Todo empezó un 4 de enero de 2016. El Real Madrid comenzaba un nuevo año tocado. Tras ganar la Décima en Lisboa en 2014 el equipo perdió el norte. Ancelotti no fue capaz de mantener el gen ganador de un conjunto que se fue hundiendo poco a poco y que Benítez no supo hacer reaccionar. Tras un año en blanco, las sensaciones eran que se repetiría una segunda campaña sin tocar metal. Entonces, se decidió cesar a Rafa y dar la oportunidad a un inexperto Zinedine, que ni mucho menos había hecho méritos en el Castilla para sentarse en el banquillo del Santiago Bernabéu. Tampoco los necesitaba.
Desde que Zidane fuese presentado en el antepalco de Chamartín junto a Florentino Pérez y toda su familia han transcurrido 1.469 días en los que ha habido por encima de todo gloria. También algún que otro varapalo y un pequeño descanso mucho más corto de lo que todos esperaban. En este tiempo el Madrid ha alzado al cielo 11 títulos, diez de ellos con Zizou como director de una orquesta que en Yeda acaba de vencer otra vez al Atlético de Madrid en una final para ganar la Supercopa de España. Sin Benzema, Bale ni Hazard, pero con el toque de un técnico francés que sólo sabe vivir en la victoria.
La primera vez que Zidane se sintió campeón como entrenador fue el 28 de mayo de 2016 en Milán. Unos meses después de haber cogido las riendas del transatlántico más grande y pesado del fútbol mundial, el francés era capaz de conducirlo a una nueva conquista continental. La Undécima y la tercera que gana él en el club. De hecho, sin Zizou el Madrid lleva dos décadas sin conquistar una Copa de Europa. En la Novena era jugador, en la Décima segundo entrenador y en el resto capitán de la nave. En aquella noche italiana el madridismo y Zinedine sufrieron ante un Atlético que, una vez más, tuvo la eternidad al alcance de la mano, pero Juanfran falló, Cristiano no y el Madrid ganó.
Sin tiempo para regodearse en la victoria llegó la siguiente temporada y el reto de ganar la Supercopa de Europa ante el Sevilla. Asensio, con un gol soberbio, parecía que encarrilaba el triunfo, pero los andaluces dieron la vuelta al marcador. No fue hasta el último minuto del partido cuando Sergio Ramos, siempre Ramos, lograba la igualada con otro cabezazo que recordó a aquel de Lisboa. Después, Carvajal firmó la remontada para que el Madrid ganase su tercer entorchado europeo. Al más puro estilo Real Madrid y al más puro estilo Zidane.
La Champions da mucha gloria y la llave de otros torneos. La Supercopa se ganó en la segunda final que disputó y en el Mundial de Clubes el resultado iba a ser el mismo. Con un sufrimiento extremo ante un Kashima japonés que puso muchas dificultades conquistó el mundo. Otra vez en la prórroga, pero es que las finales de Zidane pueden durar 120 minutos o más y el resultado siempre es el mismo: él es el que termina sonriendo.
2017: su gran año
Tras ganar tres títulos en menos de un año como entrenador, Zidane quería más y para conseguirlo enseñó al mundo del fútbol que se puede ganar con dos equipos. Aquella famosa unidad A y B. Una ganó la Liga un 22 de mayo en La Rosaleda y la otra la Champions un 3 de junio en Cardiff en una final donde el Real Madrid firmó una obra de arte en una segunda mitad en la que arrasó a la Juventus.
En ese verano tuvo que jugar dos nuevas Supercopas que, como no, también ganó. La de Europa al Manchester United de Mourinho en Macedonia y la de España con una exhibición de fútbol que se sobrepuso a todo y todos tanto en el Camp Nou como en el Bernabéu. No llevaba dos años en el banquillo del Santiago Bernabéu y en su palmarés ya había siete títulos. Y antes de final de año llegó el octavo con la consecución de otro Mundial de Clubes.
Con el equipo dando señales de agotamiento se llegó a una nueva final de Champions ante un Liverpool que empezaba a dar muestras del equipo actual. En Kiev también ganó Zidane y aprendió Klopp. Un 3-1 que nos dejó uno de los mejores goles de la historia de la competición gracias a la chilena de Gareth Bale.
Tras esto, Zidane decidió descansar y el Madrid volvió a perder una final internacional. Algo que no sucedía desde el año 2000. Lopetegui no fue capaz de mantener el gen ganador y fue Solari el que conquistó el último título de los blancos hasta la fecha en el Mundial de Clubes 2018. Eso sí, no llegarían más y los malos resultados precipitaron la vuelta de un entrenador galo que en la primera oportunidad que ha tenido ha vuelto a tocar metal. Ya lleva 10 y, visto lo visto, esto no ha terminado aquí. Zidane X, el conquistador.