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La inversión millonaria que se necesita para ser Fernando Alonso

Llegar a la Fórmula 1 y emular a Fernando Alonso no es una aventura precisamente barata. Por el contrario, se necesita una inversión ingente, concretamente unos 5,6 millones de euros según los cálculos de presidente de Nacho Aviñó, presidente de la comisión de karting de la Real Federación Española de Automovilismo (RFEDA) y responsable del Campeonato de España (CEK).

Las cifras son las siguientes: 900.000 euros por siete años en el karting a nivel nacional e internacional, 500.000 por una temporada de Fórmula 4, un millón de euros para subir a la Fórmula 3 y tres millones más para competir en un equipo puntero de Fórmula 2, la antesala a la Fórmula 1. «El automovilismo no es barato», reconoce Aviñó.

Fernando Alonso salió del CEK, como Carlos Sainz o Álex Palou, y su nombre aparece en equipos de cantera como lo hacen el de Lando Norris, Charles Leclerc o Daniel Ricciardo. El camino es duro y costoso incluso en un ascenso ideal a la cima. «También los primeros que lo encarecen son los padres, que se pasan en los circuitos todos los fines de semana haciendo test; eso cuesta más que las cuatro carreras del CEK», Aviñó en declaraciones a EFE.

Además, reconoce que contar con el sustento económico o no, ya sea familiar, por patrocinadores o por estar dentro de una estructura potente, puede marcar el futuro de los chicos y chicas del CEK. «El primer filtro que nos encontramos es el económico. El automovilismo tiene una herramienta, el kart, que no es barata, que se desgasta… Eso sí, hay otros deportes que tienen otro tipo de gastos; cuanto te metes en competición deja de ser barato», señala.

Y cuando los pilotos dejan el karting y optan por los monoplazas con el sueño de llegar a la F1, los gastos aumentan y acaban siendo millonario solo por participar, y a eso se añaden viajes, entrenamientos… Un camino hasta la élite que ha de unirse con un rendimiento deportivo muy por encima de la media, unido a patrocinadores o apoyos económicos importantes, pero que empieza en un karting al que, más tarde, los pilotos siempre vuelven. «Lo más parecido a un F1, de cuatro ruedas, es el kart de marchas; el que todos suelen utilizar. A nivel de exigencia física, es lo mejor que hay y a nivel concentración les completa», asegura Aviñó.