Cuidado con las empresas de préstamos rápidos: los riesgos de las ‘paydays loans’
Algunas familias sufren para poder hacer frente a los pagos correspondientes al final de mes. Puede ser, pues, que se encuentren con la cuenta bancaria en números rojos, hecho que les obliga a pagar comisiones e intereses. Además, también está el propio ahogo de ir siempre muy justo. En un contexto de dificultades económicas, este hecho se vuelve, por desgracia, más habitual. Como respuesta a ello, aparecen empresas de préstamos rápidos, conocidas también por el nombre de payday loans.
Son compañías que ofrecen crédito a un plazo muy corto, de forma que permite a los clientes poder pagar estos gastos más urgentes. Sus exigencias, además, son muy reducidas: en muchos casos, ni tan siquiera piden tener un trabajo estable ni unos ingresos recurrentes. Dada esta facilidad de concesión, ante una situación de desesperación, hay quien puede caer en la tentación de pedir una financiación de este tipo. Ahora bien, antes de hacerlo, es importante conocer en qué condiciones se produce.
¿Cuáles son las características de los payday loans?
En el mundo anglosajón son empresas con una extensión superior aquí. Con todo, hay que vigilar una serie de aspectos antes de decidirse por firmar un crédito de este tipo:
- Facilidad en su concesión: lo que en un principio podría parecer una ventaja, puede volverse en contra de quien pide la financiación. Si no existe ningún estudio riguroso sobre la capacidad que tiene la persona de devolver el dinero, puede generarse una falsa imagen sobre uno mismo y creer que se dispone de una solvencia que no es tal. Por consiguiente, el riesgo de impago incrementa.
- Plazo muy reducido de devolución: quien pide un préstamo rápido de este tipo debe de asegurarse que en breve dispondrá de una entrada de dinero tal que le permitirá de sufragar la deuda que ha contraído.
- Altos intereses: como normalmente las cantidades son pequeñas, para conseguir un beneficio mayor, las empresas que ofrecen este tipo de financiación fijan unos intereses más altos que las entidades tradicionales. En el fondo, son conscientes que son el último recurso desesperado y aprovechan esta circunstancia.
- Altas comisiones por impago: en caso de no poder hacer frente a la deuda, hay que prepararse para soportar unas comisiones e intereses que pueden ser hasta superiores al montante que se ha pedido.
- Política de recobro muy agresiva: son empresas acostumbradas a lidiar con altos números de impagos, ya que financian a clientes con poca solvencia. Por lo tanto, pueden llegar a generar una gran cantidad de llamadas y cartas (que acarrean una nueva comisión) avisando del constante incremento de los intereses y comisiones en caso que no se afronte el pago enseguida.
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