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COPA AMÉRICA: COLOMBIA VS PERÚ

Ospina mete a Colombia en semifinales y desata las lágrimas de su cuñado James

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

!!!Cuñaaaaaaaao!!! Ese podría haber sido el grito de James Rodríguez si hubiera conocido a aquellos míticos personajes que salían con Jesús Quintero. Pero no. A James le bastaron las lágrimas para enseñar al mundo el amor por Colombia.

Porque Colombia está de regreso. Le ha costado lo suyo, no ha sido una vuelta rápida, pero 12 años después los cafeteros se meten en las semifinales de la Copa América tras un partido feo, duro, bronco y sin fútbol ante Perú que acabó en la tanda de penaltis. Allí emergió la figura de Daniel Ospina, portero y cuñado de James Rodríguez, para meter a Colombia en las semifniales.

No fue un duelo brillante el que se jugó en Nueva Jersey. Los cafeteros salieron cortados y mostraron un fútbol descafeinado. Pero las manos de Ospina desnivelaron el partido. El meta del Arsenal se vistió de héroe y emocionó a su cuñado James Rodríguez. La lágrimas del capitán de Colombia eran el reflejo de la tensión de haberse quitado de encima el peso de un piano de cola. Atrás quedaba más de una década de llantos por perder. Esta vez las lágrimas eran de triunfo.

El partido fue una barra libre de faltas (30) y una ley seca de ocasiones, en un bosque de piernas que impidió al equipo de Pékerman hacer su fútbol de toque y al conjunto de Gareca tener espacios para sus contrar.

Ospina siempre estuvo ahí para salvar a Colombia. Sacó un cabezazo de Ramos en el descuento con un vuelo sin motor y se agigantó en la tanda de penaltis. Con su pierna derecha, salida de la nada, rechazó el tiro de Trauco. Cueva mandó al limbo el penalti definitivo. James le abrazó mientras atendía a los medios y lloraba. El capitán, el cuñado y toda Colombia metidas en las manos de su portero. James lloraba. Todo quedaba en casa. El sueño sigue en pie.