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A 14 del Liverpool con un partido más

Guardiola está tocado: los motivos de una crisis de 1.000 millones

Son varios los motivos que están llevando al Manchester City a firmar una de las peores temporada de Pep Guardiola en el banquillo del Etihad, en su cuarto curso allí.

Pep Guardiola decía hace unos días que su deseo era el de continuar entrenando al Manchester City echando a un lado los rumores que le ponían lejos de la Premier League tras esta temporada. La pregunta es: ¿Los citizens quieren lo mismo? La última derrota del equipo a manos del Wolverhampton tras ir ganando 0-2, con un jugador menos tras la expulsión de Ederson, dejó una vez más señalado al técnico catalán, dejándoles noqueados en el Boxing Day, a 14 puntos del Liverpool… ¡y con un partido menos!

El Manchester City es el primer equipo en gastar más de 1.000 millones de euros para formar su plantilla. ¿Pero qué le está pasando al ganador de las dos últimas Premier League? Son varios los motivos que pueden estar llevando a este bache de resultados y juego de los citizens. El primer de ellos y más notable: el desgaste. Pep Guardiola afronta su cuarta temporada en el Etihad Stadium, algo que solo probó en su casa, en el Camp Nou. En Múnich, el de Santpedor dejó el Bayern tras la consecución de su tercera Bundesliga, señalando estos motivos, el desgaste.

Cuatro años consecutivos con el mismo entrenador en un club son difíciles de gestionar. En pocos lugares funciona este método tan reiterativo en el que el técnico debe estimular constantemente al grupo, más aún cuando se trato de una plantilla de primerísimo nivel como la del City. «Puede que no estemos para competir contra los mejores», reconocía a principios de este mes. Resignación.

El mensaje comienza a ser repetitivo, quedarse parco en objetivos, en incentivos. La plantilla acaba desgastándose y los focos de motivación se van reduciendo hasta el punto el que se deja de creer. Son situaciones que han pasado tanto en Barcelona como en Múnich, y Manchester no iba a ser diferente.

Los números

Pese a que se es tercero, a ocho puntos del quinto que deja fuera de la próxima Champions League, el equipo se encuentra a 14 del liderato y del tercer trofeo nacional consecutivo. El premio a la regularidad, esa que ha perdido el equipo. El Manchester City se ha dejado puntos en el campo del Norwich (3-2), en Anfield ante el Liverpool (3-1), del Newcastle (2-2) y este último ante el Wolverhampton (3-2).

Pero es que en el Etihad también han caído. El Tottenham dio el primer traspié en casa allá por agosto (2-2), perdió también ante el Wolverhampton (0-2) y ante el eterno rival, uno de los peores United de la historia (1-2). El muro que era el Etihad el año pasado, donde solo cedió tres puntos (derrota ante el Crystal Palace), este año se ha desmoronado: ha perdido ocho en la mitad de partidos.

Su paciencia

Esta temporada, además de decaer en resultados, se ha visto otra cara de Pep Guardiola, antes poco habitual. El catalán ha perdido los estribos en varias ocasiones. Si se le recuerda como un tipo con filo y muy locuaz durante su enfrentamiento en España con José Mourinho, quizá cuándo más se le exigió, este año en Manchester se le ha visto descontrolado, temperamental y susceptible.

Su papel en la derrota en Anfield ante el Liverpool, donde realizó numerosos aspavientes con las decisiones que tomó el VAR, acabaron con el catalán estrechando la mano y lanzando varios irónicos «muchas gracias» al trío arbitral. Su cara B.

El estilo

El estilo de Pep Guardiola es por todos conocido. Pese a que el catalán suele reinventarse cada temporada, mejorando y añadiendo detalles a sus esquemas, su fórmula es palpable, reconocible. Al City le han tomado ya la medida en la Premier League. Existe ya el antídoto para el veneno que son capaces de dejar en el área rival en cada partido, así como visibles son las ranuras para contragolpearles.