Economía
¡Es el mercado, amigo!

BBVA copia a los malos inversores y da una salida a Onur si Torres cae por Villarejo

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La insensata opa de BBVA sobre el 100% del turco Garanti tiene muchas lecturas, desde las puramente financieras hasta las geopolíticas (justo antes de la visita de Pedro Sánchez a Erdogan). Pero las tres principales son la puramente de Bolsa, ya que lo que está haciendo BBVA es promediar como los malos inversores; la interna, por la victoria de Onur Genç en su guerra contra Carlos Torres; y la judicial, ya que ofrece un puente de plata al banquero turco si finalmente la Audiencia Nacional imputa al presidente por el caso Villarejo y él tiene que dejar de ser consejero delegado.

Lo de promediar es la técnica más vieja del mundo para intentar remediar una inversión fallida, como la de BBVA en Turquía (otro de los ‘grandes éxitos’ de Francisco Gonazález). Imaginemos que un inversor invierte 100 euros en un valor y éste baja un 50%, con lo que su inversión se ha reducido a 50. entonces, lo que hace es comprar otros 50 euros en el valor a un precio que dirá que es «muy atractivo», con lo que su posición será de 150 euros. De esta forma, solo necesita que la acción suba hasta 75 (no hasta 100) para recuperar su pérdida, es decir, baja el punto de retorno a beneficios: ganará 25 con su segunda posición, que compensan los 25 que pierde con la primera.

El presidente y el consejero delegado de BBVA, Carlos Torres y Onur Genç.

Pero claro, eso requiere que el valor suba a 75. Por el contrario, si lo que hace es bajar a 25, como ha doblado la apuesta la pérdida se multiplicará hasta 100 (el total de la inversión inicial): 75 en los primeros 100 invertidos y otros 25 en los segundos 50. Y, en esta huída hacia delante, ¿qué es más probable, que Garanti suba su valor para que BBVA recupere o que lo siga perdiendo?

Pues lo segundo. Por mucho que el banco español y algunos analistas destaquen lo del potencial económico y la bancarización que falta por hacer, el mercado tiene una desconfianza absoluta en Turquía. El régimen autoritario de Erdogan y, sobre todo, su mangoneo del banco central (esta semana le ha obligado a bajar los tipos un punto de golpe con la inflación disparada) provocan que los inversores internacionales no quieran tocar el país ni con un palo. Y así es muy difícil que la lira -la verdadera causa del quebranto del BBVA en Garanti- recupere; ni tan siquiera que frene la caída libre en que se encuentra.

Genç gana la guerra contra Torres

Respecto a la guerra de los dos primeros espadas de la entidad, en OKDIARIO ya les hemos contado que el turco ha ido acaparando cada vez más poder ante la inacción -inexplicable para muchos- del español, un poder que ha llegado incluso a los nombramientos de directivos.

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos.

La opa sobre Garanti supone la victoria definitiva de Genç: no sólo se impone a Torres, más partidario de una operación en España u otro país desarrollado, sino que desafía al mismísimo BCE, que le ha pedido en numerosas ocasiones que reduzca su peso en emergentes. En vez de eso, va y lo duplica en Turquía, chúpate esa, Guindos. Pero no suele ser buena idea enfrentarse al banco central: «Don’t fight the Fed», suelen decir los norteamericanos. Al BBVA le esperan tiempos duros en Frankfurt.

En el día del inversor que también ha celebrado el banco en esta semana grande, Torres ha dejado caer que no están cerrados a hacer algo en España con el dinero que les sobra de la venta de Estados Unidos, incluso a retomar conversaciones con el Sabadell (hasta ahora, el discurso era que «Sabadell es el pasado y BBVA mira al futuro»). Pero no tiene demasiada credibilidad. Como también les hemos contado aquí, el banco catalán ha conseguido que el BCE le conceda dos años de margen sin fusionarse. Y, además, el vencedor de la guerra interna no tiene mucho -por no decir ningún- interés en crecer en España, sino sólo en su país natal.

Se asegura la salida si la Audiencia imputa a Torres

Se pueden sacar lecturas políticas de que el segundo banco español prefiera invertir en un régimen como en el de Erdogan antes que en la España de Sánchez, pero quedan incompletas si no se tiene en cuenta el ángulo que ha condicionado el devenir del BBVA en los últimos años: el judicial. El caso Villarejo cada vez pinta peor para el banco, sobre todo después de las explosivas acusaciones de su anterior jefe de seguridad, Julio Corrochano y de que el juez y el fiscal vuelvan a acusarle de entorpecer la investigación.

Pedro Sánchez y Recep Erdogan.

En algunos círculos se da por seguro que García-Castellón acabará impuntando a Carlos Torres, lo que le obligaría a dimitir. Llegados a ese punto, lo normal sería que accediera a la presidencia el consejero delegado, o sea, Genç, pero eso sí que tendría que pasar por encima del cadáver de Luis de Guindos. Por tanto, se impondría una renovación total, probablemente con Jaime Caruana como ‘hombre bueno’ para pilotar la transición.

En esa tesitura, Genç tendría que salir de la cúpula del banco y, con la operación de esta semana, se ha asegurado la salida: la presidencia del Garanti. Podría volver a su país y gestionar la entidad tranquilamente a la espera de que los nuevos gestores del BBVA la vendan (que será lo más probable). Incluso podría quedarse después gracias a sus buenas relaciones con Erdogan, aunque eso dependerá del comprador.

Pero eso es economía ficción. De momento, lo que está claro es que Onur ha vencido su particular guerra y se ha asegurado el futuro pase lo que pase. Aunque sea a costa de enfrentarse con el BCE y de doblar la apuesta con el dinero de unos accionistas más que hartos de perder dinero… y que esta semana han visto desesperados cómo el valor volvía a hundirse, como es lógico ante una operación tan descabellada. Ojo, que este hartazgo también importa y mucho: si los problemas aumentan para Torres, como todo indica, nadie va a apoyarle, como nadie apoyó a FG cuando tuvo que dimitir.