Cómo satisfacer las necesidades básicas: ¿Qué es un bien inferior?
En general, para cualquier bien o servicio, la creencia es que, a más disponibilidad de renta por parte del consumidor, mayor será su consumo. Ahora bien, existen una serie de productos por los cuales el comportamiento del consumidor es justo el contrario. Es decir, que a más renta disponible, menor es su consumo. Son los llamados bienes inferiores.
Así, a primera vista, podría parecer poco lógico, pero tiene la siguiente explicación: en contextos de mayores dificultades económicas, las personas tendimos a emplear el dinero disponible en aquello que nos es más necesario. Por lo tanto, dejamos de lado todos aquellos productos o servicios que no necesitamos para vivir, como los relacionados con el ocio.
En cambio, cuando la situación cambia y tenemos más disponible para gastar, la preferencia es contraria: hay una mayor tendencia a gastar más en lo que no es imprescindible y aquello más primordial queda relegado. Así pues, la mayoría de bienes inferiores se relacionan con la satisfacción de las necesidades básicas.
¿Existe una oportunidad para los bienes inferiores en este momento?
Durante los últimos años, hemos visto como el paisaje urbano ha cambiado de forma importante. De la nada, han aparecido multitud de negocios relacionados con la alimentación, así como supermercados abiertos durante gran parte del día donde se pueden adquirir bienes de primera necesidad. En el actual contexto, pues, sí ha crecido este tipo de negocio. Lo ha favorecido lo siguiente:
- Menor capacidad adquisitiva de la población: el contexto de crisis ha provocado que la renta disponible del conjunto de la población haya bajado. Además, aquellos que tampoco han sufrido ninguna consecuencia negativa en este aspecto concreto también son menos proclives a gastar y prefieren ahorrar por temor de lo que pueda venir en un futuro. Por lo tanto, como el disponible es inferior, sucede lo que se ha comentado en la introducción: la población ha aumentado el porcentaje de renta a bienes de primera necesidad.
- La posibilidad de cobrar al momento: una de las grandes dificultades por las que pasan algunos negocios es que los clientes no pagan hasta unos días después de haber realizado el servicio o entregado el producto. En este tiempo, igualmente, hay que proseguir la actividad y cubrir gastos. En cambio, en negocios como los supermercados, se cobra siempre al momento, de forma que se dispone de disponible para poder costear toda la actividad a corto plazo sin necesidad de pedir financiación adicional.
- La rebaja de los precios de los locales comerciales: como consecuencia de la crisis, muchos negocios se vieron obligados a cerrar. Ello provocó que muchos locales que antes tenían un uso comercial se quedaran vacíos. Al no haber una demanda de estos locales, su precio ha ido bajando. Por lo tanto, ahora es posible encontrar locales a unos precios sensiblemente inferiores a los de años atrás.
- Búsqueda de un precio bajo antes que una buena calidad: si se dispone de menos dinero, la preocupación por el precio de cualquier bien que se quiera adquirir aumenta. Se estará, por lo tanto, dispuesto a sacrificar calidad a cambio de poder pagar menos.
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