Economía

Abengoa, un gigante con pies de barro dependiente de las ayudas y contratos públicos

La empresa que está a las puertas de protagonizar la mayor quiebra de la historia de España, Abengoa, es un gigante con pies de barro dependiente en gran medida del dinero público. Este le llega en forma de subsidios directos (que suman más de 1.000 millones en cinco años), créditos subvencionados, tarifas al consumidor también subvencionadas y de contratos públicos. Es algo que incluso se puede leer en las memorias anuales del que fuera el buque insignia de los negocios de la familia Benjumea.

En las memorias anuales de Abengoa no se recoge de forma explícita la cantidad de dinero público que se ha utilizado para subvencionar las tarifas de la energía eléctrica que el grupo genera. Sin embargo, sí se especifican al menos dos tipos distintos de subvenciones y los créditos subvencionados. Okdiario ha revisado los datos de entre 2009 y 2014 (la última publicada). Las subvenciones suman 1.048,28 millones de euros, a lo que se suman 55,14 millones de euros en créditos subvencionados.

«Sin estos apoyos sería hoy por hoy inviable cualquier proyecto renovable»

Las memorias anuales de Abengoa recogen por un lado las subvenciones oficiales de capital, que imputan en el pasivo, y por otro subvenciones registradas como “otros ingresos de explotación”. Durante los cinco años analizados, las primeras suman algo más de 830,22 millones de euros. Aquí cuentan tanto las españolas como las de otros países, especialmente Estados Unidos. Eso sí, en ningún caso se desagrega la procedencia nacional concreta de las ayudas.

2013 fue el año en el que Abengoa recibió subvenciones oficiales por una mayor cuantía. En ese ejercicio sumaron 374.34 millones de euros. Al año siguiente el monto descendió a 146.68 millones de euros. Este descenso se debe en buena medida a “la transferencia a pasivos mantenidos para la venta de las subvenciones y otros pasivos de las sociedades pertenecientes al segmento de Abengoa Yield”, según se recoge en la Memoria de 2014.

Felipe Benjumea, ex presidente ejecutivo de Abengoa. (Foto: EFE)

Las subvenciones recogidas como “otros ingresos de explotación” suman durante esos cinco años algo más de 218 millones de euros. La mayor parte de ese total corresponde a los dos últimos años de José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa. En 2010 fueron 90,44 millones de euros y en 2011, 77,87 millones de euros. En 2012, ya con Mariano Rajoy en el Gobierno, descendieron a 15,25 millones de euros.

Un ejemplo de las subvenciones que ha recibido a lo largo de los años es la publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) el 27 de noviembre de 2012. Se trata de un “incentivo directo” por valor de 1,86 millones de euros a Abengoa Hidrógeno” para “el diseño y desarrollo de un sistema de generación de energía eléctrica y térmica (cogeneración) basado en una pila de combustible de carbonatos fundidos”.

El propio BOJA reconoce que el objetivo no es ayudar al desarrollo económico de Andalucía, sino favorecer a la empresa, puesto que se concede la ayuda “con el fin último de que Abengoa Hidrógeno, S.A., se posicione como fabricante y suministrador de esta tecnología en España, Europa e Iberoamérica”.

Reconocimiento explícito de la dependencia de lo público

En la Memoria de 2014 se reconoce en varias ocasiones de forma explícita que Abengoa es una compañía que depende en gran medida del dinero público. Así, en dicho documento se puede leer que se ha producido “una reducción en los ingresos fiscales de los clientes de la compañía que son administraciones públicas” y que “dichas condiciones desfavorables que afectan a los presupuestos gubernamentales amenazan la continuidad de los subsidios gubernamentales de, entre otros, negocios que benefician a la compañía en particular, los relacionados con las energías renovables”.

Planta de bioetanol de Abengoa en Babilafuente, Salamanca (Foto: EFE).

La Memoria también recoge que algunos “regímenes de subsidios para la generación de energía renovable han sido impugnadas en el pasado por razones constitucionales y de otro tipo (incluyendo regímenes que constituyen ayudas estatales de la Unión Europea) en ciertas jurisdicciones”.

El documento avisa que si por ello “todo o parte de los regímenes de subsidios e incentivos para la generación de energía renovable en cualquier jurisdicción en la que operamos resultasen ser ilegales, podemos o bien estar en condiciones de competir eficazmente con las formas renovables no convencionales y de otro tipo de energía o bien ser incapaces de completar ciertos proyectos en curso”.

En otro punto se reconoce que “para que los proyectos de generación renovable sean económicamente viables, los gobiernos han establecido mecanismos de apoyo en forma de tarifas subvencionadas (principalmente en España), complementadas en casos particulares con ayudas directas a la inversión (principalmente en EE.UU.)”. Añade que “el ánimo del regulador está en favorecer el desarrollo” de las distintas energías renovables “otorgando a los promotores un incentivo económico suficiente, en la forma de retorno razonable a su inversión. Sin estos apoyos sería hoy por hoy inviable cualquier proyecto renovable”.

En cuanto a las infraestructuras de agua, la propia compañía reconoce su dependencia de los contratos públicos: “Gran parte de los ingresos que obtiene la división de infraestructuras de agua de la compañía proceden de contratos suscritos con el sector público. Muchas de las entidades gubernamentales con las que Abengoa contrata son municipios con un presupuesto limitado susceptibles de fluctuaciones anuales y dependientes en muchos casos de la recaudación de los impuestos municipales o de aquellos que les cede el gobierno central”.