Piqué ya no tiene quien lo sostenga en el Barça

Gerard Piqué fue el gran señalado del nuevo batacazo del Barça en la Champion League con un error tan grosero como imperdonable

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Gerard Piqué
Gerard Piqué

El Barça se pegó un clamoroso tiro en el pie ante el Inter de Milán en su objetivo de pasar de ronda en la fase de grupos de la Champions League. En un día para el olvido, Gerard Piqué y su papel en la zaga de Xavi Hernández quedaron retratados. Una nefasta acción del central catalán permitió a los italianos meterse en el partido con el gol del empate de Barella y el resultado final ya es conocido (3-3) y las opciones de clasificar de los culés son mínimas.

Los minutos que tanto anhelaba Piqué para convencer a Xavi de que podía tener un papel importante en este equipo se han acabado volviendo en su contra. Las lesiones de Araujo, Koundé y Christensen abrieron la posibilidad en el once al capitán en uno de los partidos más importantes de la temporada. Tras la derrota en Italia, el Barça estaba obligado a ganar si quería depender de sí mismo. Pero los errores propios de los culés fueron los que acabaron dinamitando las posibilidades de los blaugrana, en concreto las de Piqué.

Lo cierto es que la primera mitad, de notable control del Barça, se había consumido sin problemas para el catalán. Fue en el arranque del segundo tiempo cuando la concentración de Piqué se desvaneció. Un balón lejano desde el costado izquierdo de Bastoni a la espalda de la zaga era conectado por Barella para poner el 1-1 en el marcador. El capitán miraba como llegaba la pelota mientras alzaba la mano pidiendo el fuera de juego, lo que no sabía Piqué es que estaba a un mundo de sus compañeros –futbolísticamente hablando– y que él era el que rompía esa posibilidad. Tampoco su reacción ante el error fue patente, sino que se relajó y no actuó…

El resto ya es historia. Más errores groseros de otro veterano como Sergio Busquets, la inacción de Eric García, los despistes, la desconcentración, la actitud de algunos futbolistas, los fallos… todo se aunó en una noche aciaga en el Camp Nou donde más de 92.000 espectadores presenciaron otro descalabro más del Barcelona en la Champions League, donde el equipo adolece de la competitividad que tuvo antaño pese a la revolución de este verano y la millonada invertida a base de palancas.

Pero entre toda esa acumulación de errores, el papel de Gerard Piqué sobresalió por encima de todos. Era su oportunidad, la oportunidad de redimirse de todo lo sucedido. Del paso a un lado que se le pidió desde el club y que él rechazó convencido de que podía seguir siendo útil esta temporada. Pero no fue así, a las primeras de cambio, cuando su figura era necesaria e imprescindible ante la falta de centrales, su papel fue nefasto, suspenso, y condenó las posibilidades del equipo para avanzar en Champions.

La caída en picado de Piqué es notoria. Desde la pasada temporada, cuando las dudas deportivas ya emergieron, todo ha ido mal. Primero fue su conversación con Xavi, en la que le dijo que dejaba de ser importante en sus planes y éste rechazó salir, convencido de que podía hacer cambiar de idea al entrenador –así, es difícil–. Luego llegó su divorcio, noticia internacional y foco mediático sobre nuevos noviazgos. Nueva temporada y relegado al banquillo, de donde sale ante la necesidad para ahora volver a caer. Piqué ya no tiene quien lo sostenga en el Barça… y ahora llega el Clásico ante el Real Madrid.

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