Economía
POLÍTICA MONETARIA

El BCE mantiene los tipos de interés en el 4,5% y detiene el esperado descenso de las hipotecas

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido seguir su rumbo pese a los cada vez más escasos cantos de sirena que confiaban en alguna sorpresa. Los tipos de interés se mantendrán en el 4,5% y la institución se tomará todavía un tiempo antes de empezar a bajarlos, según sugirió ayer Christine Lagarde, la presidenta de la institución. La consecuencia más relevante de la decisión es que el esperado descenso del  euríbor y del coste de las hipotecas se detendrá todavía durante unos meses, perjudicando a aquellos que tienen contraídos préstamos a interés variable.

La entidad con sede en Fráncfort prevé una inflación del 2,3% en 2024, y cree que se reducirá al 2% el año próximo, así como que caerá hasta el 1,9% en 2026. También ha revisado sus expectativas de crecimiento económico a la baja. En concreto, opina que el PIB de la zona euro aumentará sólo un 0,6% este año, para repuntar al 1,5% en 2025 y hasta el 1,6% a lo largo del  ejercicio posterior. El banco central ha vuelto a insistir en su comunicado oficial en que, a pesar de todo, mantendrá los tipos de interés «en niveles lo suficientemente restrictivos durante el tiempo necesario hasta conseguir sus objetivos».

A pesar de que el endurecimiento de la política monetaria -los tipos se han elevado del 0% al 4,5% en poco más de un año- ha tenido unos efectos notorios en la inflación, la impresión entre la mayoría de los consejeros del banco es que «recorrer la última milla», hasta consolidar el crecimiento de los precios en torno al 2% de manera sólida y sostenible, todavía será trabajoso. «Estaremos muy atentos a los próximos datos», insistió Lagarde.

La tasa de inflación de la eurozona descendió en dos décimas en febrero hasta el 2,6%, en comparación con el 2,8% de enero, según los datos publicados por la oficina estadística europea Eurostat. Y al descontar el impacto de la energía y de los alimentos sin elaborar, el índice subyacente se situó en el 3,3% frente al 3,8% de enero. Por su parte, el nivel de precios en España fue en el mismo mes del 2,9%. Aunque estos hechos demuestran la intensidad de la corrección inflacionista, todavía evidencian que la tarea de alcanzar el objetivo fundacional del BCE aún no se ha conseguido, y avalan la tesis mayoritaria de que sería peligroso aflojar la mano antes de tiempo y «poner en riesgo todos los logros alcanzados».

Los argumentos que esgrime el sector duro de la institución, que se ha impuesto a los de los partidarios de la relajación monetaria, es que la evolución de los salarios es preocupante -con un aumento medio superior al 4%-, que la productividad del conjunto de la economía continúa siendo muy baja -y por tanto es incapaz de amortiguar el incremento de los costes laborales- y que, por último, el precio del petróleo sigue siendo elevado -el barril de Brent lleva un tiempo por encima de los 80 dólares, lo que podría dar lugar a tensiones en los precios-.

Adicionalmente, todas estas circunstancias se están produciendo en medio de una situación geopolítica muy tensa y compleja, con los conflictos bélicos en Ucrania y Gaza en su máximo apogeo, así como una coyuntura política plagada de elecciones clave en zonas del mundo cruciales como la propia Unión Europea en junio y Estados Unidos a finales de año. 

«Ahora tenemos una expectativa creíble de que la inflación va a volver al 2% en 2025, pero es necesario asegurarnos de que los salarios se van a adaptar a unos precios más bajos, y hasta ahora no vemos que suceda, de manera que los avances realizados para alcanzar nuestro objetivo podrían descarrilar perfectamente si no perseveramos en la política adoptada desde hace un año», esgrimió Lagarde para respaldar la decisión adoptada hoy.

La sede del Banco Central Europeo en Fráncfort, donde se deciden los tipos de interés.

En favor de la decisión adoptada por el BCE está también el cambio de tono de la mayoría de los analistas e inversores, que a medida que han ido pasando los días han rebajado sus expectativas sobre un eventual recorte de los tipos de interés en marzo, han asumido la insistencia de los máximos responsables de la institución en que el cambio de rumbo todavía tardará un tiempo, y que esta se ejecutará según vayan conociéndose nueva información capaz de mantener que la inflación está anclada definitivamente en el 2%.,

«Durante el mes de febrero han continuado rebajándose las expectativas de bajadas de los tipos de intervención, adaptándose a un escenario más realista: el proceso desinflacionario no será tan inmaculado como descontaba el mercado a principios de año, lo que a su vez retrasará el inicio de bajadas de tipos y limitará igualmente su cuantía», opina Natalia Aguirre, analista del banco de inversión Renta 4. De esta forma, «el mercado ha pasado de descontar a principios de año entre 6 y 7 bajadas de tipos para la Fed y BCE en el conjunto de 2024 hasta las 3-4 actuales. De igual manera, se ha retrasado en el tiempo la expectativa de inicio de los recortes de tipos, desde marzo hasta junio», asegura Aguirre.

Según Aguirre, además del riesgo alcista sobre el precio del crudo que implica la guerra de Gaza, existe también la amenaza sobre las cadenas de suministro por los ataques hutíes a barcos mercantes internacionales, sobre todo si se tiene en cuenta que un 30% del volumen global de contenedores pasa por el Canal de Suez. «A esto se suma un ciclo económico que resiste mejor de lo esperado, de manera especial en EEUU, donde la reaceleración económica podría suponer también cierta tensión en los precios», apunta Aguirre. En este contexto, el BCE necesita más datos que confirmen que la inflación está realmente bajo control antes de iniciar las bajadas de tipos.

En cuanto a los programas de compra de activos (APP) y el de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP), el BCE ha indicado que el primero sigue reduciéndose a un ritmo «mesurado y predecible» dado que se ha dejado de reinvertir el principal de los valores que van venciendo. En el caso del segundo, el Eurosistema seguirá reinvirtiendo íntegramente durante el primer semestre de 2024 el principal del montante adquirido que vaya venciendo. Ya en la segunda mitad del año, se reducirá la cartera del PEPP en 7.500 millones de euros mensuales en promedio para poner fin a las reinversiones a finales de 2024.