Economía
Aviones

Adiós a llevar esto en tu maleta de mano si vas a coger un avión: las multas ya están llegando

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Viajar al Reino Unido con productos de origen animal se ha vuelto una cuestión delicada, especialmente para quienes tienen la costumbre de llevar consigo embutidos o quesos desde países europeos. Desde el pasado 12 de abril, las autoridades británicas han reforzado las restricciones de entrada a este tipo de alimentos, con el fin de contener un problema que, aunque poco perceptible para los viajeros, preocupa profundamente a los sectores agrícola y ganadero: la fiebre aftosa.

Esta enfermedad, altamente contagiosa entre animales de pezuña hendida como vacas, ovejas y cerdos, ha incrementado su incidencia en varios países de Europa continental, encendiendo las alarmas en los organismos sanitarios británicos. Reino Unido, con el objetivo de salvaguardar sus explotaciones ganaderas y evitar consecuencias económicas derivadas de posibles brotes, ha decidido imponer una prohibición tajante a la entrada de determinados productos alimenticios para consumo personal. La medida, comunicada por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA), se ha implementado justo antes del inicio de la Semana Santa para evitar que el virus cruce fronteras a través de productos contaminados.

Reino Unido prohíbe estos alimentos en la maleta de mano

A partir de esta normativa, queda completamente vetada la entrada de carne cruda o procesada (ya sea de vacuno, porcino u ovino), productos curados como jamón, embutidos, chorizo, salchichón, así como también productos lácteos, incluidos quesos, leche, yogures y mantequillas. No importa si estos están envasados al vacío, si provienen de tiendas libres de impuestos o si se transportan en pequeñas cantidades: si contienen ingredientes de origen animal, no pueden cruzar la frontera británica.

Las autoridades británicas han recalcado que esta prohibición afecta a todos los viajeros procedentes de países miembros de la Unión Europea. No se trata de una acción arbitraria ni una medida aislada, sino de una respuesta directa a la preocupante reaparición de la fiebre aftosa en distintas regiones del continente. De hecho, desde principios de 2025, el Reino Unido ya había restringido las importaciones personales de productos cárnicos y lácteos procedentes de Alemania, Hungría, Austria y Eslovaquia, los países donde se habían detectado los brotes más recientes.

En este nuevo escenario, los controles en aeropuertos, puertos y terminales de transporte se han intensificado. Los viajeros que lleguen al Reino Unido están obligados a declarar si portan alimentos, y en caso de duda, deben entregarlos voluntariamente. De no hacerlo, se exponen a la incautación y destrucción inmediata de los productos, además de posibles sanciones económicas.

Las multas pueden alcanzar hasta las 5.000 libras esterlinas (aproximadamente 5.800 euros), una cifra que sin duda hace reflexionar a más de uno antes de incluir ese queso curado o jamón ibérico en la maleta.

Sin embargo, la norma contempla algunas excepciones. Productos como el chocolate, dulces, pan, bollos, galletas, pasta seca y alimentos no perecederos sin trazas animales están permitidos. También se autoriza el transporte de pequeñas cantidades de leche infantil en polvo, comida para bebés y algunos alimentos de uso medicinal, aunque se exige que estén perfectamente identificados y empaquetados.

Hay también zonas excluidas de esta restricción. Las importaciones personales procedentes de Irlanda del Norte, Jersey, Guernsey y la Isla de Man no están sujetas a estas limitaciones, lo cual responde a acuerdos y circunstancias regulatorias particulares.

Fiebre aftosa

Si bien es cierto que la fiebre aftosa no representa un riesgo para la salud humana, su propagación entre animales puede tener efectos devastadores para el sector agropecuario. Las consecuencias de un brote incluyen la necesidad de sacrificar miles de animales, cerrar granjas, interrumpir el comercio internacional y provocar desabastecimientos puntuales de productos de origen animal. Por eso, esta enfermedad se toma con la máxima seriedad desde el punto de vista sanitario y económico.

Para quienes no estén familiarizados con la enfermedad, la fiebre aftosa afecta principalmente a animales de ganadería, pero también puede impactar a especies salvajes como jabalíes, ciervos, alpacas o llamas. Su carácter altamente infeccioso y su resistencia en determinados entornos hacen que las autoridades sanitarias tomen medidas muy estrictas ante cualquier posible amenaza.

Desde el Gobierno británico, el mensaje ha sido contundente. El ministro de Agricultura ha subrayado la importancia de proteger a los agricultores británicos y a la economía rural. «Estamos tomando medidas firmes para evitar cualquier riesgo innecesario. La seguridad alimentaria de Gran Bretaña depende de nuestra capacidad para mantener al margen enfermedades como la fiebre aftosa», declaró en un comunicado oficial.

Este tipo de normativas no son nuevas, y de hecho se aplican también en otros países que buscan proteger sus ecosistemas agropecuarios. La experiencia de crisis anteriores, como la vivida a principios de los 2000 con la fiebre aftosa en el Reino Unido, dejó lecciones que las autoridades prefieren no repetir. Por eso, la colaboración de los viajeros es esencial, y las campañas informativas en aeropuertos y medios de comunicación tienen como objetivo precisamente concienciar sobre la importancia de cumplir estas directrices.