Pitos para Piqué cada vez que tocó el balón y sólo una ovación

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Piqué disputa un balón con Insigne. (AFP)
Iván Martín

El Bernabéu le estaba esperando y Piqué recibió una pitada mayoritaria en cada balón que tocó. Eso sí, tras los primeros pitos fue ovacionado una vez por el público que coreó durante unos segundos su nombre: «¡Piqué!¡Piqué!». Luego volvieron los pitos.

En cada control, en cada pase, en cada acción en la que Piqué era protagonista el Bernabéu soplaba música de viento. No eran tres, ni cuatro, ni siquiera 5.000. Eran muchos, eran mayoría los que silbaban, aunque algunos estaban dispuestos a responder a los pitos con tímidos aplausos.

Nada nuevo para Piqué, al que la afición española ya ha pitado en todos los estadios por los que ha ido jugando la selección. Con el paso de los minutos el público se fue metiendo en el partido y, a la vez, olvidándose de Piqué. Menguaron –que no cesaron– los pitos y la afición española empezó a disfrutar del fútbol.

Quizá Piqué se lo merecía.

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