Lewis Hamilton, el niño que quería emular a Senna… y lo logró

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Lewis Hamilton celebra en Estados Unidos su tercer título de campeón de Fórmula 1

Puede que en España caiga todavía mal por ser rival de Alonso en aquel convulso año 2007 dentro del equipo McLaren. Puede que su lujoso estilo de vida levante ampollas entre sus detractores. Puede que su imagen personal, con medio cuerpo tatuado y su forma de vestir, sea la antítesis de lo que hoy en día debe ser un piloto de Fórmula 1. Pero lo que no admite discusión es que Lewis Hamilton es a día de hoy uno de los pilotos más grandes de la historia. Y eso se lo ha ganado por méritos propios al volante, que al fin y al cabo es lo que cuenta. El resto son cosas sin importancia.

Cuando debutó en 2007, Hamilton ya apuntaba maneras de superclase. De hecho, pocos son los debutantes que logran pelear por el título mundial, por mucho que tuviese uno de los coches punteros. Sin embargo, la falta de autocontrol le llevó a perder. Casi hace lo mismo en 2008, aunque en aquella ocasión sumó el primero de sus Mundiales. No obstante, una cosa quedaba clara. Si un diamante aún por pulir ya estaba al nivel de los mejores, ¿de qué sería capaz cuando madurase? Lo hemos visto durante la presente temporada y la anterior, donde con ayuda de un Mercedes dominante ha masacrado al resto de sus compañeros de parrilla, Rosberg incluido.

A un estilo agresivo en todos los sentidos y una velocidad endiablada ha sumado una experiencia en carrera que le convierte en uno de los tres mejores pilotos de la parrilla de salida actual. Alonso y Vettel son los otros. Que cada uno los coloque en el orden que quiera, porque sin el mismo coche es imposible hacer una clasificación real. Suerte tenemos de disfrutar a la vez de todos ellos. Sin embargo, a día de hoy Hamilton tiene algo que los otros no, el impulso y la confianza que solamente las victorias pueden dar.

Hamilton siempre dijo que quería emular a Ayrton Senna, su ídolo. Ya lo ha hecho. Puede retirarse tranquilo. Su tercer mundial ha caído en 2015 después de una de las temporadas más dominantes que se recuerdan. A la altura de las de Schumacher y Ferrari o Vettel y Red Bull. Habrá quien diga que gana por el coche, pero no recordamos ningún campeón que hay ganado con un coche malo. Y no nos cabe duda de que la marca del brasileño se quedará pequeña si Mercedes sigue siendo la fuerza dominante de la Fórmula 1.

Nos queda solamente dar nuestra enhorabuena más sincera al nuevo campeón del mundo de Fórmula 1. Lewis, sigue así. Tanto en la pista como fuera de ella. Eres diferente, y en la diferencia está lo interesante. Ojalá te quedes muchos años más. Lo deseamos todos los aficionados, tanto como que en temporadas venideras puedas medirte en condiciones similares con los otros dos gigantes de la parrilla -y los que puedan venir-. Así tus victorias, o las de ellos, tendrán mucho más valor. Hasta entonces, felicidades y disfruta. Te lo has ganado.

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