas que pueden atravesar, son fieles a sus tradiciones y mantienen vivas técnicas textiles que heredan de generaciones pasadas y que en otros lugares ya han caído en el abandono», cuenta la fundadora a OKDIARIO.

A día de hoy, todos los productos se fabrican en Guatemala, pero en un futuro cercano la meta es colaborar con artesanos de otros países para extender las técnicas textiles tradicionales.

Gracias a la venta online, estas correas llenas de colores, los bolsos de cuero, los huipiles (blusas indígenas) que representa al quetzal o al ciervo (animales de la mitología maya) o un cuello con el calendario circular maya bordado han llegado a países como España, Australia o Japón.

Los precios se adaptan a la dificultad del trabajo artesanal. Pero, Vázquez asegura que hay productos para todos los bolsillos. Los beneficios que obtienen con las ventas no se destinan al desarrollo de estas áreas rurales. La fundadora de My Nawal quería ayudar a estas comunidades dándole un giro de 180º al modelo: «Ellas son nuestras proveedoras y continuamente están trabajando en la elaboración de productos que, por otra parte, requieren mucho tiempo de dedicación. Nuestros beneficios se calculan después de que ellas cobren por su trabajo. Lo mejor de todo es que nos adaptamos a las necesidades de su vida diaria: si por motivos familiares, por ejemplo, hay días que no pueden trabajar, no pasa nada. Respetamos sus tiempos y sus necesidades. Y si tenemos la suerte de generar ganancias, las estamos reinvirtiendo para hacer crecer la marca». 

Vázquez dejó su trabajo en una multinacional, viajó a Guatemala por amor y se puso una mochila al hombro para recorrer el país de la eterna primavera. Se enamoró de su gente, su paisaje y sus vestimentas y decidió poner en marcha este proyecto que, a día de hoy, es su inspiración. «Me ha dado mucho a nivel profesional, pero sobre todo a nivel personal. Dentro de diez años me veo trabajando con muchas más comunidades de artesanos, no sólo en Guatemala, y ayudando a que las técnicas textiles tradicionales no se pierdan gracias a que la gente aprecie cada vez más aquellos productos únicos y elaborados a mano».

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