Los jugadores de Gales enloquecieron tras su hazaña de pasar a semifinales
Gales sigue haciendo historia. El equipo dirigido por Chris Coleman derrotó a Bélgica, uno de los grandes cocos que quedan vivos en la Eurocopa, para firmar su pase a semifinales de la competición. Tras el pitido final, jugadores y cuerpo técnico celebraron por todo lo alto el triunfo de todo un país.
El equipo al completo enloqueció tras el pitido final del árbitro del encuentro, Damir Skomina, que confirmaba a Gales como una de las cuatro mejores selecciones de Europa. Algunos jugadores, como el capitán y goleador Ashley Williams, lloraban de felicidad sobre el mismo terreno de juego.
Los jugadores, tras fundirse en una preciosa piña que incluía a todos los miembros de la selección, quisieron celebrar la victoria más importante de su historia con una afición que se ha dejado la garganta confiando en ellos en todo momento. Unidos de la mano, se tiraron en plancha en la zona más cercana a sus seguidores como si de un título se tratara, para más tarde mostrar su agradecimiento con un sentido aplauso que los miles de aficionados devolvieron con cánticos de apoyo.
Cabe recordar que es la primera participación de la selección de Gales en una Eurocopa, por lo que, añadido a su vitola de modesto, hace de esta una de las grandes gestas del año, liderada por un hombre que hoy no marcó, pero fue partícipe de la elaboración del juego y por ende de la merecida victoria de su equipo, Gareth Bale.
Durante el transcurso del encuentro se pudo ver la efusividad de los galeses celebrando los goles. El tanto de Williams, que igualaba el inicial de Nainggolan, fue una muestra de la rabia que caracteriza a este equipo, que se fundió en un abrazo colectivo en torno al capitán, mostrando que el sueño que seguía vivo.
Robson-Kanu, que adelantó a Gales en el marcador con una maniobra magnífica dentro del área, festejó el tanto con una gran carrera hacia su banquillo, donde volvían a esperar sus compañeros, que hicieron de aficionados durante los noventa minutos de juego. Con el 3-1 de Vokes, con el que se confirmaba la goleada, los jugadores mostraron una mezcla de euforia e incredulidad, conscientes de haber escrito una de las páginas más bonitas de la historia del fútbol en los últimos tiempos.