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TROFEO SANTIAGO BERNABÉU: REAL MADRID 5-3 STADE DE REIMS

De cabeza a la Liga

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Real Madrid se presentaba en el Bernabéu con La Undécima y la Supercopa de Europa bajo el brazo. Zidane, en su último ensayo antes de comenzar la Liga, dosificaba esfuerzos y concedía minutos a los jugadores menos utilizados en la pretemporada. Debutaban Kroos y Bale, los penúltimos en llegar, y jugadores como Danilo, Nacho o James formaban parte de un once titular donde Marco Asensio, presentado por la mañana, hacía su puesta de largo en el Santiago Bernabéu.

Ambiente festivo y veraniego entre un madridismo que se ha pegado dos meses sacando pecho y presumiendo de su Copa de Europa número once, que se dice pronto, y su Supercopa número tres. Sergio Ramos y Marcelo las exhibían orgullosos al Bernabéu. De reestreno también estaba Morata, en busca del gol perdido, que volvía a casa después de que se marchara a la Juve como un chiquillo y le saliera barba y novia en Turín.

Zidane respetaba su 4-3-3 con Asensio haciendo de Cristiano, Morata de Benzema y Bale de Bale. Pero era la noche de Marco. El mallorquín estaba suelto y con ganas de agradar como en una first date. Driblaba, siempre con la cabeza alta, y asistía. El Bernabéu sintió un flechazo. Era amor a primera vista.

También hiperactivo, como los niños de Hermano Mayor, compareció Bale. Arrancaba desde la derecha y conectaba entre líneas. Pero fue el Stade de Reims el que dio primero. Una contra dos contra dos, con medio Real Madrid cortado en campo rival, lo culminó Pablo Chavarría con un disparo raso y cruzado con el exterior del pie que cogió en frío a Kiko Casilla. Tocaba remontar, como en la Copa de Europa del 56.

Poco tardó el Madrid en poner las cosas en su sitio. Fue un tanto de estrategia, como tanto le gusta a Zidane. Kroos lo botó con su taco de billar, Bale arrastró a la zaga francesa al primer palo, y Nacho, libre de marca en el centro del área, conectó un poderoso cabezazo a la red. Los blancos parecían Leo Harlem y el partido, un monólogo.

Asensio ‘on fire’

Veinte minutos tardó Morata en aparecer en el partido. Fue con un pase de Marcelo. Recibió de espaldas, se giró bien, pero su disparo se marchó alto. Demasiado emboscado entre los miles de defensas del Stade de Reims. Asensio, mientras tanto, seguía con su recital de controles, regates y diagonales. Marco estaba on fire.

En el 26, Morata tuvo la segunda –la más clara desde que está en el Madrid– después de una contra en la que Asensio le habilitó para que marcara. El ‘9’ de España se plantó solito delante del portero, pero se le fue largo el control y su regate trompicado se lo adivinó el portero. Álvaro seguía peleado con el gol y el madridismo impaciente por verle marcar el primero al hijo pródigo.

Danilo estaba hiperventilado y aparecía por todas partes como Jorge Javier Vázquez en Telecinco. El brasileño subía, centraba e incluso intentó sin éxito marcar algún gol. Algo más discreto se mostraba (o no se mostraba) James, siempre peligroso cuando la pelota le caía a su zurdita, pero todavía un poco convaleciente de su depresión post-traumática de la pasada temporada.

Hasta el 38 no llegó el segundo del Real Madrid, otra vez de córner. Esta vez fue desde el otro lado. Lo botó Kroos y lo remató –¿adivinan?– Sergio Ramos en el primer palo, como en las grandes noches de Champions. Otra vez Zidane exprimía la estrategia como Rajoy los plazos para la investidura.

A la tercera, Morata

Y a la tercera, esta vez sí, marcó Morata. Aleluya. Fue en un centro de Marcelo, claro, a la salida de un córner que botó en corto James. Álvaro la esperó en el centro del área y cabeceó picado a la red. Morata acababa con su sequía justo antes de que Del Cerro grande señalara el camino de los vestuarios.

Morata y Asensio celebran el 3-1. (EFE)

De salida en la segunda parte Zidane metió a Varane por Ramos, a Tejero por Marcelo, a Isco por Asensio y a Mariano por Morata. El Stade de Reims volvía a marcar nada más empezar la segunda parte después de un error defensivo de Tejero y Nacho. El tanto, feo y atolondrado, lo marcó Oudin a los dos minutos de reaparecer los futbolistas en el campo. El Bernabéu tampoco le dio demasiada importancia. Tonteaba el Madrid y Kiko Casilla tuvo que salvar un mano a mano que bien podría haber sido un inesperado 3-3.

Sorprendía el Stade de Reims por su buen pie para ser un segunda francés y el Real Madrid por su comprensible punto de apatía. Después de medirse al PSG, al Chelsea, al Bayern y ganar la Supercopa de Europa, como que jugar un amistoso contra un equipo tan inferior les ponía poco a los de Zidane, relajados como un veraneante en su tumbona.

Puso una marcha más el Madrid y cayó el cuarto en el 60. Danilo subió por la derecha tras un gran pase filtrado por Isco, vio solo a James que llegaba de segunda línea y asistió al colombiano. James tiró una pared con el portero Mendy, que se la devolvió y a la segunda anotó el colombiano.

Con Casemiro, pocas bromas

Entonces Zidane sacó seis nuevos de golpe: Yáñez, Casemiro, Lucas Vázquez, Carvajal, Kovacic y Enzo Zidane. Sólo Nacho aguantaba desde el principio. Puede que ustedes no me crean, pero con Casemiro en el campo el Real Madrid es otro. Se acabaron las bromas y llegó el equilibrio. El brasileño echó al equipo adelante, se adueñó del centro del campo y borró al Stade de Reims del mapa. Sin duda alguna es el único jugador del Madrid que no tiene clon en la plantilla.

Pero los franceses no habían dicho la última palabra y Kyei anotó el tercero del Stade de Reims tras un cabezazo en el que se adelantó a Nacho. El resultado estaba más apretado de lo que demostraba el partido, pero el resultado siempre tiene razón, aunque los gurús digan lo contrario. Calcaba el Trofeo Bernabéu el mismo marcador de la primera Copa de Europa del Real Madrid: 4-3 para los blancos.

Del Cerro anuló el quinto a Mariano, un chico al que se le caen los goles, después de una maniobra de Enzo en la frontal en la que recordó a su padre. Giró sobre sí mismo y metió un pase imposible al dominicano, que definió a la perfección. No valía. Pero Mariano iba a tomarse la revancha, porque es un depredador del área. Aprovechó un buen pase de Kovacic, controló, dribló al portero con un autopase y marcó. El equipo de Primera que se lo lleve, tendrá un tesoro.

Al final, el Trofeo Bernabéu se acabó. Se lo llevó el Real Madrid con eficacia y sin mucho brillo. Ahora, espera el domingo la Real Sociedad en Anoeta. Pero eso, queridos amigos, ya será otra historia.