Economía
Espacios protegidos y controlados

Alta tecnología europea para medir la temperatura de forma masiva y evitar rebrotes de Covid-19

La crisis sanitaria del Covid-19 ha abierto nuevas vías de investigación tecnológica para prevenir, controlar y monitorizar la temperatura de las personas –uno de los principales síntomas de la enfermedad– que acuden a su espacio de trabajo, como fábricas y oficinas, o vuelan entre países o regiones para evitar el contagio y la propagación del virus. En este momento, cuando estamos a apenas unos días de acabar con el proceso de desescalada, crear espacios protegidos en la llamada nueva normalidad es –o debería ser– una prioridad para las empresas con amplias plantillas, así como para el Gobierno central y los ejecutivos regionales, garantes de la seguridad de los ciudadanos.

En el mercado europeo hay tecnología muy puntera y de alta precisión que mide la temperatura de los usuarios que ha mejorado durante la pandemia. Sin embargo, también ha quedado patente en estos meses de alerta sanitaria que los productos tecnológicos de medición y control con fines médicos procedentes del mercado asiático han mostrado unas deficiencias técnicas que ponen nuevamente en serio peligro a la población.

En este sentido, Javier Alba del Pozo, director general de la compañía tecnológica e Inteligencia Artificial Vidaip, explica que en el contexto actual «es muy importante apostar y confiar en la alta tecnología europea para evitar rebrotes de Covid-19. No debemos bajar la guardia en estos momentos, sobre todo cuando estamos pensando ya en abrir las fronteras y recibir a los turistas extranjeros a partir del próximo 21 de junio».

Vidaip, compañía que nace en el mundo de la seguridad y especializada en el uso de cámaras de tecnología europea que brindan imágenes de alta resolución y una amplia cantidad de datos, ha aplicado toda su metodología e investigación en el desarrollo de cámaras termográficas que permiten, con una sensibilidad de 0,05º C y con una correcta instalación, llegar a tener mediciones de ± 0,1º C de precisión de las personas en espacios públicos y privados.

Cámaras termográficas para controlar la temperatura a través de imagen y sin contacto físico

«Esta tecnología junto al uso de la ley de protección de riesgos laborales, permite medir la temperatura de los trabajadores, y si es necesario, vincularlo con el reconocimiento del usuario de una manera fluida para que todo esto se pueda hacer teniendo en cuenta el volumen de personas que acceden, como transitan y se mueven por las diferentes ubicaciones dentro de las fábricas o empresas», explica Alba del Pozo.

Defiende Alba del Pozo, además, que el entorno exterior «se vuelve incontrolable y resulta mucho más difícil mantener la efectividad de las medidas de convivencia e higiene que sí tenemos en nuestras casas». Por eso, argumentan desde esta empresa con sede en Madrid y Alcalá la Real (Jaén), «es muy importante apostar por las tecnologías europeas porque las chinas, que dan respuestas muy rápidas a todas las necesidades del mercado occidental, han aprovechado la situación de emergencia para hacernos adquirir productos poco fiables».

Una vez irrumpió el Covid-19 en nuestras vidas y se conoció que la temperatura era una de las formas de identificar la aparición del virus en personas infectadas o posiblemente infectadas, desde Vidaip pusieron en marcha a todo su equipo de ingenieros y personal con diversas capacidades de desarrollo y gestión de proyectos de software a investigar cómo redirigir su tecnología de dispositivos de alta resolución a la lectura de la temperatura de personas sin contacto físico y a través de la imagen.

«Nos ponemos a trabajar con los dispositivos europeos, pero en las primeras semanas de la pandemia desembarcan del mercado chino cámaras que medían la temperatura con fines médicos con distancias de hasta 30 metros. Una distancia que nos parecía excesiva, sobre todo porque en esos metros pueden encontrarse factores que alteren la medición», expone con detalle el experto.

No obstante, y a pesar de la llegada de materiales por vía asiática, desde Vidaip se siguió trabajando sobre un sensor de medición y no de detección, «que es una gran diferencia», sentencia Alba del Pozo, y crearon diversas plantillas con contextos diferentes para que no hubiera margen de error. «No es lo mismo medir la temperatura en Santander que en Cádiz, por poner un ejemplo, y los dispositivos chinos sólo medían sobre las imágenes, sin contexto, e incluso sobre una fotografía», apunta el directivo.

La tecnología europea tiene, además de una mayor precisión en la medición, unos sistemas de ciberseguridad que garantizan un correcto cumplimiento de la Ley de Protección de Datos. «De las imágenes de estas cámaras termográficas podemos obtener datos de los usuarios, pero la imagen no se relaciona directamente con unos nombres y unos apellidos. La tecnología ‘made in Europe’ que nosotros usamos nos dan unos datos limpios y con garantías de que tras ellos no hay ningún interés más allá del de crear entornos seguros», detalla Alba del Pozo.

La alta tecnología termográfica está trabajando a pleno rendimiento en los aeropuertos de Portugal desde abril

La instalación de estas cámaras termográficas de Vidaip ya están trabajando a pleno rendimiento en Portugal, uno de los países menos afectados por la tragedia del Covid-19 por su política de prevención frente al virus. «Fueron los primeros en mirar a la tecnología europea, todos los aeropuertos de Portugal tienen instalados los dispositivos de medición de temperatura desde el mes de abril y todo el mundo que entraba en el país tenía que medirse la temperatura. Aquí en España vamos un poco tarde», explica.

Nuestro país, que ha sido la nación del mundo con más fallecidos por Covid-19 en la pandemia por millón de habitantes, sólo hay instaladas cámaras termográficas en el sector industrial, pero no en espacios públicos como estaciones de tren o aeropuertos, como sí ha hecho el país luso. «En España estamos hablando de montar todo el sistema de tecnología europea con técnicos de instalación españoles en el Aeropuerto de Adolfo Suárez – Barajas, tenemos un piloto y un concurso con decenas de cámaras, pero, la verdad, creo que esto debería estar montado teniendo en cuenta el nivel de desescalada en el que estamos», apunta Alba del Pozo.

La tecnología europea de Vidaip en el Aeropuerto de Madrid o en cualquier otro espacio como un museo, un centro médico o edificios públicos, según explica el experto, se monta en un plazo de alrededor de tres días por un equipo de instaladores nacionales. «Sería interesante tener un sistema fiable de medición en los lugares con mucha afluencia de personas porque eso va a permitir una trazabilidad y una localización de un posible brote de coronavirus. La realidad de nuestro sistema es que aplicamos las variables suficientes para que haya una alta fiabilidad», explica.

«Ni el gobierno ni las comunidades autónomas deben dejar fuera la alta tecnología de medición y control de temperatura por motivos económicos, si este país no se puede permitir esta tecnología europea, lo mejor que puede hacer es repartir termómetros de nivel usuario. Desde luego, tenemos que activar la vida pública y social, pero lo vamos a hacer midiendo la temperatura de una manera poco fiable. Un hecho que pasa aquí y en pocos sitios más», concluye Alba del Pozo.